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Imprescindible dialogar en la tormenta

Mirra Banchón8 de febrero de 2006

Pese a disculpas y exhortaciones a la calma, la polémica por las caricaturas amenaza con convertirse en crisis internacional. Darle formas concretas al "diálogo entre las culturas" se hace imprescindible.

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Manifestación en KabulImagen: AP

En un comunicado conjunto suscrito por Kofi Annan, secretario general de Naciones Unidas, Ekmeleddin Ihasanoglu. Secretario general de la Conferencia Islámica, y Javier Solana, Alto Representante de la Política Exterior de la Unión Europea, se exhorta al diálogo entre las comunidades de diferentes creencias y el respeto mutuo para poner fin a los actos de violencia suscitados por las caricaturas del profeta Mahoma. Ihasonoglu, Annan y Solana reconocen lo insultante de las infaustas caricaturas y abogan por una prensa en libertad, y en responsabilidad y respeto. Deploraron, sin embargo, "los actos de violencia han sobrepasado los límites de la protesta pacífica" y expresaron su rotunda condena a los ataques contra las misiones diplomáticas en Beirut, Damasco y otras ciudades. "La agresión contra la vida y la propiedad sólo perjudica la imagen de un Islam pacífico", señalaron.

Acontecimientos infaustos

Ataques a observadores internacionales en Hebrón es el último triste suceso de la creciente polémica y violencia originada en la publicación en Dinamarca de unas viñetas representando a Mahoma. Los diez muertos en Afganistán, varias embajadas europeas incendiadas y las múltiples manifestaciones en varios países islámicos dejan más que claro que el asunto rebasó hace rato los márgenes de una polémica y una protesta internacional por la ofensa al mundo musulmán. Las virulentas reacciones de los líderes iraníes que han roto relaciones comerciales con Dinamarca y la convocatoria a un concurso de caricaturas sobre el Holocausto hacen que la tensión crezca.

Por su parte, el primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen, volvió a dirigirse al mundo islámico en un mensaje televisado aseverando solemnemente que Dinamarca no es enemiga del Islam, que respeta todas las religiones, y que si bien no le compete dar indicaciones a la prensa, le agrada que el Jyllands Posten se haya disculpado por haber herido los sentimientos religiosos musulmanes. Declaró también que el presidente norteamericano, George W. Bush, le ha asegurado su apoyo.

La ofensa viene de lejos

Mientras los líderes de las grandes organizaciones internacionales exhortan a las autoridades "a que hagan un llamamiento a la moderación y la calma, en un espíritu de amistad y de respeto mutuo", en Alemania, la Unión de Asociaciones Islámicas -que reúne a 16 organizaciones musulmanas del país- ha emitido un comunicado condenando tanto los actos violentos de los musulmanes radicales como la consciente violación de la sensibilidad religiosa de los musulmanes.

Si bien no pasa a segundo plano el debate acerca del respeto a los credos y a la libertad de prensa, la ofensa al mundo musulmán va entendiéndose cada vez como una ofensa que ha venido fraguándose al interior de las naciones, en este caso europeas. Cada vez son más las voces que reconocen en la furia desatada en los países musulmanes -manipulada, instrumentalizada y/o genuina-, las huellas de una política internacional de doble rasero y carente de disposición al diálogo. La anunciada visita de Javier Solana a Arabia Saudita, para conversar con los dirigentes de la Conferencia Islámica que aglutina a 56 países musulmanes, podría verse como un primer paso concreto.