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Hans Küng: los errores de Occidente

Steffen Leidel7 de febrero de 2006

El teólogo católico Hans Küng, que entró en conflicto con el Vaticano por cuestionar la infalibilidad del Papa, conversó con DW-WORLD sobre la crisis desatada por la publicación de caricaturas de Mahoma en Europa.

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Hans Küng insta a acabar con el doble estándar político occidental.Imagen: picture-alliance/ dpa/dpaweb

DW-WORLD: En muchos países árabes continúan las protestas violentas contra las caricaturas de Mahoma. En este contexto vuelve al primer plano el concepto del "choque de las civilizaciones", acuñado por Samuel Huntington. ¿Se confirman ahora sus tesis?

Hans Küng: No, esa tesis es errónea. Las culturas no libran guerras. Pero una política equivocada puede hacer que dicha tesis se convierta en realidad, en una profecía autocumplida. Si Occidente sigue aplicando una política que fomenta los resentimientos musulmanes puede producirse una peligrosa escalada.

¿Quiere dar a entender con ello que Occidente es corresponsable de la escalada de violencia?

Quiero decir, en primer término, que condeno estos brotes de violencia y que considero totalmente inaceptables las injuriosas expresiones del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad. Pero ahora sería urgentemente necesario que en Occidente se llevara a cabo una autoreflexión y se aceptara que se han cometido muchos errores.

¿Cuáles son esos errores?

En lugar de optar por acciones policiales, en Afganistán se libra una guerra evitable. En Irak tenemos una guerra que contraviene el derecho internacional y es moralmente insostenible, en Chechenia se sigue apostando por un régimen opresor y desde hace décadas se posterga la instauración de un Estado palestino capaz de subsistir. Viendo todo eso, no debe sorprender que en el mundo árabe se haya acumulado una infinita frustración, ira y rabia. Y todo esto puede explotar en cualquier momento.

El detonador de los actuales estallidos de violencia fueron diversas caricaturas del profeta Mahoma. ¿Se propasaron los dibujantes?

No quiero formular una crítica general contra los medios de comunicación. Hay muy buenos comentarios sobre el tema, muchos son a menudo autocríticos. Pero debo hacer notar que la libertad de prensa también implica responsabilidad periodística. Yo elaboré para el InterAction Council de ex jefes de estado y de gobierno, presidido por el ex canciller alemán Helmut Schmidt, una declaración sobre las obligaciones de la prensa. El párrafo 14 señala: "la libertad de los medios conlleva una responsabilidad especial en cuanto a informar con precisión y veracidad. Se debe evitar siempre notas sensacionalistas que ofendan a la persona humana o su dignidad". En ese entonces, diversas agrupaciones de prensa protestaron contra esa declaración. Hoy en día queda en evidencia que es urgentemente necesario subrayar, junto a la libertad de prensa, también su responsabilidad".

¿Es decir que los caricaturistas no asumieron su responsabilidad periodística?

Ellos rompieron varios tabúes simultáneamente. El Islam está en contra de la representación religiosa en formas humanas y no admite imágenes del profeta, también para evitar toda forma de idolatría. Si se asocia a este profeta, en forma de caricaturas, con símbolos terroristas y armas modernas, se ha ido demasiado lejos. Si es posible recurrir a medios judiciales para hacer frente a la difamación de personas individuales u organizaciones, por ejemplo contra quienes nieguen el Holocausto, no es aceptable que se pueda abusar de símbolos religiosos de cualquier manera. Eso no sólo es aplicable al profeta Mahoma, sino también a Jesucristo. Con frecuencia me ha molestado ver con cuánta ligereza y desvergüenza se alude a Jesús de Nazaret. Lisa y llanamente es demasiado y resultaría urgente reflexionar.

¿En este contexto, en qué medida sería necesaria también una reflexión en el mundo árabe? ¿Hay suficiente disposición al diálogo?

Se requiere con urgencia una reflexión en el mundo árabe. En el fondo ya está en marcha. Piense en el proceso que ha experimentado Turquía. Muchas cosas han evolucionado allí positivamente en los últimos años. No obstante, el problema de la violencia -y también de cómo se la entiende en el Corán- debe ser discutido evidentemente en el mundo musulmán. He dedicado al tema muchas páginas en mi libro sobre el Islam. Pero eso sólo tendrá efecto si termina el doble estándar en la política occidental. No se puede dar a los grupos radicales un pretexto para decir: "Ustedes quieren darnos lecciones contra la violencia y libran guerras en Afganistán, en Irak, en Chechenia, en Palestina."

¿Qué actitud debería adoptar Occidente ante grupos radicales islámicos como Hamás? Pese a su triunfo electoral, ni Estados Unidos ni Israel quieren dialogar con Hamás.

No se puede demandar elecciones democráticas y luego lamentarse de que la mayoría la hayan obtenido aquellos que uno no deseaba. Eso también vale para Irak. Por lo menos hay que tenerlo en cuenta y no decir a priori: "con esos no hablamos".

¿Vale decir que se debería negociar con Hamás?

Con Hamás se podrá negociar, al igual que a fin de cuentas se pudo negociar con Arafat. Habría que ser cauteloso con declaraciones negativas y esperar un tanto. Por lo pronto, habría que establecer quién es y qué objetivos persigue este grupo. Si se descartan negociaciones a priori, se tendrá un mal punto de partida, porque tarde o temprano habrá que hablar con ellos.

El portavoz del Ministerio alemán de Relaciones Exteriores, Martin Jäger, dijo que Occidente es testigo de un "difícil proceso de búsqueda de sí mismo en el mundo islámico". ¿Coincide con esa apreciación?

Él tiene razón. El Islam se encuentra sumido en un intenso proceso. En muchos aspectos el Islam se quedó en el paradigma medieval y ahora debe enfrentarse, simultáneamente, al equivalente a la Reforma y la Ilustración. Occidente comete un error si pretende dar lecciones e imponer condiciones al mundo islámico y le enrostra que debe entrar por fin al siglo XXI. Eso no es útil para los musulmanes. Lo que se necesita es cooperación. La política alemana ha hecho su tanto para llevar adelante el diálogo. Pero, al mismo tiempo, la administración Bush ha dejado librado a su suerte al Islam moderado. Por ejemplo, incluyó al ex presidente iraní Jatamí en el eje del mal y declaró que él tampoco era mejor que los otros. Y ahora se sorprenden de que un fanático como Ahmadineyad haya llegado al poder en Irán.

¿Qué es lo que se requeriría ahora, en vista de la candente situación en el mundo árabe?

Sobre todo calma y reflexión. Hay que preguntarse por las raíces de estos brotes de violencia. Pero lo más urgente es resolver el problema palestino.