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Francia debate proyecto de ley sobre trabajo sexual

29 de noviembre de 2013

Este viernes (29.11.2013), los legisladores franceses comenzaron a debatir sobre un proyecto de ley que despenaliza el trabajo sexual practicado por hombres y mujeres, pero criminaliza a sus clientes.

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Imagen: picture-alliance/rolf kremming

En París, manifestantes a favor y en contra de un proyecto de ley que despenaliza el trabajo sexual practicado por hombres y mujeres, pero criminaliza a sus clientes se reunieron en las inmediaciones de la Asamblea Nacional mientras los legisladores franceses comenzaban a debatir sobre la materia. De entre los cientocincuenta adversarios de la moción sobresalían pancartas que buscaban llamar la atención de la prensa internacional con mensajes escritos en inglés, como “Sex work is work” (“El trabajo sexual es trabajo”).

“Nuestros cuerpos no son una mercancía” parecían responder las pancartas anaranjadas de quienes apoyan la idea de poner coto al proxenetismo, al tráfico de personas y a la esclavitud sexual poniendo fin a la demanda. Si la ley en cuestión es aprobada, quienes soliciten servicios sexuales pueden terminar recibiendo multas de 1.500 euros (alrededor de 2.000 dólares). El presidente francés, Francois Hollande, apoya el proyecto de ley que será sometido a voto en la Asamblea Nacional el 4 de diciembre.

Después le tocaría al Senado decidir sobre este asunto, que, de sencillo, no tiene nada. Aunque la prostitución es legal en Francia en este momento, el hecho de que un hombre o una mujer ofrezca servicios sexuales a un potencial cliente constituye un acto punible con hasta dos meses de prisión y 3.750 euros (unos 5.100 dólares) de multa. Independientemente de su género, los trabajadores sexuales se mueven a diario en la delgada línea entre lo legal y lo ilegal. Pero esta situación podría tener los días contados.

En esta pancarta se lee "El trabajo sexual es trabajo".
En esta pancarta se lee "El trabajo sexual es trabajo".Imagen: Reuters

Las mujeres, las principales víctimas

Con el apoyo de la ministra para los Derechos de la Mujer, Najat Vallaud-Belkacem, los diputados socialistas han propuesto una ley –que comenzó a debatirse este viernes (29.11.2013– para penalizar a los clientes de los trabajadores sexuales. Quienes soliciten servicios sexuales se enfrentan a multas de 1.500 euros, y en caso de repetir, de hasta 3.000 euros. Este cambio de paradigma supone un cambio radical para la sociedad francesa y busca mejorar sustancialmente la situación de la mujer en Francia.

Y es que, para el diputado Maud Olivier y muchos de los que respaldan este proyecto de ley, las mujeres son las principales víctimas de las redes de prostitución, el tráfico de personas y la esclavitud sexual. "Queremos acabar con la prostitución a largo plazo", señaló Olivier. Para lograr este objetivo, el proyecto de ley prevé medidas como la de obligar a los clientes a contribuir con tareas sociales en organizaciones de ayuda para trabajadoras sexuales.

Además, se prevé también ayuda activa para las mujeres que quieran dejar el trabajo sexual mediante planes de formación continua para respaldarlas en la adquisición de destrezas que les permitan insertarse en otras ramas del mercado laboral. No obstante, de los planes al consenso social de cara a este tema hay un largo camino por recorrer. La famosa actriz Catherine Deneuve y el "chansonnier" Charles Aznavour, íconos de la cultura francesa, figuran entre los opositores de la ley.

“Esta ley es hipócrita”

Francois Hollande, presidente de Francia.
Francois Hollande, presidente de Francia.Imagen: REUTERS

La revista Causeur publicó en su número de noviembre el manifiesto ¡No toquen a mi puta!, en el que 343 autodenominados "cabrones" critican el proyecto de ley y defienden la libre satisfacción de "sus deseos y placeres". Entre ellos está el escritor Frédéric Beigbeder. En la otra acera, organizaciones feministas llevan semanas en campaña para defender la aprobación de la norma. En su Llamamiento de las mil, estas organizaciones exigen un castigo más duro para los “rufianes”.

La postura exhibida en el Llamamiento de las mil tiene larga tradición en Francia, donde los burdeles y el tráfico de mujeres están prohibidos desde 1946. Sin embargo, el sindicato de trabajadoras sexuales, Strass, y varias organizaciones humanitarias critican el proyecto de ley. "Mientras más se ilegalice la prostitución, más clandestinamente se practicará. Y eso derivará en más peligros para el trabajo de las mujeres", sostiene la trabajadora social Laure Courret. Los expertos en prevención de infecciones de transmisión sexual la secundan.

Ya existen redes de proxenetas que ofrecen a las trabajadoras sexuales chinas encuentros con sus clientes en lugares escondidos. "Allí no pueden pedir ayuda a nadie en caso de que haya problemas con el cliente", explica la trabajadora social. "Esta ley es hipócrita", agrega airada. Otro argumento de los adversarios del proyecto de ley es que no está claro hasta qué punto las multas a los clientes han contribuido realmente a reducir el proxenetismo, el tráfico de personas y la esclavitud sexual en otros países europeos, como por ejemplo Suecia.

ERC ( dpa / AP )