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Espíritu civilista en universidades militares alemanas

8 de abril de 2009

La “Helmut Schmidt” es una de las universidades militares existentes en Alemania en las que la formación de los oficiales el aire marcial le ha dado paso a un dominante espíritu civilista.

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El ex canciller alemán, Helmut Schmidt (derecha) en la inauguración de la universidad militar que lleva su nombre, el 16 de dic. de 2003, en Hamburgo.Imagen: picture-alliance / dpa

En 1970 Helmut Schmidt, entonces ministro alemán de Defensa, decidió reformar la educación de las Fuerzas Armadas para ofrecerles a los futuros líderes militares una formación mucho más completa y variada; tres años después abrirían sus puertas las universidades de Múnich y Hamburgo, que hoy lleva su nombre.

Militares sin uniforme

El visitante que espere encontrar una universidad militar llena de jóvenes vistiendo uniforme se va a llevar una sorpresa, pues no los va a encontrar por ningún lado. Tampoco se escucha un tono marcial cuando los profesores se dirigen a sus estudiantes, ni se ve a nadie caminando a paso de marcha.

Muy por el contrario, el campus universitario está dominado por un espíritu civilista relajado y despreocupado, en el que sólo el estricto orden que se mantiene en las filas del restaurante –sin empujones o infiltrados- recuerda que quienes allí están no son estudiantes normales sino soldados formados bajo una férrea disciplina.

“Cuando venimos a la universidad aún no sabemos si nos convertiremos en soldados profesionales o en oficiales, la carrera dura de 13 a 15 años, y por eso es bueno poder estudiar paralelamente y tener una perspectiva en caso de que se abandone tempranamente a las Fuerzas Armadas” explica Mario Müller, matriculado en la facultad de Ciencias Políticas, las ventajas de visitar este centro educativo.

Cuarteles y apartamentos

La Universidad Militar Helmut Schmidt en Hamburgo es visitada por aproximadamente 3.000 estudiantes –hombres y mujeres, que fueron admitidos por primera vez en el 2001- y que habitan las residencias estudiantiles o los cuarteles ubicados en el campus, o sus propios apartamentos en la ciudad.

“Yo tengo un hobby que requiere bastante espacio: la música. Intente instalar un piano en uno de los cuartos de las residencias estudiantiles y tendrá un problema” dice Christian Mattern, justificando su decisión de vivir en un apartamento propio fuera de la universidad.

Su compañero Mario Müller prefiere en cambio habitar en el campus: “la vida aquí es bastante agradable, se disfruta de una gran libertad, no hay que llevar uniforme y cada piso puede desarrollar su propia individualidad y organizarse a sí mismo”.

Apoyo estatal

Además, sus gastos de vivienda son asumidos parcial o totalmente por su empleador, el Estado alemán, que también les paga a los estudiantes un salario, lo cual les permite poder sobrellevar sus costos sin tener que trabajar y asistir a clase al mismo tiempo.

La única exigencia es que los estudiantes, que dividen el plan académico en trimestres y no en semestres, deben presentar sus pruebas de graduación al término de 4 años, pues de no lograrlo (lo cual ocurre con poca frecuencia) serán separados de las Fuerzas Armadas.

Las universidades militares en Alemania ofrecen carreras en diferentes campos, desde las ciencias sociales, hasta las ingenierías, pasando por finanzas y economía. Como dato curioso, y con el objeto de reforzar aún más su espíritu civilista, los intercambios estudiantiles sólo se llevan a cabo con universidades extranjeras no militares.

Autora: uh / dm

Editor: José Ospina Valencia