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¿Juntos contra el régimen de Assad?

Gero Schließ, Washington (CP)16 de mayo de 2013

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, hizo duras críticas a Siria y exigió la intervención de EE.UU. en el conflicto. En su país, Erdogan se enfrenta a una gran presión por el desarrollo del conflicto sirio.

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Imagen: Reuters

Hace una semana, parecía que el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, se preparaba para su reunión con el presidente estadounidense, Barack Obama, en Washington, mostrando una posición definida ante la situación en Siria, como si estuviera listo para convencer al presidente estadounidense de que tome una decisión para poner fin al conflicto sirio. En entrevista con la cadena NBC, el mandatario turco señaló que hacía mucho que Siria había “cruzado la línea roja” delimitada por Obama, refiriéndose al uso de armas químicas. “Está claro que el régimen sirio usó armas químicas y misiles”, dijo Erdogan, exigiendo, además, que se estableciera una zona de exclusión aérea sobre ese país.

Pero el sábado 11 de mayo explotaron dos autobombas en la ciudad de Reyhanli, en la frontera turco-siria, en un atentado que costó la vida a 51 personas, lo cual desató las protestas de la población contra la política turca con respecto a Siria. La oposición turca lo acusó de empujar deliberadamente a su país hacia un conflicto cuyo resultado podría ser otro reguero de sangre.

El experto alemán en Seguridad Horst Teltschik interpreta la posición de Erdogan con respecto a Siria, sin embargo, como el resultado de un giro político bien calculado hacia un país limítrofe con el que Turquía mantuvo durante años muy buenas relaciones políticas y económicas. Un giro que se debe a diferentes motivos, señala Teltschik, que asesoró al excanciller Helmut Kohl y dirigió la Conferencia sobre Seguridad de Múnich.

La minoría alevita y el problema kurdo

Junto con el problema, cada vez más dramático, de los 400.000 refugiados sirios que hay actualmente en Turquía, Teltschik menciona otro aspecto importante: “Turquía le teme a una minoría alevita en la región fronteriza con Siria, acusada de haber colaborado con los servicios secretos sirios en recientes ataques”.

Otro foco de crisis interno es el conflicto kurdo, que parecía haberse enfriado luego de un acuerdo informal con Abdullah Özalan, el líder kurdo en prisión. Pero el camino hacia la paz podría verse obstaculizado muy rápidamente, advierte Teltschik: “A Erdogan lo preocupa que, de desmoronarse Siria, se pueda reavive el conflicto kurdo. Si los kurdos en Siria, Irak, Turquía e Irán emprendieran una nueva iniciativa en pos de la independencia de Kurdistán, eso sería una pesadilla para él”.

El socio estratégico más importante de Obama

A pesar de que Erdogan se enfrenta a una creciente presión interna en Turquía, eso no disminuye su importancia estratégica como socio de EE. UU. La posición geográfica de Turquía, en el sureste de la Alianza del Atlántico Norte, y con una extensa frontera con Siria, habla por sí misma. EE. UU. depende mucho de un aliado confiable en esa región, que, de hecho, presenta varios puntos álgidos, como el conflicto israelí-palestino, la inestabilidad de Irak y un conflicto irresuelto con Irán.

No es casualidad que Obama haya ayudado a relajar las tensiones entre Israel y Turquía, dos de los más importantes socios de Estados Unidos. Durante la reciente visita de Obama a Israel, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se disculpó ante Erdogan por el ataque de Israel, en 2010, a una flotilla de rescate en Gaza, debido al cual murieron nueve activistas turcos, incidente que había causado una ruptura en las relaciones turco-israelíes.

De acuerdo con Ivan Vejvoda, del grupo de expertos German Marshall Fund, en Washington, Turquía es un país muy importante en el marco del conflicto actual: “El Ejército turco es, sin duda, el más poderoso y moderno en la región, y mantiene una destacada cooperación militar y de seguridad con el Ejército israelí”, explica Vejvoda. El rol de Turquía es bloquear preventivamente la expansión del conflicto sirio hacia otras áreas de la región. Y Turquía podría ser parte de una misión de intervención en Siria, si tal medida fuera aprobada por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, o se diera en el marco de una “coalición de voluntarios”.

“Y no se debe olvidar que hay misiles de EE. UU. estacionados en Turquía para proteger a ese país de posibles ataques sirios. También eso deja en claro que existe una cooperación estrecha entre ambos países”, subraya el experto.

Armas para la oposición siria

En opinión de Teltschik, es muy probable que Erdogan solicite el envío de armamento a las fuerzas opositoras sirias. “EE. UU. y Europa deberían ser capaces de diferenciar, después de dos años de conflicto, a qué grupos se puede apoyar con armas y a cuáles no. Por eso, ya no excluiría la posibilidad del envío de armas”, dice.

Además, Turquía podría llevar a cabo operativos a menor escala, imitando la táctica israelí: “Israel ya bombardeó tres veces a Siria con su Fuerza Aérea sin que haya habido un contraataque sirio. Creo que Erdogan también podría hablar con Obama acerca de pequeños ataques selectivos a Siria. Objetivos posibles podrían ser los cuarteles militares o el palacio presidencial de Assad”, señala Teltschik.

Ese escenario no es, empero, demasiado realista de cara a la conferencia internacional sobre Siria, acordada por el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, con el presidente ruso, Vladimir Putin, en Moscú. Es más probable que Obama intente convencer a su homólogo turco de llegar a una solución diplomática del conflicto. Pero la pieza clave para el éxito de la conferencia no es Erdogan, sino Putin, quien ya alertó, tras su reunión con Netanyahu, acerca de una mayor “desestabilización” de la situación en Siria.

Autor: Gero Schließ, Washington (CP)

Editora: Claudia Herrera Pahl