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El SIDA sigue matando

Emilia Rojas6 de julio de 2004

Aproximadamente 38 millones de personas están infectadas con el virus del SIDA. Y los expertos de la ONU advierten que el mal sigue propagándose rápidamente, como indican las cifras de su informe anual.

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Una enferma de SIDA, en un hospicio de Ucrania.Imagen: AP

Cada 10 segundos muere una persona de SIDA. Cada seis segundos alguien se contagia. "El virus es más veloz que cualquiera de nosotros", advirtió Peter Piot, director de ONUSIDA, el programa de las Naciones Unidas dedicado a combatir este mal. Un combate que la humanidad hasta el momento dista mucho de tener perspectivas de ganar, como lo demuestran las cifras contenidas en el informe anual que dio a conocer hoy esta organización.

Récord de contagios

Aunque cada vez se habla menos del tema y pasó ya el espanto general que en la década del 80 lo encaramó a los titulares de la prensa mundial, el SIDA sigue propagándose. El número de contagios se elevó el año pasado a 5 millones, batiendo un nuevo y triste récord. Esa es la realidad, ante la que muchos prefieren cerrar los ojos.

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Homenaje a las víctimas del SIDA, realizado en Fráncfort, en el 2001.Imagen: AP

De acuerdo con el informe, el avance de este mal adquiere caracteres epidémicos en el Este de Europa y en Asia, regiones donde se concentra cerca del 60% de la población mundial. El país más afectado es Rusia, cuyo gobierno sigue practicando la política del avestruz, con fatales consecuencias por lo que muestran las cifras. La situación más dramática sigue siendo la de África, donde la cantidad de personas infectadas con el virus VIH se mantiene en torno a los 25 millones.

Recursos insuficientes

En comparación con eso, América Latina sale algo mejor librada, con cerca de 1.600 000 infectados. Sin embargo, de ese total, casi 200 mil contrajeron el SIDA el año pasado, lo cual demuestra que el problema no está en absoluto bajo control, aunque haya algunas señales de aliento, como el retroceso del mal en Brasil.

Entre los aspectos positivos del informe de ONUSIDA figura el hecho de que los medicamentos para el tratamiento de la enfermedad se hayan abaratado, volviéndose más accesibles para los afectados. Pero eso no basta para alimentar el optimismo. Todavía es demasiado poco lo que se hace en materia de información y prevención. Y, sobre todo, todavía los gobiernos del mundo parecen no haber tomado conciencia de las dimensiones del problema. O, al menos, no lo han hecho en la medida suficiente como para aportar los medios económicos imprescindibles para combatir el SIDA y sus secuelas. En lugar de los 10 millones de dólares anuales que se requieren, en los pasados tres años sólo se recaudó una cuarta parte de esa suma.