1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

El robo de la identidad

Steffen Leidel - CP (15.01.2004)

Un suboficial de Marina se apropió de Evelyn Vázquez, quien creció sin conocer su verdadera identidad. Su abuela aún espera poder encontrarse con ella.

https://p.dw.com/p/4ZYz
Evelyn Vázquez no quiere conocer a su verdadera familia.Imagen: Leidel

La pampa se extiende interminable alrededor del pueblo de Ayacucho, a 400 kilómetros de la ruidosa ciudad de Buenos Aires, un lugar en el que el cliché argentino del gaucho montado en su caballo y los bifes jugosos se presenta al turista en su forma más pura. Ayacucho destila paz y tranquilidad, pero el terror de la dictadura no conocía fronteras, y este pueblo no estuvo exento del horror. También aquí desaparecieron seres humanos, y a muchos habitantes se los despojó de esa paz para siempre. Tal es el caso de Angélica Bauer, de 73 años.

Ella y su marido, cuyos antepasados emigraron de Alemania hacia la Argentina, tuvieron cuatro hijos. La desgracia sobrevino a Rubén, su segundo hijo. Quería ser arquitecto y por eso se había mudado a la ciudad de La Plata, para estudiar en esa universidad. El y su novia, Susana Pegoraro, que esperaba un bebé, fueron secuestrados y luego asesinados en junio de 1977 por las Fuerzas Armadas. Hasta hoy la familia no sabe nada sobre el paradero de los cuerpos de Susana y Rubén.

Nacida en el sótano de torturas

Angélica se enteró de que su nuera secuestrada había dado a luz a una niña, según le informaron dos sobrevivientes del centro clandestino de detenciones de la Escuela de Mecánica de La Armada (ESMA). Ambos habían ayudado a Susana en su celda durante el parto, y ella le dio a su hija el nombre de "Laura" antes de que se la llevaran los militares.

Durante años, Angélica buscó a su nieta desaparecida. Las "Abuelas de Plaza de Mayo", una organización de derechos humanos que busca a los nietos "robados" por las Fuerzas Armadas, localizó a Evelyn en 1999 gracias a un dato anónimo. "No lo podíamos creer. Yo lloraba y abrazaba a mis hijos por la alegría", relata Angélica. Policarpo Vásquez, un suboficial de la Marina recibió a la recién nacida de manos de uno de los torturadores, y la crió como propia. El ex suboficial declaró ante el tribunal que había falsificado la partida de nacimiento de la pequeña, y que Evelyn era muy probablemente la hija de Rubén y Susana. "Dios me puso un bebé en los brazos, y entonces pensé que tenía que acogerlo y criarlo", dijo Vásquez, quien durante la dictadura actuó en uno de los temidos grupos de tareas del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIDE). Después de dos años de prisión, Vásquez fue condenado a libertad condicional, y todavía no se ha dictado sentencia definitiva en su caso. Podría cumplir hasta 15 años de prisión.

La felicidad de Angélica Bauer no duró mucho. La nieta recuperada no quiere ver a su presunta familia. Se negó obstinadamente a realizar un análisis genético que podría darle certeza sobre su identidad. A sus padres de crianza los sigue llamando "Papá" y "Mamá", y cada vez que es interrogada sobre el test, dice que lo haría sólo si el resultado no es utilizado en contra de su padre. Cuando una jueza intentó obligar a Evelyn a realizar la prueba genética, Evelyn presentó demanda ante la Corte Suprema de Justicia. Su caso se transformó en asunto nacional. Después de tres años, la Corte falló de modo que la intimidad de Evelyn prima sobre el derecho de los familiares a comprobar la identidad de su nieta, lo cual es muy cuestionado por numerosos juristas.

"Es un fallo de carácter político", se queja Alcira Ríos, abogada de las "Abuelas". "En este caso se impusieron claramente los poderes antidemocráticos", agrega. "El análisis genético no tiene significancia alguna para el proceso contra Vásquez. El ya confesó. Se trata simplemente de certificar quién es Evelyn.", dice la abogada. En más de cincuenta casos los tribunales habían ordenado un análisis de sangre obligatorio. "Después de todo, Evelyn no tiene documentos legales." Las "Abuelas" y muchos juristas de renombre argumentan que existen limitaciones al derecho a la intimidad. La Constitución Argentina explicita que el derecho a la intimidad es válido siempre y cuando no se afecte el orden público, la moral y los derechos de terceros. "Una de las familias busca hace veinte años a su nieta desaparecida", cuenta Alcira Ríos.

Un sueño que no se realizó

Angélica trató muchas veces de tomar contacto con Evelyn. Una vez viajó a Mar del Plata, donde la estudiante de informática se encontraba trabajando. La abuela esperó horas ante la puerta. "Ese día no salió. Seguramente me vio esperándola", relata Angélica. En los últimos dos años, Evelyn se prestó a dar sólo una entrevista al periódico conservador "La Nación". DW-WORLD pudo contactarse con ella por correo electrónico. "Toda esta historia me afecta muchísimo, y necesito tranquilidad", escribe Evelyn.

"No quiero meterme en su vida. Solamente deseo verla, abrazarla, darle un beso. Y quiero certeza sobre si es la hija de mi hijo", afirma Angélica. "No importa lo bien que esa gente haya educado a Evelyn. Le robaron a su verdadera madre. No entiendo cómo Evelyn no siente la necesidad de conocer a su familia." La respuesta a esta duda fue publicada en la entrevista que publicó hace poco el diario "La Nación", y debe haber sido muy dolorosa para la abuela Angélica. Evelyn dice: "No puedo sentir nada por gente que no conozco. Ya tengo una familia. Entiendo que debe ser muy triste para ellos, pero ese lugar ya está ocupado."