El reportero - El nazismo ante la justicia: Los Procesos de Núremberg
Adolf Hitler y su ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, se quitaron la vida durante los últimos días de la guerra. Hermann Göring, comandante jefe de las fuerzas armadas, y otros altos cargos nacionalsocialistas fueron detenidos por las potencias aliadas, con el fin de llevarlos ante la justicia. Así lo acordaron los países que ganaron la guerra, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y la Unión Soviética, incluso antes de que el conflicto llegara a su fin. Sin embargo, no existían precedentes internacionales, dado que era el primer juicio por crímenes de guerra de la historia. Por si fuera poco, el proceso planteaba muchas cuestiones morales y removía las emociones más profundas. Mientras Niklas Frank tuvo que aceptar que su padre, el dirigente nazi Hans Frank, iba a ser ejecutado, Peter Gardosch, superviviente del Holocausto, solo sentía una enorme satisfacción. Por el contrario, la vergüenza se apoderaba de la familia de Renate Rönn, cuyo padre tuvo que defender a los Nazis como abogado de oficio. Sobre todo se avergonzaban de que hubieran sido las potencias aliadas las que impulsaron los procesos para juzgar los horrores nazis cometidos en suelo germano, en lugar de los propios alemanes. Hoy, los Juicios de Núremberg son considerados un hito del derecho penal internacional. Desde entonces ningún dictador ni criminal de guerra puede consolidar su poder en un país amparándose simplemente en cargo o las leyes. Bettina Stehkämper entrevista a Niklas Frank, Peter Gardosch y Renate Rönn, que fueron testigos de aquel momento irrepetible.