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El Papa condena la guerra

21 de abril de 2003

El Papa Juan Pablo II hizo, durante su mensaje de Pascua, un llamamiento a la paz en el mundo y dijo que los iraquíes tienen que hacerse cargo de reconstruir su país con la ayuda internacional.

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Paz para Irak.Imagen: AP

El Papa pidió poner fin "a la cadena de odio" que amenaza a la humanidad al inicio del nuevo milenio. Dijo estar apesadumbrado por la incesante violencia en Tierra Santa y habló de su temor de que nuevos conflictos puedan encender la chispa del odio en Oriente Medio y esto desencadene "trágicos choques entre culturas y religiones". Instó al mundo entero a recordar las numerosas guerras olvidadas en otras partes del mundo, donde prolongadas hostilidades están causando muertes y heridos en medio del silencio y el abandono de una parte considerable de sectores de la opinión pública. Mencionó conflictos en África, Asia y América Latina.

El Pontífice dijo que si la humanidad quiere inaugurar "una nueva era de justicia y de paz", los hombres y las mujeres del mundo deben comenzar a practicar el perdón y el entendimiento.

Apoya participación de la ONU en Irak

En su mensaje, transmitido en vivo a cientos de millones de fieles en 54 países, el Papa deseó al mundo una feliz y pacífica Pascua en 62 idiomas incluyendo árabe, hebreo y algunas lenguas que se hablan en países en conflictos en Asia y Africa. "¡Paz en Iraq!", dijo en su mensaje "Urbi et Orbi" (A la Ciudad y al Mundo). Indicó que "con el apoyo de la comunidad internacional, el pueblo iraquí puede convertirse en el protagonista de la reconstrucción colectiva de su país".

El Papa, encabezó una vigorosa campaña contra la guerra liderada por Estados Unidos para derrocar al presidente de Irak, Sadam Husein. Desde la caída de Husein, el Vaticano ha hecho llamados para poner fin rápidamente al conflicto y ha ofrecido su ayuda para coordinar la asistencia humanitaria a través de sus embajadas y diócesis.

Mensaje de optimismo

"Sin importar cuán oscuro aparezca el horizonte de la humanidad, hoy celebramos el triunfo y la alegría de la Pascua. Si vientos contrarios detienen por momentos la marcha de la humanidad, si el mar de la historia está ahora revuelto por tormentas, no debemos desmayar ni dejar de luchar por el bien común y por la paz mundial", dijo el Papa.