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El Gobierno alemán aprueba el envío de más soldados a Afganistán

23 de marzo de 2011

Se trata de reforzar la fuerza internacional desplegada en Afganistán para que la otra fuerza pueda actuar en Libia: Berlín intenta una ecuación militar sencilla, pero que no se sabe si le traerá el beneplácito esperado.

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300 efectivos de la fuerza aérea alemana colaborarán con una misión de la OTAN.Imagen: AP

Y las críticas no cesan. Cuando parecía que los acontecimientos internacionales iban a desviar la atención del ex ministro de Defensa Karl-Theodor zu Guttenberg y los plagios en su tesis doctoral, el Gobierno alemán se vio en medio del siguiente terreno minado: el de la energía atómica, que defendía hasta las explosiones en Fukushima y que ahora somete a una revisión que se tacha de superflua, táctica y electoralista.

Después vino la resolución sobre Libia en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y el próximo aluvión de quejas con dirección a Berlín. Sólo el partido La Izquierda, declaradamente contrario a cualquier intervención militar, defendió la abstención germana, aunque hubiera preferido un claro no. Alemania se alinea con Rusia y China y socava la unidad europea era la acusación de los socialdemócratas. Los Verdes, por su parte, consideran hipócrita la postura del Ejecutivo, ya que se niega a participar en el conflicto libio pero no a colaborar con él.

Deutschland Bundestag Verteidigungsminister Thomas de Maiziere
Thomas de Maizière, ministro alemán de Defensa.Imagen: dapd

En la cumbre sobre Libia celebrada la semana pasada en París, la canciller, Angela Merkel, se esforzaba por explicar el doble sentido de la abstención. Alemania no mandará efectivos al norte de África, aseguró la mandataria, pero no cabe duda de que apoya los esfuerzos de la comunidad internacional por proteger civiles y pondrá bases militares a disposición de los mismos. Además, está dispuesta a aceptar tareas adicionales en Afganistán que alivien a quienes sí se implican en el nuevo frente.

Este miércoles (23.03.2011), Berlín aprobó aumentar su contingente de soldados en el país asiático, que todavía tendrá que recibir el visto bueno del Parlamento alemán. La decisión es “consecuente”, opinó el nuevo ministro de Defensa, Thomas de Maizière. Con que las críticas amainen no se cuenta.

300 soldados más

“O se participa o no se participa”, dijo de Maizière, aunque hace unas semanas la posición de su Cartera no parecía tan clara. En enero de 2011, la OTAN anunció la puesta en marcha de una misión con Awacs -aviones de rastreo dotados de un potente radar- en Afganistán. Alemania rehusó tomar parte en la operación durante los primeros tres meses. Ahora tenía que decidir si se unía a ella o no, y la constelación se perfilaba perfecta para presentar el sí como, según definió el ministro, “nuestra solidaridad con los sucesos en Libia”.

AWACS Aufklärungflugzeug der NATO
Un avión Awacs, las siglas de "Airborne Early Warning and Control System".Imagen: AP

300 soldados alemanes más serán, por lo tanto, desplazados a cielo afgano, una vez que el Bundestag dé luz verde, cosa que se cree prácticamente segura. El mandato vigente para la guerra en Afganistán le permite al Gobierno germano enviar a este conflicto hasta 5.000 militares, más una fuerza de reserva de 350 unidades. Cuando los parlamentarios acepten la actual propuesta de ampliación, el contingente alemán crecerá a 5.300 efectivos, la mayor cifra desde el comienzo de las acciones de la ISAF en octubre de 2001.

En un momento clave

De “catástrofe diplomática” califica el socialdemócrata Thomas Oppermann la abstención de su país en la resolución sobre Libia. En el Bundestag espera Oppermann que sus compañeros de filas apoyen la puesta a disposición de la OTAN de nuevos miembros de la fuerza área alemana, y cuenta con que se logre la mayoría necesaria. Esto mantendría al Partido Socialdemócrata Alemán en su línea habitual, y le facilitaría las cosas a Berlín, que podría quedar bien con sus socios militares y no arriesgarse en el caos libio, de consecuencias difíciles de prevenir.

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El nuevo aumento de las tropas alemanas en Afganistán estaría inicialmente limitado a un año.Imagen: DW

Y es que todo esto sucede en un momento decisivo: la Unión Cristianodemócrata de Angela Merkel se enfrenta a elecciones regionales en el para la formación muy importante Estado de Baden-Württemberg. El desastre nuclear en Japón le ha hecho perder ya suficientes puntos en las encuestas. Las guerras siempre son impopulares y la intervención en Libia goza de una increíble capacidad de perder partidarios con el paso de las horas. La falta de un mando claro, de un objetivo definido y de una estrategia concreta se hace vigente a medida que los jets de la alianza galo-norteamericana bombardean sus puntos estratégicos.

No, en otro conflicto que pudiera tornarse en de larga duración no quiere verse implicado Berlín, y esta vez si logra coincidir en su postura con la opinión de la ciudadanía. El único problema es que, quien cambia tanto de opinión- en el pasado fueron los conservadores vehementes defensores del apoyo claro y militar a los aliados-, levanta sospechas. Y críticas.

Autor: Luna Bolívar/ dpa/ afpd

Editora: Rosa Muñoz Lima