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DW: un impulso hacia más pluralidad

Claudia Herrera Pahl
3 de mayo de 2018

La DW inauguró en febrero de 2018 su corresponsalía para Latinoamérica en la ciudad de Bogotá, Colombia. No se trata de una coincidencia en la cronología de Deutsche Welle y mucho menos de una pura casualidad geográfica.

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Eröffnung des DW-Korrespondentenbüros in Bogotá
Imagen: DW/K. Bergmann

La nueva corresponsalía en Colombia, que permite informar y acompañar de cerca los acontecimientos de una región en cambio vertiginoso, es reflejo de metas y valores que siempre ha fomentado: el profundo convencimiento de la importancia del respeto de los derechos humanos, la libertad de expresión y la necesidad de medios plurales e independientes.

Refleja a la vez el interés en el contexto latinoamericano por una mayor democratización de la información, la demanda del derecho de medios auténticamente públicos y de contenidos alejados de una lógica de lucro.

Colombia, en su camino hacia una cultura de paz y reconciliación, testifica en la actualidad tal vez como ningún otro país del continente la importancia de estos valores. La cronología del proceso de paz, cuya tinta aún no acaba de secarse, recuerda los senderos que pueden abrirse ante la falta de una convivencia en tolerancia, respeto y pluralidad.

Monopolio de medios

La DW se concibe, en este contexto, como un servicio generador de valores democráticos, que responde al concepto de "servicio público" y busca divulgar estos valores convirtiéndose en ventana para temas y opiniones que en ocasiones no encuentran cobertura en los medios del continente.

Esta visión de servicio no es generalizada en los medios latinoamericanos. Aun cuando los países presentan diferencias, es posible trazar un mapa común de la realidad mediática. Latinoamérica presenta uno de los índices de concentración de propiedad de medios más altos del planeta.

Históricamente la lógica comercial ha guiado fuertemente el funcionamiento del sistema mediático en la región. Los procesos de concentración de medios liderados por pocos grupos han desembocado en la centralización de la producción de contenidos informativos y de entretenimiento.

Durante buena parte del siglo XX, la elite de empresas ligadas a gobiernos de turno careció de regulaciones en pro del interés público y, consecuentemente, de una función relacionada con el interés general de la sociedad. El camino fue definido por una élite empresarial y política, relegando al ciudadano a una posición de cliente: o comercial o político.

En comparación con Europa los sistemas mediáticos latinoamericanos fueron por muchas décadas poco regulados.

La actual coyuntura en América Latina, marcada por la inexistencia de medios públicos no gubernamentales, la enfrenta a desafíos ineludibles para generar acciones de defensa de la democratización de las sociedades.

Tendencias inexpugnables

Aunque la llegada hace algunos años de gobiernos de izquierda, centroizquierda y populistas en algunos países de la región interesados en establecer nuevos marcos regulatorios para los medios identificó la concentración como un problema de política pública y evidencia el interés en una posición más activa por parte del Estado, el proceso de expansión y concentración de los grandes grupos de comunicación de la región continúa.

El proceso de convergencia digital y la masificación de los nuevos medios torna difusas las barreras tradicionales, pero la metamorfosis y reestructuración de la industria de medios sigue heredando los rasgos centrales de un sistema comercial basado en la publicidad y protagonizado por el sector privado.

El sistema mediático latinoamericano se concentra en el ejercicio de posiciones dominantes en diferentes mercados en forma simultánea, creándose grupos y conglomerados.

Los grandes grupos de comunicación de la región se están reacomodando al nuevo entorno. En este sentido, tanto la radio como la televisión han mostrado una fuerte tendencia a centralizar sus contenidos con base en los grandes centros urbanos. Lo mismo ocurre con las infraestructuras de redes digitales.

Este proceso de concentración geográfica de medios y tecnologías de la información representa una amenaza aún mayor para la diversidad de perspectivas, pues la combinación de la concentración de la propiedad y la concentración geográfica genera uniformidad de contenidos y afecta la pluralidad.

En este contexto de proceso en curso, el modelo europeo de "servicio público" de Deutsche Welle, cobijado además en una historia de fuertes vínculos en los campos cultural, científico, político y económico entre Alemania y Latinoamérica, despierta creciente interés en un continente que a pesar de contar con sus propios poderosos medios, asume la oferta de DW con agradecimiento.