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Denuncia por estupro: ¿el fin de la carrera de Evo Morales?

Cristina Papaleo
25 de agosto de 2020

Mientras Bolivia se debate entre las protestas y la pandemia, la denuncia contra Evo Morales por estupro echa leña al fuego de la polarización. De haber cometido ese delito, ¿cómo afectará eso a Morales y a Bolivia?

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Evo Morales, expresidente de Bolivia.
Evo Morales, expresidente de Bolivia.Imagen: Getty Images/AFP/R. Schemidt

Bolivia se enfrenta a la crisis socioeconómica más grave en casi dos décadas. En medio de la pandemia, miembros del Movimiento al Socialismo (MAS) y seguidores del expresidente Evo Morales bloquean las calles en protesta contra el gobierno interino de Jeanine Áñez. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) boliviano fijó la fecha de las nuevas elecciones para el 18 de octubre. Hasta el momento, las encuestas sitúan al candidado masista, Luis Arce Catacora, casi a la par de Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana, ambos con un 23% de intención de voto, pero la polarización aumenta día a día.

En medio de esta situación empantanada, el gobierno boliviano denunció este martes (25.08.2020), por segunda vez en cinco días, al expresidente izquierdista Morales por dos posibles casos de estupro, figura penal que se aplica, en Bolivia, a quien tuviera relaciones sexuales con adolescentes mayores de 14 años y menores de 18, con su consentimiento, valiéndose del engaño, seducción y/o la superioridad que se tiene sobre el o la menor. El delito es sancionado con privación de la libertad de dos a seis años, en este caso, según el artículo 309 del Código Penal boliviano. La denuncia fue realizada por el viceministro de Transparencia, Guido Melgar, ante la Defensoría de la Niñez y la Adolescencia de La Paz, para que esta, eventualmente, presente una denuncia penal.

Evo Morales y Luis Arce, candidato a presidente por el MAS.
Evo Morales y Luis Arce, candidato a presidente por el MAS.Imagen: Getty Images/AFP/R. Schemidt

Denuncias son “guerra sucia”, según Morales

En esta última denuncia, Melgar aseguró que Evo Morales es padre de una niña nacida en 2016, cuando su madre tenía 16 años. “La menor existe, la madre existe, y la menor tiene como padre registrado a Juan Evo Morales Ayma”, afirmó en rueda de prensa. Esos datos habrían sido corroborados por el Servicio de Registro Civil y el Servicio General de Identificación Personal. 

El gobierno boliviano ya había denunciado a Morales el jueves pasado (20.08.2020) por estupro, trata y tráfico de personas, en referencia a la captación o traslado de personas para fines irregulares, por su supuesta relación, en 2015, con una adolescente de 14 años, Noemí M., que presuntamente lo acompañaba en viajes cuando este era presidente. El caso se dio a conocer al hacerse públicas imágenes de la joven, que fueron vistas en toda Bolivia. Además de las fotos, existirían chats por Whatsapp de supuestas conversaciones entre Morales y la menor, que el periodista español Alejandro Entrambasaguas, de OK Diario, dice tener en su poder. Melgar dijo que se seguirá investigando este caso, ya que, según él, existen imágenes que vinculan a la joven con Morales, cuando ella aún era menor de edad, y también se investigará el rol que tuvieron sus padres al permitirle viajar con el entonces presidente.


La Oficina de Prensa de Morales en Argentina se manifestó al respecto de las acusaciones con la frase: “El expresidente Evo Morales no opinará sobre la guerra sucia del gobierno de facto creada con fines electorales”. En noviembre de 2019, la Comisión de Fiscales Anticorrupción ya había acusado a Morales, que renunció forzadamente al gobierno, de sedición, terrorismo y financiamiento del terrorismo, y dos fiscales mantienen vigente la orden de aprehensión en su contra. El actual candidato a la presidencia por el MAS, Luis Arce, dijo este lunes que existe una “intencionalidad política” en las últimas denuncias presentadas por el gobierno interino contra el expresidente Morales, a fin de desgastar su imagen y dañar la candidatura del partido. No es la primera vez que Arce advierte sobre una “cacería jurídica” del gobierno de Jeanine Áñez.

Jeanine Áñez, presidenta interina de Bolivia.
Jeanine Áñez, presidenta interina de Bolivia.Imagen: AFP

Pedido de ayuda por “persecución política”

Noemí M., actualmente de 19 años, pidió por su parte ayuda a través de una carta a la Defensoría del Pueblo de Bolivia para frenar lo que dice ser “una persecución política”: “He sido víctima de acoso policial”, dijo, y aseguró que la Policía la obligó a pasar dos días sin comer y la forzó a decir que tenía una relación amorosa con Morales mediante presión, insultos y amenazas. En cuanto a las fotografías y conversaciones por Whatsapp que reveló el periodista Entrambasaguas, la joven explicó que estaba sorprendida porque “un periodista extranjero amenazó con publicar un material que le dio la Policía, fotografías y conversaciones que supuestamente habrían encontrado en mi celular, pero mi celular lo tiene la Policía”. Entrambasaguas cobró notoriedad en Bolivia por publicar material periodístico relativo a supuestas irregularidades que vinculaban a la agrupación de Pablo Iglesias, Podemos, con el gobierno del expresidente Evo Morales en el caso llamado Neurona. El periodista fue querellado, junto con el director de OK Diario, Eduardo Inda, en mayo de 2020, por el vicepresidente del gobierno español, Pablo Iglesias, y la ministra española de Igualdad, Irene Montero, por acoso a los hijos de estos. 

Poder político y abuso sexual

El caso es delicado y, aunque todavía no hay acusación formal contra el expresidente, salpica desde ya a Evo Morales y podría dañar la candidatura de Luis Arce, pero también está exponiendo a una mujer de 19 años ante la opinión pública. Si se comprobase que Noemí M. fue víctima de estupro, los padres de la mujer -que era entonces una adolescente de 14- tendrían que responder ante la Justicia por haber permitido que tuviera una relación con un hombre de 56 años en 2015. Y el expresidente Morales, de quien su mismo partido explicó en 2014 que “es un feminista que hace chistes machistas”, tendría que dar cuenta de sus actos ante la corte. También en 2014, grupos feministas bolivianos dijeron que el comportamiento del expresidente y el de su gobierno “naturalizan” la discriminación y la violencia contra la mujer. En Bolivia, con cerca de 100 mujeres asesinadas por sus parejas cada año, según la CEPAL, este no es un dato menor. Asimismo, por estos días, algunos medios citan una frase que dijo Evo Morales en 2008: “Yo dije alguna vez que acabo mis años de gestión con mi cato [superficie] de coca, mi quinceañera y mi charango”. 

Evo Morales durante una reunión con miembros de la comunidad boliviana en Mendoza, Argentina. (6.03.2020).
Evo Morales durante una reunión con miembros de la comunidad boliviana en Mendoza, Argentina. (6.03.2020).Imagen: Reuters/Stringer

Sin duda, las denuncias por estupro del gobierno de Áñez contra Evo Morales echan más leña en el fuego de la polarización de Bolivia, sumida en una honda crisis multidimensional. Pero, de presentarse una acusación formal contra Evo Morales por estupro y trata de personas, y de comprobarse que tiene asidero real y ser condenado, no solo el expresidente podría enfrentarse a varios años de cárcel; también Luis Arce, delfín de Morales, tendría que tomar clara posición al respecto de cara a las elecciones de octubre.

Si este #MeToo boliviano perjudicará a largo plazo la trayectoria política de Morales, está por verse. Las relaciones de hombres maduros, incluso siendo políticos poderosos, con mujeres menores de edad no son algo nuevo, y en el caso de los políticos, no han sido, en su mayoría, llevadas ante los tribunales. Recientemente se reflotó en medios argentinos la supuesta relación del expresidente argentino Juan Domingo Perón con Nelly Rivas, cuando ella tenía 14 años y él 58. Algunos hablan de la “niña amante” de Perón. No solo las violaciones de niñas y menores de edad y su uso como mercancía, sino también su iniciación sexual temprana y forzada, en relaciones de sometimiento por superioridad y temor, aunque estas sean con consentimiento, y hasta los matrimonios forzados con ellas, siguen siendo manifestaciones de la cultura machista en América Latina.“Prácticas nocivas recurrentes”, llamó a ese fenómeno la asesora regional de Género y Juventud para América Latina y el Caribe del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), Neus Bernabeu, en entrevista con DW, contra las que se debe seguir luchando por medio de nuevas leyes y de la concienciación de la sociedad. 

(ers)

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