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Cómo el coronavirus está levantando una pared en Europa

Marina Strauß
26 de marzo de 2020

La crisis de COVID-19 impulsa aún más una política que muchos Estados de la UE ya estaban llevando a cabo: los refugiados deben permanecer fuera de las fronteras de la UE.

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Niños de Afganistán esperan asilo en Europa. Aquí en campamento de Lesbos.
Niños de Afganistán esperan asilo en Europa. Aquí en campamento de Lesbos.Imagen: Reuters/C. Baltas

Se les habría dado agua, provisiones y combustible, más no el permiso de atracar en el puerto. Hace unos días, las fuerzas de seguridad chipriotas ordenaron a un barco con unos 100 migrantes a bordo que volviera a zarpar. La razón: la pandemia del coronavirus.

Italia asume una postura similar. Según la agencia AFP, el ministro italiano de Asuntos Exteriores, Luigi di Maio, dijo después de videoconferencia con sus colegas de la UE que Italia ya no estaba dispuesta a abrir "sus puertos" para los refugiados rescatados. Italia ya estaba sobrecargada por la crisis del coronavirus.

Es precisamente por esta crisis que la UE ha decidido cerrar temporalmente sus fronteras exteriores a los ciudadanos no comunitarios. A los solicitantes de asilo se les sigue permitiendo entrar al país después de extensos controles sanitarios, al menos en teoría. Los ejemplos anteriores muestran que la realidad es diferente. Pero no solo desde que el coronavirus comenzó a propagarse por Europa.

El coronavirus impulsa la tendencia contra los peticionarios de asilo

Florian Trauner, investigador de migraciones del Instituto de Política Europea de la Universidad Libre de Bruselas, dice que la crisis actual está reforzando una tendencia que ha estado creciendo desde hace "varios meses, si no años".

"La situación se está volviendo cada vez más difícil para las personas que quieren pedir asilo en Europa. Los obstáculos son cada vez mayores", afirma Trauner. El coronavirus está siendo utilizado como un fuerte argumento por políticos en algunos países para hacer aún más difícil –si no imposible– que los migrantes y refugiados entren en Europa.

Antes de la propagación del coronavirus, los más vulnerables tenían la posibilidad de encontrar refugio en Europa mediante programas de reasentamiento. Estos incluyen, según la ONU, los refugiados que no pueden regresar a su país de origen, ni pueden permanecer en el país al que han huido.

Pero desde que ACNUR y la OIM suspendieron temporalmente estos programas debido a la pandemia de COVID-19, incluso las familias más vulnerables han tenido que esperar a las puertas de Europa.

"Las guerras y la persecución no han cesado"

Aunque la vida de muchos ha cambiado más de lo que uno podría haber imaginado: "Las guerras y la persecución no han cesado", dijo recientemente Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, a quien le preocupaban cada vez más las acciones de algunos países que podían socavar el derecho a solicitar asilo.

En Grecia, por ejemplo, esto ya estaba sucediendo antes de la pandemia. Después de que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, abriera la frontera turco-griega a finales de febrero, las fuerzas de seguridad griegas le impidieron la entrada a la mayoría de refugiados con cañones de agua y gas lacrimógeno. Sin embargo, los que lo lograron no pueden solicitar asilo en Grecia porque el Gobierno ha suspendido el derecho a hacerlo durante 30 días.

También en otros países de la UE, la situación de los solicitantes de asilo no es nada halagüeña. En Bélgica, Francia y los Países Bajos, por ejemplo, la pandemia del COVID-19 ha obligado a los Gobiernos a cerrar las oficinas que normalmente se ocupaban de las solicitudes de asilo, informó Judith Sunderland, subdirectora de Human Rights Watch en Europa y Asia Central. Es muy difícil para los refugiados y migrantes que ya están en Europa obtener atención médica. Muchos viven en centros de recepción superpoblados. "Todo esto aumenta enormemente el riesgo de contraer el virus".

Más de 40.000 refugiados y migrantes en las islas griegas

Las organizaciones de ayuda y la Comisión de Asuntos Internos del Parlamento Europeo exigen que los más de 40.000 inmigrantes y solicitantes de asilo de los campos de Lesbos, Samos, Kos, Leros y Chios sean llevados al continente antes de que se produzca una catástrofe en él. En realidad, varios estados de la UE, incluyendo Alemania, ya habían prometido acoger al menos a los 1.500 menores no acompañados. Sin embargo, como la Comisión de la UE lo anunció la semana pasada, la acción se retrasará ahora debido a la pandemia.

Jean Asselborn, ministro de Asuntos Exteriores de Luxemburgo, mencionó a DW el posible peligro de que los niños infecten a otros o se enfermen ellos mismos. Una declaración que no satisface a los críticos. ONG como "Pro Asyl" exigen que los estados de la UE acepten refugiados precisamente por la crisis actual. Justo porque son los que más sufren.

(jov/few)

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