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Davos: en busca de dinero para combatir la pobreza

28 de enero de 2005

El canciller alemán se mostró abierto a la idea francesa de aplicar un impuesto a las transacciones financieras internacionales de corto plazo, pero puso en duda que se logre consenso al respecto.

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Gerhard Schröder en el Foro Económico Mundial de Davos.Imagen: AP

La idea de aplicar un impuesto especial a la especulación financiera, con el fin de obtener recursos para ir en ayuda de los países más pobres, no es nueva. James Tobin, ganador del Premio Nobel de Economía en 1981, ya había planteado en su día un concepto referido a la imposición de gravámenes a negocios internacionales de divisas. Ahora, con la propuesta formulada por el presidente francés, Jacques Chirac, en el Foro Económico Mundial, el tema vuelve a estar sobre el tapete.

La postura alemana

El canciller alemán, Gerhard Schröder, también lo abordó al dirigirse a los asistentes al encuentro de Davos. El jefe del gobierno de Berlín no está reacio a una iniciativa de esas características, siempre y cuando se garantice que sólo afectará a los verdaderos negocios de especulación con divisas. En concreto, señaló que ésa podría ser una vía para financiar, por ejemplo, una condonación de la deuda externa de los países más pobres.

A más tardar desde el maremoto del sudeste asiático, en la esfera internacional se ha tomado conciencia de que los fondos disponibles en la actualidad no bastan para hacer frente a los problemas más urgentes de la población en las regiones más necesitadas del mundo. Objetivos tan básicos como reducir a la mitad el número de personas afectadas por el hambre corren peligro de no ser cumplidos. Por eso tiene sentido intentar recaudar dinero adicional. Según Chirac, un impuesto como el que él sugiere, de un 0,1%, arrojaría una suma de 10 mil millones de euros anuales, que no vendrían nada mal.

Dura resistencia

No obstante, llevar esto a la práctica no será fácil. Schröder mismo manifestó dudas de que se pueda lograr un consenso internacional respecto a la iniciativa francesa. Y, de hecho, las reacciones dentro de la propia Alemania demuestran cuánta resistencia cabe esperar de la esfera económica y de los sectores conservadores. Políticos de oposición rechazaron un impuesto a las transacciones especulativas, tildándolo de poco realista y negativo para Alemania como centro financiero. El vicepresidente de la bancada cristianodemócrata, Michael Meister, advirtió en este contexto que aumentarían los costos de las transacciones en el campo del comercio exterior y se vería perjudicado el sistema de paridad cambiaria.

Poniéndose el parche antes de la herida, Schröder indicó que, si no se vislumbra acuerdo, habría que inclinarse por la propuesta británica de incrementar los fondos para la ayuda al desarrollo mediante la colocación de bonos en el mercado de capitales. Lo fundamental es conseguir más recursos. Y en eso sí parece generarse consenso en Davos.