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Curar la mala salud del planeta protege la salud humana

Jennifer Collins
15 de diciembre de 2020

Destrucción del medioambiente, crisis climática y colapso de la biodiversidad. Los científicos han diagnosticado muchos problemas de salud a la Tierra, pero tratarlos protegerá la salud humana, y ya conocemos las curas.

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Una foto de la Tierra desde el espacio. Se muestra el continente americano.
El planeta está enfermo. y eso está afectando la salud humana. La actividad humana es la causa, pero también conocemos las curas.Imagen: picture-alliance/dpa/NASA

En un año en el que los incendios forestales y las mega tormentas han hecho estragos en muchas partes del mundo y un nuevo tipo de virus ha dado el salto de animales a humanos y ha afectado a todo el planeta, los científicos están estableciendo un vínculo cada vez más claro entre la importancia de un medioambiente saludable para la propia salud de las personas.

Un nuevo libro, "Planetary Health: Protecting Nature to Protect Ourselves” (del inglés, "Salud planetaria: protegiendo la naturaleza para protegernos a nosotros mismos”), describe los principales problemas ambientales a los que se enfrenta el planeta y sugiere soluciones. Samuel Myers, doctor en medicina e investigador en salud planetaria de la Universidad de Harvard, es uno de los editores del libro.

Además, el director de la Alianza de Salud Planetaria, una red internacional de organizaciones que tratan de abordar el cambio ambiental mundial y sus repercusiones en la salud, habló con DW sobre cómo la actividad humana está desestabilizando el medioambiente y dañando al mismo tiempo nuestra salud.

DW: ¿Qué se entiende por salud planetaria?

Samuel Myers: Se deriva del reconocimiento de que las conversaciones sobre el medioambiente y la salud pública ya no pueden separarse. Son dos caras de la misma moneda, porque los sistemas que nos sostienen están empezando a desmoronarse como resultado del enorme peso de nuestras propias actividades.

El mensaje de que el cambio climático está amenazando la salud está empezando a llegar a la gente. Pero es importante ampliar ese marco, porque si se hace un diagnóstico erróneo, entonces habrá un tratamiento equivocado. Si el problema se ve únicamente como una cuestión de cambio climático, entonces el tratamiento se limita casi exclusivamente a la industria energética y a la necesidad de hacerla CO2 neutral.

Una foto de Samuel Myers con un jersey de color marrón rojizo.
Samuel Myers es director de la Alianza de Salud Planetaria e investiga la intersección entre la salud del planeta y la salud humana. Imagen: Harvard University Center for the Environment

No hay absolutamente ninguna duda de que es necesario. Pero es posible que sigamos en crisis aún después de hacerlo. El verdadero problema es la dimensión de las actividades humanas.

El alcance de nuestro patrón de consumo global excede la capacidad de nuestro planeta para absorber nuestros desechos o proporcionar los recursos que estamos utilizando de forma sostenible. Esto está afectando a la calidad y cantidad de los alimentos que producimos, la calidad del aire y del agua, la exposición a fenómenos meteorológicos extremos, las amenazas a enfermedades infecciosas, a episodios como la pandemia, incluso a la habitabilidad de algunas regiones del planeta.

¿Qué significa adoptar un enfoque de salud planetaria para hacer frente a la degradación del medioambiente y del clima?

No se puede salvaguardar la salud humana sin tener en cuenta nuestro impacto en los sistemas naturales del planeta.

En general, hay muchas soluciones, pero en realidad requiere lo que muchos de nosotros llamamos la "gran transición” o "gran giro”: una corrección del rumbo para hacer todo de manera diferente y minimizar nuestra huella ecológica.

Una mujer con un sari rojo cosechando cultivos orgánicos.
Una agricultura orgánica y mejores prácticas de gestión de la tierra son parte de la solución a los problemas de salud de la Tierra.Imagen: DW/M. Rahman

Sabemos mucho sobre lo que tenemos hacer, ya sea sobre la energía renovable o la producción de alimentos, y conocemos las enormes oportunidades de ser mucho más eficientes en la forma de producir y consumir alimentos, fabricar, construir y diseñar nuestras ciudades para minimizar nuestra huella ambiental.

En muchos casos, hay enormes beneficios asociados con hacer las cosas de manera diferente. Si comemos más alimentos de origen vegetal, es mucho más saludable para nosotros. Si cambiamos a la energía renovable, nuestro aire se vuelve más limpio. Muchos de los posibles cambios tienen beneficios para la salud o la economía.

No es una historia de privación, es una historia de transición.

Por un lado tenemos soluciones tecnológicas, pero por otro lado estamos hablando de una transformación fundamental de nuestra forma de trabajar. Y, sin embargo, parece una gran tarea dar lugar a ese cambio…

Es una tarea enorme. Tenemos que reconocerlo. Pero también es una oportunidad única. Imagine un mundo dentro de 100 años en el que sus nietos vivan en un lugar en el que la población humana se haya estabilizado y empiece a disminuir paulatinamente, como parte de la transición demográfica normal relacionada con la educación de las niñas y las oportunidades económicas para las mujeres, así como el acceso a la planificación familiar para las parejas que lo deseen. Un mundo con una economía energética de carbono cero. Donde produzcamos alimentos y productos manufacturados de manera más eficiente, y donde cada década que pase haya más aire para respirar para el resto de la biosfera.

Una fábrica expulsando humo al aire.
El cambio climático es solo uno de los muchos problemas de salud a los que se enfrenta el planeta, según Myers.Imagen: Imago-Images/Action Pictures/P. Schatz
Una imagen aérea en donde los árboles forman la palabra SOS.
La dimensión del consumo y la actividad humana está causando la destrucción ecológica, incluyendo la tala de grandes extensiones de bosque.Imagen: picture-alliance/Cover Images/E. Zacharevic

¿Cómo llegamos hasta ahí?

Hay muchos ejemplos en el libro. Uno de los casos de estudio es la historia de la planta de tratamiento de aguas residuales en Santiago de Chile, la capital de Chile. En 1998, el 98 por ciento de las aguas residuales de la ciudad no eran tratadas e iban a parar al río. Ahora el 100 por cien de las aguas están completamente tratadas. Asimismo, a partir de las aguas residuales se genera energía y biogás, por lo que la planta tiene una huella de carbono cero. De este modo, se libera agua limpia en el río y se recupera nitrógeno y fosfato para fertilizar las granjas de los alrededores.

Es un gran ejemplo de cómo algo que no tenía valor y era enormemente contaminante puede convertirse en un recurso. La compañía obtiene, además, un 25 por ciento de ganancias por hacerlo, por lo que es un éxito medible. 

La tecnología y la innovación van a ser necesarias, pero ciertamente no son suficientes. Hay una especie de despertar espiritual, que creo que es parte de ello, y un reconocimiento de que hay algo muy dañado en nuestra relación con la naturaleza, que necesita ser fortalecido de nuevo. Esto es algo que está muy vivo en la mayoría de las tradiciones y sistemas de conocimiento indígenas, así como en la mayoría de las tradiciones religiosas. Muchos de nosotros sentimos un sentido de reverencia por la naturaleza, pero ha perdido su autoridad para guiar nuestras decisiones.

¿A qué retos se enfrenta la humanidad si queremos adoptar un enfoque de salud planetaria?

Hay un maravilloso erudito de la construcción del movimiento y el activismo social, aquí en Harvard, llamado Marshall Ganz. Habla de los problemas como problemas de conocimiento o de poder. Ambas categorías existen en la salud planetaria.

Simplemente no entendemos las implicaciones de transformar completamente todos nuestros sistemas naturales al ritmo más rápido de la historia de nuestra especie. Estamos adaptados desde hace un millón de años para sobrevivir en condiciones relativamente estables. Y ahora, de repente, de manera similar a un mono en un cohete, estamos pulsando botones y girando palancas, cambiando las cosas muy rápido, sin entender realmente las implicaciones de esas condiciones cambiantes.

Los problemas de poder también están muy presentes. Sabemos que las industrias de explotación y extracción de recursos, como la minería, la perforación de combustibles fósiles o la tala de madera, no son buenas para nuestros ecosistemas. En muchos casos, como en el clima, está probado científicamente que estamos interrumpiendo esos sistemas, y que no es bueno para nosotros. Y la razón por la que continúan esas actividades no es una cuestión de conocimiento. La razón por la que continúan es porque alguien está ganando mucho dinero con ello.

¿Cómo cambiamos? ¿Es viable una economía verde?

¿Podemos aprender alguna lección de la pandemia?

Creo que una de las más importantes ha sido ver la capacidad de personas de todo el mundo de cambiar su comportamiento a nivel global y colectivo en respuesta a una amenaza exagerada. Nunca antes habíamos visto algo así en la historia de la humanidad, donde casi todos los habitantes del planeta han cambiado su forma de vida en un período muy corto en respuesta a una amenaza.

Creo que ha sido un shock. Y creo que en este momento de shock, quizá haya una apertura a la idea de una corrección del curso que realmente deberíamos aprovechar.

Esta entrevista fue realizada por Jennifer Collins y ha sido editada y resumida para su claridad.

(ar/cp)