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¿Cómo tener más mujeres en puestos directivos?

6 de octubre de 2010

En Alemania, cada vez más mujeres terminan el bachillerato y los estudios universitarios. Sin embargo, su presencia en las directivas sigue siendo poca. La solución, dicen, pasa por establecer una cuota obligatoria.

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El cambio demográfico logrará que combinar hijos, hogar y carrera sea posible.Imagen: picture-alliance / Lehtikuva

Telekom, la empresa de telecomunicaciones alemana, ha introducido un nuevo modelo, y éste ha sido adoptado también por el partido conservador bávaro CSU: determinando una cuota mínima de participación femenina, ambos esperan que más mujeres alcancen los altos cargos. La práctica indica que, sin el establecimiento de un porcentaje, la cosa no funciona.

La imagen de que para la mujer está reservado un puesto en la cocina, al lado de los hijos y al frente del hogar –mientras el hombre se encarga de ganar el dinero- no cambia al ritmo por muchos deseado en Alemania. En 1958 se introdujo en la legislación alemana el principio de la igualdad entre hombres y mujeres; sin embargo, tuvieron que pasar años antes de que la idea se afincase en las mentes de la población. Y el proceso sigue, al parecer, sin culminar.

Sólo 1% en puestos directivos

Symbolbild Kinder und Karriere
Más mujeres que hombres terminan una carrera universitaria en Alemania, sin embargo hay menos mujeres en puestos gerenciales.Imagen: picture-alliance/chromorange

Hoy en día hay definitivamente más mujeres en el mundo laboral que antes; no obstante, a los puestos más altos la igualdad no ha llegado todavía. Según un estudio del Instituto Alemán de Investigación Económica, sólo un 27 por ciento de los cargos gerenciales en toda Alemania están ocupados por una fémina. Y esto es mucho comparado con el porcentaje femenino en las 100 empresas germanas más importantes: por cada 99 gerentes masculinos, hay uno femenino. Y en las universidades –con sólo un 17,4 de científicas y catedráticas- el panorama no es mucho mejor. También en los salarios el abismo es inmenso.

Según Clarie Schaffnit-Chatterjee, investigadora de Deutsche Bank y autora del estudio Frauen auf Expedition – in das Jahr 2020 (Mujeres en viaje de expedición hacia el año 2020), a mayor cualificación de una mujer, peor es la remuneración en comparación a la de un hombre. Schaffnit-Chatterjee, que se ha dedicado a estudiar la evolución de la igualdad de sexos, afirma que el abismo entre ellos en los últimos años se ha cerrado mínimamente. Es más, la diferencia salarial asciende a un 22 por ciento en promedio.

La cuota femenina es sustentable

Con todo, una cuota femenina en el mundo laboral podría acercar a la sociedad a la igualdad entre hombres y mujeres. Medio año después de ser introducida, Deutsche Telekom anuncia un aumento de féminas en su puestos directivos: de 33 al 52 por ciento. También en el sector público el estipular una cuota femenina a ser acatada ha mejorado en algo la situación, aunque siguen habiendo muy pocas directoras de secciones.

Los Verdes -el partido ecologista alemán- son un ejemplo en este sentido: desde 1986 existe para ellos una cuota y ésta es del 50 por ciento. Actualmente, en un récord histórico, el 54,4 por ciento de los miembros del Parlamento alemán son mujeres. Como comparación: en el partido conservador bávaro existe sólo un 13 por ciento de mujeres. Por ello, la CSU está en busca de una solución.

Buena, pero no popular

A pesar de que ha resultado existosa, la idea de la estipulación de una cuota no es popular. Para muchas empresas resulta impensable. El 84 por ciento de los consorcios del DAX se opone a ella, según una encuesta realizada por la revista económica germana Wirtschaftswoche. Y a pesar de ello: debido al cambio demográfico en Alemania, las empresas no podrán renunciar a aumentar su porcentaje femenino, a pesar de que los embarazos potenciales siguen siendo vistos como un riesgo.

Embarazada en la primera entrevista

Anke Domscheit, gerente de Microsoft, cuenta en medio de las críticas una experiencia positiva: “Cuando me entrevisté por primera vez con mi jefa justo había quedado embarazada. A la siguiente entrevista se lo conté y le dije que no me interesaba más el puesto pues esperaba un hijo”. Su jefa, asombrada, le preguntó por qué de pronto ya no quería el trabajo, narra Domscheit. A la respuesta sincera de que creía que no la aceptarían encontrándose en estado, la jefa replicó: “¿Por qué? Yo no voy a emplear a un hombre menos cualificado que usted sólo porque él no puede tener hijos”.

Autor: Arne Lichtenberg/ Mirra Banchón
Editora: Luna Bolívar Manaut