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Colombia: Marquetalia, 52 años después

José Ospina-Valencia
30 de septiembre de 2016

Más de medio siglo tomó aceptar la imposibilidad de poder tomarse el poder por las armas y vencer a la guerrilla con las mismas. Se impuso la cordura. Marquetalia, cuna y sepultura de las FARC.

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Marquetalia, cuna y tumba de las FARC
Marquetalia, cuna y tumba de las FARCImagen: picture alliance/dpa/S. Reboredo

"Mi padre fue asesinado a manos de las FARC por decir la verdad cuando aquí dominaban con sus armas. Él fue sacrificado por ser un gran líder cívico, presidente de la Acción Comunal y de la Federación municipal de Cafeteros. Era la única persona que yo tenía en mi vida”, cuenta a DW la caficultora Astrid Medina Pereira desde Gaitania, en inmediaciones de Marquetalia, el lugar en donde hace 52 años surgió la guerrilla de las FARC.

"Yo respaldo el Acuerdo de Paz porque sé que, aunque la vida no la recupera ni un perdón ni una pena de cárcel, no quiero que más gente siga quedando sin padres, sin esposo, sin hijos, sin tíos, sin hermanos. Debemos ponernos la mano en el corazón, hacer  un alto en el camino y recapacitar que no nos podemos seguir matando”,  suplica Astrid Medina, premiada por la excelencia del café que cultiva en tierras que por décadas sufrieron la inclemencia de una guerra que hoy casi nadie sabe ni cómo ni por qué se inició hace más de medio siglo. Ni mucho menos qué sentido tiene.

Marquetalia, vereda del corregimiento de Gaitania, municipio de Planadas en el departamento del Tolima, fue un enclave de campesinos que no entregaron las armas luego de la violencia bipartidista de los años 50 porque no recibieron del Estado ni la atención social ni la protección que solicitaban.

Ya organizados como "movimiento agrarista” solicitaban la construcción de un puesto de salud, una escuela y una carretera. La acusación de que estos campesinos  habían robado gallinas y reses prendió las alarmas en ineptos políticos que en lugar de mandar soluciones ordenaron al Ejército mandar bombas.

Esta fracasada y desproporcionada reacción bélica a un problema social, conocida como "Operación Soberanía” y ejecutada en 1964, fue el detonante para la creación de esta guerrilla que, por su parte, pervirtió el justo reclamo de justicia social  y fracasó estrepitosamente en su intento de tomarse el poder por las armas.

Cincuenta y dos años después, el triunfo se lo lleva la vía del diálogo plasmado en el Acuerdo de Paz a refrendarse este 2 de octubre. En Colombia se necesitó más de medio siglo para entender que solo una negociación podía sacar victorioso al Estado de Derecho, en el que ahora se podrá aprender a expresar las ideas políticas sin la coacción de las armas.

Pero los crímenes de las FARC dieron lugar a la contraguerrilla paramilitar, que a su vez, argumentaban tener que defenderse y que cometieron crímenes que macabramente compiten en atrocidad con los de las guerrillas.

Ese es el caso de Sandra Castañeda Sanabria, delegada de las víctimas de la violencia sexual del Tolima en la mesa nacional, quien le dice a DW que "la tragedia de las mujeres víctimas de la violación sexual en el conflicto lastima duramente tanto la integridad física como la emocional. Además de tener que sufrir la doble estigmatización, por parte de los agresores y por parte de la sociedad que, a veces, intenta culparnos del delito del que somos víctimas”. Sandra Castañeda fue desplazada y violada por las Autodefensas Unidas de Colombia en El Triunfo,  Antioquia, es hoy activista y defensora de los derechos de las mujeres violentadas y "por eso no quiero que ni una sola mujer más en Colombia tenga que vivir ese trauma tan grande”.

Pero la mirada de Castañeda y las mujeres que ella representa está también puesta en la reeducación de las personas que ahora se disponen a deponer las armas y regresar a la sociedad civil: "Hemos presentado un proyecto al expresidente César Gaviria, que lidera el plebiscito por la paz, para mostrarles a los exguerrilleros el daño que han causado y enseñarles que las mujeres tienen iguales derechos y se respetan”.

El Acuerdo de Paz con las FARC hace posible este 1° de octubre lo que nadie se hubiera atrevido a imaginar en 2016. En lugar de llevar bombas y fusiles a Marquetalia, activistas por la paz llevarán tantos árboles como el número de años que corrió la sangre por el país.

Una histórica jornada bajo la iniciativa del Representante a la Cámara y ponente del Acto Legislativo para la Paz, Carlos Edward Osorio, así como de jóvenes, líderes, empresarios y víctimas del conflicto, tiene lugar en Marquetalia este fin de semana. “Marquetalia, que largo tiempo dejó de ser la fértil tierra en donde en vez de sembrar café y cacao se sembraban minas antipersonas, y en donde los ruidos de las turbinas de los aviones caza, los helicópteros y las metralletas acallaba el gorjeo de las aves, se convierte hoy en un símbolo de paz”, dice a DW, Stivens Parra Gamez, promotor del “sí” y activista de la paz en Colombia.

Por su parte, el congresista Osorio está convencido que “los colombianos cerraremos un largo conflicto armado y nos disponemos a abrirle la puerta a la esperanza; a ratificar nuestro sincero deseo de paz en Marquetalia este sábado y este domingo en las urnas”.

Así, también puede terminar la historia de 52 años que empezó con 15 muertos y terminó con 260 mil. A la pregunta de quien ganó y quién perdió no hay respuesta. Pierde quien empuñe las armas contra la democracia y gana quien acepte el diálogo.

A veces, sí se impone la razón.