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Cinco años de matrimonio homosexual

Andreu Jerez1 de agosto de 2006

Hace cinco años, el Parlamento alemán legalizaba los matrimonios de personas del mismo sexo. Ciertos sectores, pese a aceptar el progreso logrado, critican ahora la aplicación de la ley.

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Heinz Friedrich Harre besa a Reinhard Luechow tras casarse en Hannover. Fueron el primer matrimonio homosexual.Imagen: AP

Hace cinco años, la coalición gubernamental de socialdemócratas y verdes legalizaba las uniones entre personas del mismo sexo. Tras su entrada en vigor el 1 de agosto de 2001, y según las estimaciones la Unión de Gays y Lesbianas (LSVD), entre 16.000 y 19.000 parejas se han casado y reglamentado así su situación legal.

Voces discrepantes

A pesar de aceptar el innegable progreso en el reconocimiento de los derechos de homosexuales y lesbianas, existen voces críticas sobre la ley. Es el caso de Volker Beck, parlamentario de los verdes en el Parlamento alemán, quien considera "un escándalo" que la actual coalición gobernante, formada por democristianos y socialdemócratas, esté bloqueando la aplicación de la ley. Beck exige que la ley del matrimonio entre homosexuales garantice la igualdad en áreas como los impuestos, la jubilación de los funcionarios o la adopción. La ley actual recoge, a grandes rasgos, los derechos a registrar un nombre familiar común y a una renta de viudez, así como las obligaciones de llevar una vida y una administración familiar conjuntas, de un mantenimiento económico mutuo y del cumplimiento conjunto de las obligaciones matrimoniales (exceptuando las relacionadas con los impuestos sobre la herencia).

La Unión de Gays y Lesbianas también discrepa sobre la aplicación de la ley. Su portavoz, Manfred Bruns, acusa a la coalición gobernante de practicar una "política de bloqueo" sobre la ley de matrimonios homosexuales: "Esta ley ha igualado a los gays y a las lesbianas en obligaciones, pero no en derechos". La LSVD pide, entre otras medidas, que la ley recoja también los derechos de los matrimonios homosexuales al subsidio básico de desempleo, a una jubilación equivalente a la de los miembros del matrimonio tradicional, a las mismas condiciones legales en caso de divorcio y a la adopción.

Lea en la segunda parte cuáles son los principales obstáculos de la ley.

Obstáculos de la ley

Múltiples han sido los obstáculos de la ley durante estos cinco años: tras su aprobación en 2001, los democristianos, con el primer ministro bávaro Edmund Stoiber a la cabeza y con el apoyo de la Iglesia Católica, presentaron una apelación contra la ley al considerarla inconstitucional. La apelación fue desestimada por el Tribunal Constitucional y la ley entró finalmente en vigor.

En 2004, el socialcristiano Stoiber prometió que si llegaba al poder en Berlín, no reconocería más derechos a los matrimonios homosexuales de los que ya les otorgaba la ley aprobada. Stoiber nunca llegó al poder, pero sí lo ha hecho la democristiana Angela Merkel, quien, con el apoyo del SPD, gobierna actualmente el país. Quizá eso explique las acusaciones de bloqueo lanzadas contra la "gran coalición" por parte de los liberales y los verdes, que intentan darle un empujón a la medida desde su posición opositora en el Parlamento.

Por otra parte, en el Tribunal Supremo Federal aún está pendiente un recurso presentado por el Estado de Baviera contra una parte de la ley, referente al derecho de adopción. El Tribunal, sin embargo, no fallará hasta el año próximo.

El caso español

La entrada en vigor de este tipo leyes no ha estado exenta de polémica en otros países europeos. Es el caso de España, donde hace un año, y tras la llegada al poder del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, el Parlamento legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo con la férrea oposición del Partido Popular.

Tras poco más de doce meses, la polémica se ha colado en el mismo seno del PP: la semana pasada, y en contra de la doctrina de su partido, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, perteneciente al PP, ofició una unión civil entre dos hombres. Las críticas le arreciaron tanto desde su propio partido y de la Iglesia, como desde los partidos de izquierda: los primeros, por considerar que estaba dándole la razón al Gobierno; los segundos, calificando su postura de hipócrita.