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¡Ciao, Berlusconi!

Emilia Rojas Sasse14 de abril de 2006

Silvio Berlusconi sigue negándose a reconocer el triunfo de su adversario, Romano Prodi, en las elecciones parlamentarias italianas, pese a que los votos por revisar no bastan para cambiar el resultado.

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Silvio Berlusconi: todo, menos un buen perdedor.Imagen: picture-alliance/ dpa/dpaweb

El primer ministro italiano aún no lo puede creer. Pero los hechos hablan en contra de sus aspiraciones de seguir al frente del gobierno de Roma. Por lo menos se esfuma la posibilidad de que el nuevo conteo de los votos impugnados sirva para dar vuelta esta pizza en que, por un margen minúsculo, el retador Romano Prodi se ha quedado con el lado del queso. El ministerio del Interior italiano comunicó este viernes que el número de votos en discusión se eleva a sólo 2.131 y no a 43.000, como se había informado anteriormente. En consecuencia, la cantidad no es suficiente para revertir el resultado adverso a la actual coalición de gobierno.

Aislamiento progresivo

Silvio Berlusconi, no obstante, no se rinde. "¡Seguiremos adelante! ¡Resistiremos!", aseguró nuevamente este viernes, hablando ante sus seguidores. Pero se va quedando cada vez más solo en el plano internacional. Hasta la canciller alemana, Angela Merkel, ha enviado ya sus felicitaciones a Prodi, ligadas a la esperanza de que su futuro gobierno dé un impulso positivo para resolver los grandes desafíos en el ámbito europeo.

La jefa del gobierno de Berlín, haciendo honor a la cautela típica de los alemanes, ciertamente no fue la primera en dar el paso. Ya el miércoles, el presidente francés, Jacques Chirac, había enviado sus saludos a Prodi, ex presidente de la Comisión Europea, dando por segura su victoria. Y hasta el primer ministro británico Tony Blair ha hecho lo propio, pese a que la postura compartida en la guerra de Irak podría haber inclinado la balanza de sus simpatías hacia el bando de Berlusconi.

Frágil estabilidad

En suma, al histriónico gobernante de Roma parecen ir acabándosele las cartas que jugar en este póquer a la italiana. Y, aunque no se descarta del todo que la polémica continúe, son cada vez más los italianos que se manifiestan hartos de este espectáculo poco reconfortante y nocivo para la estabilidad política del país.

Romano Prodi, por su parte, se muestra tranquilo y seguro del triunfo. Pero tampoco él tiene motivos para alegrarse más de la cuenta. Su escuálida mayoría no augura nada bueno para el próximo período legislativo y ya se especula abiertamente acerca de cuánto tiempo logrará mantenerse cohesionada su coalición, que agrupa a sectores tan disímiles como comunistas, cristianodemócratas, liberales y enemigos de la globalización. No son pues las mejores premisas para hacer frente a los problemas de Italia ni a los grandes desafíos de la integración europea, a los que aludía Angela Merkel.