La demanda, que tuvo inmediata respuesta del presidente boliviano Evo Morales, es para que la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ) "declare la condición de río internacional del río Silala y, como consecuencia de ello, que Chile tiene derecho al uso de sus aguas bajo el derecho internacional", informó el ministro de Asuntos Exteriores chileno, Heraldo Muñoz, luego del anuncio que hizo la mañana de este lunes sobre el tema la presidenta Michelle Bachelet.
Chile reclama que el Silala es un río de curso de agua internacional sucesivo, que nace en Bolivia y cruza desde la cordillera de los Andes hasta territorio chileno. Sin embargo, Bolivia asegura que no es un río internacional, sino que sus aguas provienen de manantiales ubicados en el departamento de Potosí, en el altiplano del país, que bajan hasta poblaciones del norte de Chile mediante canalización artificial.
Bolivia también reclama
Igualmente, La Paz reclama el pago del uso de las aguas del Silala, pues afirma que una empresa vinculada al grupo chileno Luksic se encargó por años de vender y distribuir el recurso en la región minera chilena de Antofagasta sin pagar nada.
"Si las autoridades de Chile tienen valores deberían preguntar a La Haya a quién pertenecen los manantiales del Silala", escribió hoy el presidente Morales en Twitter al enterarse de la demanda.
El requerimiento lo realizó hoy Ximena Fuentes, la directora de Fronteras y Límites de la Cancillería chilena, en la secretaría de la Corte de La Haya, en Holanda, confirmó Muñoz. "Chile no puede permanecer pasivo frente a la reiterada conducta del Gobierno de Bolivia de desconocer nuestros derechos y, por consiguiente, hemos demandado a Bolivia ante la Corte de la Haya", dijo el canciller, poco después del anuncio que hizo Bachelet sobre la materialización de la demanda.
"Nosotros hemos decidido tomar la iniciativa", dijo la mandataria, en alusión a la advertencia que había hecho su colega Evo Morales el 23 de marzo de que Bolivia iniciaría acciones legales contra Chile por el uso ilegal de las aguas del Silala.
CP (dpa, efe)
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"Cholitas" en la cima de los Andes
Imparables
Hasta hace poco, estas mujeres aimaras trabajaban como cocineras en los campamentos para escaladores. Hoy día, son guías de montaña y llevan a los turistas a las cimas más altas de los Andes bolivianos. Uno de los destinos preferidos es el “Huayna Potosí” o “Montaña joven”, de 6.088 metros de altura. Este gigante se encuentra a 25 kilómetros de La Paz.
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"Cholitas" en la cima de los Andes
Con carisma y sombrero
Berta Vedia (izquierda), Dora Magueno (centro) y Lidia Huayllas (derecha) ya no querían seguir siendo cocineras y cargadoras y permanecer en segundo plano. Fue así como las tres decidieron juntarse y fundar un grupo de escaladoras para hacerle la competencia a sus colegas masculinos.
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"Cholitas" en la cima de los Andes
Una vestimenta inusual
En la estación de montaña, las indígenas cambian el sombrero por un casco y bajo sus tradicionales faldas -polleras -se ponen los crampones -piezas de metal con púas que se fijan a las botas para escalar. Una pollera consta de hasta ocho metros de tela y puede llegar a tener hasta diez capas. El traje típico aimara incluye también una manta y un sombrero de fieltro.
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"Cholitas" en la cima de los Andes
La pollera: ¿una provocación?
Durante mucho tiempo la falda tradicional de las “cholas” era mal vista. Actualmente la vestimenta tradicional es un símbolo de la creciente autoestima de los pueblos indígenas de Bolivia.
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Una tradición cara
En el pasado, la pollera era considerada una prenda de vestir para la población indígena pobre. Hoy día, el traje típico se usa en el carnaval, en procesiones religiosas y fiestas populares. Incluso se ha convertido en un negocio lucrativo. Un atuendo completo cuesta alrededor de 274 euros, una manta de lana de vicuña puede llegar a costar hasta 900 euros.
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Escalar contra el machismo
En Bolivia, las mujeres aimaras sufren doble discriminación, tanto de género como étnica. Si bien la autoestima de los grupos autóctonos ha crecido notablemente desde que el presidente aimara, Evo Morales, gobierna el país, las escaladoras siguen luchando contra la cultura machista en sus propias filas.
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El llamado de la montaña
Las escaladoras Lidia Huayllas (izquierda), de 48 años, y Dora Magueno, de 50 años, presentan orgullosas su equipo: picahielos, crampones, cuerda, cinturón y casco. Desde hace dos años, las mujeres trabajan como guías de montaña y ayudan a los turistas a superar pendientes y abismos.
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Lugares sagrados
En la madrugada, las mujeres aimaras se peinan su larga cabellera negra y se hacen trenzas. Después empiezan a escalar las montañas, por ejemplo el "Illimani", de 6.430 metros de altura sobre el nivel del mar. La segunda montaña más alta de Bolivia es un lugar sagrado para los aimaras.
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"Cholitas" en la cima de los Andes
Carga pesada, buen pago
Una cargadora se prepara para escalar el "Illimani". Gracias a este trabajo, las mujeres aimaras se han vuelto más independientes en el plano económico. Como cargadoras que acompañan a los turistas ganan alrededor de 35 dólares estadounidenses por día. En comparación, el ingreso salarial de un ama de casa ronda los 175 dólares por mes.
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Unidas son más fuertes
Las hazañas de las mujeres indígenas han impulsado cambios en la sociedad boliviana. “Las cholas comercian y han alcanzado la independencia económica antes que las mujeres de la clase alta blanca”, dice Justa Elena Canaviri, una famosa presentadora de televisión aimara de Bolivia.
Autor: Astrid Prange (VT/ERS)