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Chile: 30 años de democracia en plena crisis de madurez

Diego Zúñiga
10 de marzo de 2020

El estallido social que afecta al país es visto por expertos como la consecuencia de una transición marcada por la falta de reformas profundas. ¿Cuánto ha cambiado Chile desde que la ciudadanía pudo volver a las urnas?

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Imagen: Reuters/J. Silva

El 11 de marzo de 1990, Patricio Aylwin miró cómo Augusto Pinochet se quitaba la banda presidencial y se la entregaba al presidente del Senado, Gabriel Valdés. Éste luego puso la franja tricolor a su correligionario democratacristiano y el Congreso Nacional, reabierto tras 17 años de dictadura, estalló en aplausos. Pinochet abandonó la escena, en un gesto simbólico de su salida del poder, y cedió el protagonismo al nuevo jefe de Estado, aunque permaneció como comandante del Ejército, y desde ahí siguió siendo un actor central de lo que se llamó la "transición a la democracia”. Este 11 de marzo de 2020 se cumplen treinta años de ese momento histórico.

¿Cuál es el estado actual de la democracia chilena? Ingrid Wehr, directora de la oficina regional de la fundación alemana Heinrich Böll, piensa que estamos ante "un paciente muy enfermo”. Y explica por qué: "Si uno ve la masividad de las violaciones a los derechos humanos cometidos por instituciones policiales y la falta de respuesta del gobierno, ve que estamos mal”. Para la doctora en Ciencias Políticas de la Universidad de Freiburg, "nadie quiso ver que el paciente estaba enfermo. Chile nunca logró superar el problema de la desigualdad y el país tiene ahora una de las tasas más altas de deudas de hogares por consumo: gente que se endeuda para pagar al arriendo, la educación o la salud”.

"La democracia chilena sigue siendo sólida”, señala el analista Carlos Correa, académico de la Universidad Diego Portales. "De hecho, las encuestas muestran que la valoración de la democracia ha aumentado tras el estallido. En Chile no existe la tentación populista y, en cambio, sí hay un enorme interés por el plebiscito constitucional”, sostiene. A su juicio, el problema no es de las bases del sistema político, sino que las "grietas están en el modelo económico”.

Pinochet y Aylwin, dos actores centrales del período pre y posdictadura.
Pinochet y Aylwin, dos actores centrales del período pre y posdictadura.Imagen: Getty Images/C. Bournoucle

Años difíciles

Desde el fin de la dictadura de Pinochet, cinco presidentes han gobernado Chile en siete mandatos. Patricio Aylwin, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet y Sebastián Piñera han dirigido los destinos del país sudamericano. Y si bien en esos treinta años muchas cosas cambiaron, hay algunos elementos constitutivos de la sociedad que no se movieron ni un ápice. Aparte de la desigualdad, Wehr menciona el hecho de que "la economía chilena es rentista, en la cual una casta se reparte los ingresos, y es la misma casta que cerró la cancha y el camino democrático para realizar muchas reformas”.

Otras pudieron sacarse adelante con dificultades, como recuerda Correa. "En Chile, cuando asumió Aylwin, las adolescentes que quedaban embarazadas eran expulsadas de los colegios. Al final de ese gobierno, esa realidad había cambiado. Parece mínimo, pero en su momento generó una tremenda discusión. Algo similar ocurrió con la aprobación de la ley que igualaba los derechos de los niños nacidos dentro y fuera del matrimonio, a la cual la derecha se opuso”. Por ello, llama a ponerse en el contexto político-histórico para entender el valor de los cambios obtenidos en ese período.

"Pinochet varias veces amenazó la democracia cuando vio que se tocaban aspectos que para él eran fundamentales. Incluso aspectos personales, como cuando se reveló un caso de corrupción que vinculaba a su hijo”, recuerda el experto. "Mis alumnos no me creen que en Chile estaba prohibida la película ‘La última tentación de Cristo'. Una vez nos organizamos para darla en la universidad y llegó la policía a llevarnos presos. Presos por ver una película”, agrega. "Había senadores designados por Pinochet, un sistema electoral binominal que daba poder mayoría a una minoría, quórums constitucionales enormes para bloquear los cambios… La fase posautoritaria estuvo muy marcada por una Constitución que fue diseñada en dictadura y que tiene muchas trabas antidemocráticas”, complementa Wehr.

Carabineros, la policía militarizada chilena, está en la mira por reiteradas violaciones a los derechos humanos.
Carabineros, la policía militarizada chilena, está en la mira por reiteradas violaciones a los derechos humanos. Imagen: Getty Images/AFP/M. Bernetti

Crisis de madurez

En este escenario, ¿el estallido social es un retroceso o una muestra de estabilidad democrática? Ambos expertos coinciden en lo último. La cientista política alemana destaca que la ciudadanía ha empujado una agenda de reformas que estuvo vedada por décadas. "Nunca he visto un grado de movilización y de organización tan grande. Y se trata de movilización autónoma, no liderada por movimientos sociales ni partidos políticos, que está exigiendo un cambio estructural que supere las deudas de una democracia muy cautelada”, señala Wehr.

Correa, en tanto, piensa que estamos ante una "crisis de madurez propia de las democracias, y que tiene que ver con tres grandes deudas”. La desigualdad y una Constitución escrita en dictadura son dos de ellas. La tercera es una que afecta a diario a los chilenos: la crisis institucional de Carabineros. "Una de las lecciones que se van a sacar de este proceso es que hay una Policía que no tiene contrapeso del poder civil. Eso no puede ser. En todas las democracias las policías están supeditadas al poder político”, explica el académico.

Para no quedarse con las cosas malas, Wehr intenta dar un giro y ver lo positivo de los últimos logros, como la paridad aprobada en el Parlamento para la conformación de la Asamblea Constituyente, en caso de que gane el "apruebo” en el plebiscito del 26 de abril por una nueva Constitución, otro logro de la movilización social. "Tenemos una sociedad civil que logró reorganizarse, y generaciones nuevas que superaron el daño que provocó el régimen militar. Confío en que, de este momento histórico, va a nacer un nuevo Chile, social y ambientalmente más justo, y feminista”.

(cp)

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