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Caso Barschel: la misteriosa muerte de un político alemán

21 de noviembre de 2010

“Los análisis químicos indican que fue un asesinato”, dice uno de los expertos más importantes de entre los que han investigado la muerte del político Uwe Barschel, acaecida en 1987 y rodeada de misterio desde entonces.

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A juicio del toxicólogo suizo Hans Brandenberger, Barschel no se quitó la vida ni recibió asistencia para suicidarse.Imagen: AP

“Uno de los sucesos más espectaculares en la historia de la República Federal de Alemania acaba de dar un nuevo giro”. Con esa frase comienza el artículo principal del periódico dominical germano Welt am Sonntag, dedicado al caso Barschel: el 11 de octubre de 1987, un reportero halló el cuerpo sin vida de Uwe Barschel, jefe de Gobierno del Estado federado de Schleswig-Holstein, en la bañera de una habitación del hotel Beau Rivage, en Ginebra. La imagen del cadáver vestido le dio la vuelta al mundo y, aunque se determinó que su muerte había sido causada por envenenamiento, aún no se sabe si Barschel se suicidó o si fue asesinado.

Ahora, uno de los expertos más importantes de entre los que han investigado el caso Barschel señala al Mosad, el servicio de inteligencia israelí, como presunto responsable de la muerte del político alemán. El toxicólogo suizo Hans Brandenberger, quien nunca antes había ofrecido declaraciones sobre posibles autores materiales, escribe en el Welt am Sonntag de este domingo (21.11.2010) que la información arrojada por sus análisis químicos concuerda exactamente con la descripción que el ex agente israelí Victor Ostrovsky hace del procedimiento para asesinar a Barschel en el libro Geheimakte Mossad (Expediente Secreto Mosad), publicado en 1994. A juicio de Brandenberger, Barschel no se quitó la vida ni recibió asistencia para suicidarse.

Novedades de un caso irresuelto

Uwe Barschel
Fuentes cercanas a Barschel (foto) sostienen que un motivo para su asesinato puede ser su supuesta participación en el tráfico ilegal de armas.Imagen: dpa

Heinrich Wille, otrora coordinador de la investigación del caso Barschel y ex director de la Fiscalía de Lübeck, considera que los argumentos presentados por Brandenberger consolidan las sospechas de que Barschel fue asesinado por un equipo de profesionales. A su juicio, estos nuevos planteamientos deben ser investigados. Y es que, al contrario de otras teorías mediante las cuales se ha procurado explicar el fallecimiento de Barschel, la presentación detallada que Ostrovsky hace del modus operandi del Mosad concuerda con los hallazgos hechos por el toxicólogo en el laboratorio; por ejemplo, la administración rectal de sedantes y el suministro de vino y dosis mortales de somníferos mediante una sonda gástrica.

De hecho, el propio Ostrovsky ha dicho que los descubrimientos científicos hechos en relación con el caso Barschel no le sorprenden. Al ex agente de Mosad se le cita afirmando: “Yo sé que fue así como ocurrió”. Está por verse cuán preparado se siente Ostrovsky para colaborar con la justicia germana a la hora de esclarecer la muerte de Barschel de una vez por todas. “Como testigo, yo estoy a disposición de las autoridades alemanas en todo momento, siempre y cuando se me permita permanecer en Estados Unidos”, asegura Ostrovsky, quien nunca fue interrogado oficialmente por los investigadores del caso de cara a lo ocurrido en Ginebra. Ostrovsky se dedica a escribir y editar libros en el estado de Arizona.

Barschel habría jugado con fuego

Ex CDU Medienreferent Reiner Pfeiffer Barschel Affäre
No se halló evidencia alguna que involucrara a Barschel con la campaña de difamación orquestada por su ex jefe de medios, Reiner Pfeiffer (foto).Imagen: picture-alliance / dpa

Fuentes cercanas a Barschel sostienen que un posible motivo para su asesinato puede ser su supuesta participación en negocios turbios de tráfico ilegal de armas. Ellos alegan que el político sabía de encargos y entregas de armamento en el Cercano Oriente y Sudáfrica, y que había amenazado a los cabecillas de la operación con sacar sus negocios a la luz. Por su parte, Ostrovsky retrata a Barschel como un hombre bien informado sobre las negociaciones de armas entre Israel e Irán que pasaban por el Estado federado a su mando, Schleswig-Holstein.

Hasta los servicios secretos de la desaparecida República Democrática de Alemania, de Estados Unidos y de la República Federal de Alemania son señaladas de manera recurrente como cómplices en la muerte del político. “Mientras investigué el caso tuve la impresión de que había instancias poderosas interesadas en impedir el esclarecimiento de la muerte de Barschel a como diera lugar”, comenta Wille, agregando que tiene la intención de publicar un libro sobre las incidencias de este suceso. A Wille le correspondió suspender las indagaciones en 1998, a pesar de que el caso estaba lejos de quedar resuelto.

El último año de vida de Barschel

Poco antes de morir, Uwe Barschel se vio implicado en un escándalo político en calidad de Ministro presidente del Estado federado de Schleswig-Holstein, en representación de la Unión Cristiano Demócrata (CDU). Durante la campaña previa a las elecciones parlamentarias regionales de 1987, el jefe de medios de Barschel, Reiner Pfeiffer, hizo espiar al contendiente de Barschel, Björn Engholm, candidato del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD); grabó una llamada telefónica que él mismo le hizo para atribuirle estar infectado con el virus del SIDA; e interpuso una denuncia anónima en su contra ante las autoridades tributarias.

Más tarde, Pfeiffer acusó a Barschel de haber iniciado la campaña en contra de Engholm, su adversario político. “Le doy mi palabra de honor a la opinión pública alemana de que las acusaciones hechas en mi contra no tienen fundamento”, juró Barschel en una rueda de prensa televisada en vivo el 18 de septiembre de 1987; poco después, viendo que su credibilidad había quedado destruida, renunció a su cargo. Dos comisiones del parlamento regional se ocuparon de investigar el asunto y la segunda de ellas determinó en 1995 que no había evidencia alguna que involucrara a Barschel con la campaña de difamación orquestada por su ex jefe de medios, Reiner Pfeiffer.

Autor: Evan Romero-Castillo / dpa
Editora: Claudia Herrera Pahl