Calle 13 en Alemania

Noche de verano en Colonia. 5.000 personas frente al escenario al aire libre a orillas del Rin, por encima de sus cabezas ondean banderas de todos los países de América Latina. La cita es con Calle 13, la banda de hiphop de Puerto Rico que saltó a la fama hace casi seis años con el tema “Querido FBI”, denunciando la muerte, bajo circunstancias hasta hoy no aclaradas, del nacionalista e independentista boricua Filiberto Ojeda Ríos en un operativo de la policía federal estadounidense el 23 de septiembre de 2005.

René Pérez Joglar y Eduardo José Cabra, ambos nacidos en 1978, son hermanastros. Cuando sus padres se separaron, siguieron cultivando una intensa relación, en la que la música desde su infancia jugó siempre un papel importante. René por entonces vivía en la Calle 13 del barrio Trujillo Alto en las afueras de San Juan de Puerto Rico, un sector residencial controlado por guardias de seguridad que exigían, a quien quería acceder al lugar, que se identificara como "residente" o "visitante". Así surgieron los nombres artísticos de los integrantes de Calle 13.

Hiphop a orillas del Rin

Residente y Visitante no dan tregua al público extasiado en Colonia. Acompañados en el escenario por una banda integrada por casi una decena de músicos y la cantante Ileana Cabra, hermana de Visitante, interpretan sus éxitos como "Fiesta de locos", "Atrevete-te-te", "Se vale to to" y "Baile de los Pobres".

El público corea las letras, salta, baila, canta, casi como hipnotizado. “A mí el público me da esa energía y yo se la devuelvo. Siempre estoy moviéndome, nunca estoy quieto, desde pequeño era así”, dice Residente. Lo encontramos, junto a Visitante, el compositor, tecladista y vocalista de Calle 13, en un céntrico hotel de Colonia. El rapero que la víspera hizo vibrar a miles de fans con sus mensajes de rabia, de protesta social, con su inagotable energía, se ha transformado en un muchacho pensativo, casi tímido.

Documentalista de la realidad

“Lo que pasa es que en América Latina la necesidad es tan grande que yo con lo poco que estoy haciendo ya me convierto en un embajador, aunque no lo quiera”, explica Residente, y reconoce que “la idea original no era ésa. Empecé con otra idea: yo empecé hablando sobre lo que me rodeaba y sobre lo que iba viendo. Como documentando, por medio de la letra, lo que nos rodea.”

Y al documentar esa realidad, aunque no lo haya querido, como dice, Residente se alza en embajador de todo un continente, cuando interpreta la canción ‘Latinoamérica', una de sus favoritas, como reconoció en el concierto de Colonia: “Soy, soy lo que dejaron, soy las sobras de lo que te robaron/ Un pueblo escondido en la cima, Mi piel es de cuero por eso aguanta cualquier clima/ Soy una fábrica de humo, Mano de obra campesina para tu consumo/ En el medio del verano, El amor en los tiempos del cólera/ Mi hermano!”

“Yo pienso que América Latina está bastante dividida”, admite Residente. “Son como diferentes órganos del cuerpo que están conectados por venas, pero están divididos, y cada uno tiene diferentes funciones y tiene sus propios problemas. Pero lo que pasa en un país al final afecta a todos por igual. Cada vez que se elige a un presidente por ejemplo, como ahora con el triunfo de Ollanta Humala en Perú. Eso lo van a sentir en Colombia, lo van a sentir en diferentes lugares. Cada país es como su propio mundo. Latinoamérica no está unificada. De hecho, cada país está dividido también. Bolivia está dividida entre Santa Cruz y La Paz, una división crítica. La clase de los pobres y de los ricos.”

Fusión musical

Pero Calle 13 no es solamente protesta o crítica social, insiste Residente, refiriéndose a temas como "No hay nadie como tú" o narraciones como "John, el esquizofrénico", “que es más una ficción”, dice el cantante. Calle 13 es también una nueva propuesta musical, que abarca desde el reggaetón, pasando por hiphop, cumbias villeras y batucada brasileña hasta ritmos balcánicos. "Escencialmente se trata de no repetir”, explica Visitante, el compositor y multiinstrumentalista. “Eso te obliga a investigar y buscar nueva música, tratar de que en la misma propuesta no hayan dos temas que se parezcan. Con el tiempo se va complicando la búsqueda, pero a la vez uno va aprendiendo también. Y siempre hay una salida, y siempre encuentro nueva música.”

Esa música es el vehículo para transportar sus inquietudes frente a una realidad en la que “hay poca gente buena, por eso hay muchas balas”, como dice el refrán de la canción ‘La Bala'. Poner el dedo en la llaga, dice Residente, "es una necesidad mía, y también de mi hermano, que lo hace a través de la música. Nos criamos en un ambiente conciente política y socialmente. Mi papá es abogado laboral de la clase obrera en Puerto Rico y mi mamá es actriz de teatro. Toda esa información política la recibí desde pequeño.”

Esa conciencia es la que Residente comparte con su público. “Es algo natural en mí", explica el cantante. “La gente me ve como un emisor de eso, y lo esperan de mí. Puede que en algún momento no me salga. No sé qué va a pasar en ese momento. Hasta ahora me sale porque es algo que tengo dentro y lo hago con mucha alegría, con mucho gusto. Pero el día que no me salga no lo voy a hacer, entonces quizá decepciono a todo el mundo.”

Autora: Mirjam Gehrke
Editor: José Ospina-Valencia