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Berlín debe apoyar a Macron

Barbara Wesel
17 de abril de 2018

El presidente francés, Emmanuel Macron, llegó hace un año al poder con la intención de reformar su país y la Unión Europea. Desde entonces ha experimentado en carne propia la lentitud con que avanza la UE.

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Frankreich Rede Macron vor dem Europaparlament
Imagen: Reuters/V. Kessler

Todavía es una especie de estrella pop de la política. Tras un año en el cargo, se percibe un atisbo de cansancio en el presidente galo, pero aún se muestra combativo y apasionado en lo tocante al proyecto europeo. No obstante, Emmanuel Macron ha experimentado que las reformas avanzan en la UE a paso de caracol. Mientras cunde la inseguridad en la ciudadanía, con un impredecible presidente estadounidense, amenazas de guerras comerciales, oleadas migratorias, crisis y guerras en el Oriente Medio, Europa sigue moviéndose parsimoniosamente.

Sin grandes cambios en la eurozona

En su discurso ante el Parlamento Europeo, Macron apenas mencionó escuetamente la reforma de la eurozona que había lanzado al ruedo. Entretanto sabe que tendrá que postergar sus planes con respecto a un ministro de Finanzas de la UE, un presupuesto europeo o un fondo conjunto para garantizar inversiones. Porque en Berlín, la CDU de Angela Merkel pisa con fuerza el freno. Incluso la sigilosa simpatía que mostró la canciller por algunas de las propuestas del mandatario galo, va demasiado lejos para políticos de ese partido. Actualmente, están únicamente dedicados proteger el presupuesto alemán de cualquier peligro que pudiera emanar del resto de Europa.

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Si bien al comienzo Merkel y Macron parecían ser una buena combinación en el escenario europeo y ambos gustan de presentarse en dúo en las cumbres, en el trasfondo es poco lo que hay de coincidencia. La canciller alemana debe prestar más atención que antes a su partido. Y el SPD está representado por un ministro de Finanzas que bien podría llamarse Schäuble en vez de Scholz. Nada ha quedado de las grandes promesas para Europa contenidas en el primer borrador del acuerdo de coalición.

Pese a todos los superficiales juramentos de amistad, el presidente Francés encontrará este jueves en Berlín más bien un área de batalla que un grupo de apoyo a las reformas de la UE. Al comienzo, Macron voló alto. Pero ya le han cortado las alas. Se ha topado con los molinos de la UE y con las minucias de los reparos y egoísmos nacionales que obstaculizan el camino europeo. Es la historia de un rápido aterrizaje.

La defensa de la democracia

Además, Macron ha descubierto que no solo debe luchar por una UE renovada y moderna, sino que es necesario defender también lo logrado hasta ahora. Con suma claridad condena el surgimiento de gobiernos autoritarios y la tendencia a constreñir la democracia en países de Europa Oriental.

Barbara Wesel, de DW.
Barbara Wesel, de DW.

La democracia liberal es lo que nos distingue de otras partes del mundo, subraya el presidente francés, que se propone contraponer a los nuevos autoritarismos, la autoridad de la democracia. Igualmente, respalda propuestas de Berlín en cuanto a recortar prestaciones financieras de la UE a quienes socaven los valores europeos. Y quiere dar más dinero a quienes  actúan en pro de la integración de refugiados. Macron se esfuerza visiblemente por encontrar soluciones en muchos campos y también promete aportar más fondos al presupuesto de la UE.

Al mismo tiempo, demuestra que sabe escuchar. Dedicó largo tiempo a las preguntas de los parlamentarios de Estrasburgo, respondió a los reparos y renuencias. Ensayó allí lo que quiere probar actualmente en Francia: un diálogo con los ciudadanos, sobre el futuro, sus deseos y preocupaciones. De este modo, espera revitalizar la idea europeísta. En Emmanuel Macron sigue habiendo un idealista, aunque entretanto se trasluzca en muchos aspectos el político pragmático.

El apoyo de Berlín

París ha invertido mucho esfuerzo en ampliar las conversaciones y conexiones con el gobierno alemán. Meses atrás, el motor germano-francés fue aplaudido en todas partes como el modelo para el futuro. Entretanto, ya no se habla de eso. Pero si ahora Merkel no encuentra la fuerza para poner en vereda dentro de sus propias filas a quienes se desvían hacia la derecha con sus exabruptos nacionalistas, ella y Europa saldrán perdiendo.

Macron hace frente a la tendencia al nacionalismo, al lucro y al unilateralismo. Para tener éxito, necesita un mínimo de apoyo de Berlín. Si no encuentra un aliado en el gobierno alemán, se verá en peligro su presidencia, y el futuro de Alemania y de toda la Unión Europea. Son palabras grandilocuentes pero, a fin de cuentas, la situación es seria.

Autora: Barbara Wesel (ERS/CP)

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