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Assad tiene que ceder

Loay Mudhoon (JC/EL)26 de febrero de 2016

EE. UU. y Rusia han acordado un alto el fuego en el conflicto de Siria. El éxito de este acuerdo, sin embargo, dependerá de si consiguen convencer a sus aliados regionales. Un análisis de Loay Mudhoon.

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Syrien Präsident Bashar al-Assad
Imagen: picture alliance/AP Photo

La esperanza era enorme. El pasado 12 de febrero el ministro estadounidense de Exteriores, John Kerry, y su homólogo ruso, Sergei Lavrov, acordaron en Múnich un alto el fuego en el conflicto de Siria. El acuerdo, sin embargo, nació prácticamente sin posibilidades de éxito ya que, desde el punto de vista ruso, el momento no era el oportuno.

Desde entonces, Moscú ha avanzado en Siria. La intervención del ejército ruso ha dado aire al régimen de Assad, cercado por los grupos rebeldes. Y es que es necesario recordar que, hace tan solo unos meses, el ejército de Assad no estaba ni siquiera en condiciones de defender los alrededores de la capital Damasco y de la fortaleza alauita de Latakia.

Tras los masivos ataques de las fuerzas aéreas rusas a todos los grupos rebeldes –sin tener en cuenta a la población civil-, y con la ayuda de la libanesa Hezbolá y diversas milicias yihadistas-chiítas de Irak, Afganistán y Pakistán, el régimen de Assad podría llegar incluso a estabilizarse.

¿Salvará Rusia a Assad?

La presencia militar de Rusia en Siria es tan grande que podría ayudar al régimen de Bashar al Assad a imponerse a sus opositores. Pero parece que Putin no quiere llegar tan lejos. Esto supondría la colonización por parte de una alianza ruso-chiíta de un país, Siria, de mayoría suní. Además, Rusia tendría que cargar con los consecuencias de una guerra brutal y costosa durante muchos años.

Comprensiblemente, aumenta el escepticismo por saber si el alto el fuego acordado seguirá vigente a partir del sábado (27.02.2016). Principalmente porque hay muchos frentes abiertos. La cuestión más importante es saber si Estados Unidos aceptará que Rusia siga bombardeando al frente radical islamista Al-Nusra durante el alto el fuego. La rama de Al Qaeda, muy activa en el norte de Siria, combate conjuntamente con otros grupos opositores al régimen de Assad.

Mudhoon Loay Kommentarbild App
Loay Mudhoon dirige el portal de diálogo qantara.de

Pero el triunfo del acuerdo dependerá, sobre todo, de la capacidad de Washington y Moscú para convencer a sus aliados regionales de que respeten el alto el fuego. Sobre todo de su capacidad de influencia sobre las incontrolables milicias yihadistas que el régimen iraní mandó a combatir a Siria.

La confianza en EE. UU. se tambalea

Mientras tanto, EE. UU. tendrá que advertir a sus aliados Arabia Saudí y Turquía para que no pongan en peligro la puesta en marcha del ansiado proceso político. Riad y Ankara, a su vez, tendrán que convencer a los grupos opositores sirios –incluidos los islamistas- de la necesidad de aceptar el alto el fuego.

El problema es que la confianza de los árabes sunitas en el gobierno de Obama se tambalea desde hace meses. Hay dos causas principales: la firma del acuerdo nuclear iraní y la inacción demostrada por EE. UU. en el conflicto sirio. Hace tiempo que Riad y el resto de países del Golfo consideran que Obama y Kerry han dejado a sus antiguos aliados de Oriente Medio en la estacada. Ante esto, es probable que estén esperando la llegada de un nuevo presidente a la Casa Blanca. Este puede ser uno de los motivos por los cuales Arabia Saudí demostró su irritación ante los últimos acontecimientos ocurridos en Yemen, Siria y Irak.

Los árabes sunitas nunca aceptarán la restauración del régimen de Assad. Por esta razón, Assad tiene que echarse a un lado y dar paso a un gobierno de transición. Si no lo hace, la brutal guerra de Siria se prolongará durante años.