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Asia, hambrienta de energía

5 de abril de 2011

El mundo necesita cada vez más energía. Según datos de la Agencia Internacional de la Energía, la demanda podría duplicarse de aquí a 2050. Una tendencia especialmente palpable en Asia y, sobre todo, en India y China.

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Líneas eléctricas gigantes abastecen de energía a la ciudad china de Shanghai.Imagen: CC/Shreyans Bhansali

Petróleo, gas y, sobre todo, carbón -es decir, todos ellos combustibles fósiles- son los encargados de saciar la enorme hambre de energía. El gran imperio chino produce más del 70% de su electricidad a partir de carbón, con lo cual emite ingentes cantidades de dióxido de carbono: más que cualquier otro país del mundo. Según cálculos de Hanns Günther Hilpert, investigador especializado en Asia por la Fundación Ciencia y Política (SWP, por las siglas en alemán), el consumo de carbón seguirá aumentando. Lo cual convierte en prácticamente inalcanzable el objetivo de reducir de forma significativa las emisiones de CO2 en todo el mundo hasta 2050 para limitar a dos grados centígrados el aumento de la temperatura global.

Rush Hour in Seuol
Metrópolis como Seúl consumen enormes cantidades de energía.Imagen: CC/stuck in customs

China es sólo un ejemplo entre muchos otros

Otros países asiáticos muestran un hambre de energía tan grande como el de China. Por ejemplo, la India, un país que -según un informe de su gobierno- en los próximos años debe multiplicar por cinco su capacidad para producir electricidad. Al igual que en China, el carbón es también la fuente de energía más importante en la India. Un país que cuenta con una de las mayores reservas del mundo. Aunque en el resto de países el carbón pierde peso específico, la demanda de la India y China ha sido suficiente para conducir al combustible fósil a experimentar un auténtico auge, como explica Sven Teske. Él dirige el departamento internacional de energías renovables de Greenpeace.

El enorme crecimiento genera problemas en los países emergentes de Asia. "Con la construcción de sus propias infraestructuras, dichos países irrumpen en la fase de mayor consumo energético de su crecimiento económico, lo que les obliga a estudiar cómo pueden cubrir la demanda", considera Hanss Günther Hilpert, de la SWP.

Es quizás también por ello que China y la India apuestan actualmente por la construcción de nuevas centrales nucleares. Pequín, por ejemplo, cuenta con una docena de centrales con una potencia total de 10 gigavatios, 25 en construcción y otras 50 proyectadas. Desde la catástrofe nuclear de Japón, sin embargo, los procedimientos de autorización se han paralizado provisionalmente. Además, se evaluará la seguridad de todos los reactores en funcionamiento.

También la autoridad de energía atómica de la India había anunciado el año pasado la construcción de nuevas instalaciones como complemento a las centenares de centrales térmicas de carbón que el país pretende edificar para utilizar sus propias reservas de mineral. En Jaitapur, una zona sísmica 300 kilómetros al sur de Mumbai, debería construirse la central nuclear más grande del mundo. Desde el accidente nuclear en Fukushima, sin embargo, la oposición es cada vez mayor.

Oportunidad para las energías regenerativas

Hütte mit Solaranlage und Parabolspiegel in Luang Namtha
Los habitantes de regiones apartadas pueden autoabastecerse con energías regenerativas.Imagen: CC/sama sama - massa

Por otra parte, la hambruna energética de Asia abre también un mundo de posibilidades para la denominada "energía verde". "Supone la oportunidad de tomar el camino correcto desde un primer momento", explica Sven Teske, quien añade: "adaptar la infraestructura 'a posteriori' cuesta mucha energía, podemos ahorrarnos los pasos intermedios que han tenido que dar los países occidentales".

El experto de Greenpeace aboga por pequeñas instalaciones, como centrales eólicas y solares de reducidas dimensiones o fórmulas mixtas. Rápidamente edificables, por ejemplo en Indonesia, que cuenta con 14.000 islas, y donde casi la mitad de la población no dispone de acceso a la electricidad. O en la India, donde hay 70.000 aldeas sin suministro eléctrico, como explica Teske. La energía surge donde se necesita y, además, contribuye a aportar valor añadido a nivel local, como con la creación de puestos de trabajo para la población nativa.

Cada país necesita soluciones específicas

La tecnología a emplear dependerá de las condiciones sobre el terreno. Donde, por ejemplo, una forma de energía cuenta con malas condiciones para su implementación, otra quizás pueda funcionar mejor. En China o en la India, los grandes parques eólicos gozan de condiciones óptimas. En Filipìnas, por ejemplo, la geotermia puede ser utilizada de forma eficiente junto con la energía eólica. En regiones montañosas, en cambio, la energía hidráulica puede resultar más oportuna. Como en el sur de Taiwán, donde pequeñas instalaciones producen electricidad a partir del agua acumulada en dos embalses. En la isla se proyecta ya la construcción de otras centrales hidroeléctricas de estas características.

Todo ello, sin embargo, debe realizarse con medida. Si no es así, es posible que las bondades de la energía hidráulica puedan convertirse en un problema. La construcción de centrales hidroeléctricas muestra cuán delgada es la línea que separa los beneficios de los perjuicios que pueden provocar este tipo de instalaciones. El mejor ejemplo lo constituye la central más grande del mundo, la de las Tres Gargantas en China: centenares de miles de personas fueron obligadas a abandonar sus hogares, los ecologistas temen enormes repercusiones sobre el medio ambiente a largo plazo y ven peligrar la supervivencia de miles de especies vegetales y animales.

Eletrische Leitungen in Shangai
Energía significa crecimiento y bienestar.Imagen: CC/Alex Mahan

China es mejor de lo que dice su reputación

Pese a todo, y observado en su conjunto, China no es en absoluto el gran agente contaminante del medio ambiente que con frecuencia se nos quiere presentar. Así lo considera también el experto de Greenpeace Sven Teske. Si lo comparamos a nivel internacional, el consumo medio de energía en China se sitúa en un nivel intermedio. Algo que, por supuesto, también tiene que ver con el hecho de que una gran parte de la población no participa del crecimiento económico. Los esfuerzos en el ámbito de la ecología suponen una necesidad apremiante: "hay que saciar el hambre de energía en China. Y, para ello, el país se nutre de todo lo que esté a su alcance", afirma Teske.

Hans Günther Hilpert, de la SWP, por el contrario, se muestra convencido de que "los líderes políticos han asumido la necesidad de proteger el medio ambiente". Un objetivo, sin embargo, difícil de implementar. Y es que el viejo pensamiento basado en el ansia de crecimiento y en la obtención del máximo beneficio supone un estorbo para la renovación. El nuevo plan quinquenal recoge, junto al desarrollo de las energías regenerativas, un aumento de la eficiencia energética y una limitación del consumo de energía.

Autor: Po Keung Cheung
Redacción: Emili Vinagre