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"América Latina, a la vanguardia en el desarme químico"

8 de junio de 2010

El director general de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas, el argentino Rogelio Pfirter, hizo un balance de los avances alcanzados durante su gestión durante una conferencia en Berlín.

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Rogelio Pfirter, director general de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas, luce la condecoración otorgada por el Gobierno alemán.Imagen: DW

Sigue habiendo siete países que aún no han firmado la Convención de 1997 que prohíbe la producción, el almacenamiento y el uso de armas químicas, un tratado que han suscrito entre tanto 188 países y que fue la base para crear la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPCW, según sus siglas en inglés) con sede en La Haya.

"Necesitamos paciencia y perseverancia", dijo el embajador Peter Gottwald, comisionado del Gobierno alemán para el Control de Armas y Desarme, durante la apertura de una conferencia internacional de dos días de duración en la que expertos de los diversos países miembros del organismo debatieron sobre los desafíos que suponen las armas químicas y biológicas para la seguridad internacional.

La imagen que queda en la memoria colectiva es la de aquella niña desnuda que camina por la carretera con los brazos extendidos abrasada por las quemaduras tras el bombardeo con napalm realizado por las fuerzas armadas estadounidenses en 1972 durante la guerra de Vietnam, que se convirtió en uno de los símbolos más dolorosos del modo indiscriminado con el que este tipo de armas arrasa con toda vida humana, animal y hasta vegetal.

Flash-Galerie Vietnamkrieg
Simbólica foto en Vietnam tras ataque aéreo con napalm.Imagen: AP

Gases mortales

El napalm, el agente naranja, el gas mostaza son sustancias tóxicas que prohíbe la Convención. "Hay gases asfixiantes, hay gases nerviosos que fueron desarrollados durante la Guerra Fría por la Unión Soviética y Estados Unidos, que con muy pequeñas cantidades pueden matar a un gran número de personas", dice el director de la OPCW, el argentino Rogelio Pfirter, en conversación con DW-WORLD.

Ambas naciones siguen siendo las que cuentan todavía con la mayor cantidad de armas todavía. "En su momento declararon poseer 70.000 toneladas de gases, en vista de esto la comunidad internacional impuso este tratado, porque las armas químicas son consideradas inaceptables debido a la forma indiscriminada con la que matan no sólo a fuerzas militares, sino también a la población civil", señala el experto que ha conducido el organismo durante los últimos ocho años.

Santiago Oñate, asesor legal de la organización destacó que buena parte del trabajo realizado por la organización es inspeccionar los lugares donde se encuentran almacenados los arsenales. Rusia ha destruido unas 19.000 toneladas de armas químicas, un 47 de las existencias que tenía tras el fin de la Guerra Fría. La destrucción de arsenales rusos tiene lugar gracias a la asistencia internacional, sobre todo de países como Alemania.

Internationale Konferenz der Organization für das Verbot chemischer Waffen (OVCW)
Inauguración la conferencia internacional realizada en Berlín.Imagen: DW

Reconocimiento del gobierno alemán

En la conferencia realizada en el ministerio alemán de Relaciones Exteriores en Berlín se hizo un balance sobre los alcances de la OPCW. En dicho marco el gobierno alemán entregó la condecoración de la Gran Cruz del Mérito a Rogelio Pfirter, en reconocimiento a su labor "que ha contribuido sustancialmente a hacer este mundo más seguro. El tratado es considerado un ejemplo de multilateralismo que funciona, que tiene credibilidad y se ha ganado el respeto de la comunidad internacional", dijo Gottwald, al entregarle el reconocimiento.

El organismo independiente que cuenta con un personal de 400 personas, la mitad de ellas inspectores, vigila que no se fabriquen más armas químicas en el futuro. "Se ha establecido un mecanismo de inspecciones muy eficiente, que alcanza de manera igualitaria y no discriminatoria a todos los países miembros de la convención, lo que era un desafío en el momento en el que se creó el tratado", afirma Pfirter.

Sin embargo preocupan los países que no han suscrito el tratado: Corea del Norte, Angola, Somalia, Siria, Egipto, Israel y Myanmar. "Todo país que no se haya adherido a la convención técnicamente no está obligado a atacar los términos", recuerda Pfirter.

Urteil gegen Gründer der Aum-Sekte Giftgasopfer in Tokio
Estación de metro en Tokio tras los ataques con gas sarín en 2004.Imagen: AP

El terrorismo es el desafío

Adicionalmente el peligro es que grupos terroristas puedan acceder a sustancias químicas y a tecnología para la construcción de armamento. Pfirter recuerda tan sólo los alcances que tuvo el atentado en el metro de Tokio cuando una secta esparció gas sarín, provocando la muerte de 12 personas y la intoxicación de 600 más en el 2004. Para la fabricación de armas químicas basta sustancias aparentemente inofensivas como el cloro que pueden causar grandes daños como se ha visto en las guerras intestinas en Irak en donde ha sido utilizado.

El experto concluye la conversación señalando que los países de América Latina, sin excepción, cumplen cabalmente con la convención. "Siempre existe la posibilidad de que agentes criminales puedan recurrir a las sustancias químicas como lo han hecho en otras regiones del mundo, pero América Latina ha estado a la vanguardia en la promoción del desarme químico, todos los países de la región son miembros del tratado".

Autora: Eva Usi
Editor: Pablo Kummetz