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Alerta por la Mezquita Roja

DW-WORLD6 de julio de 2007

La debilidad del gobierno de Pakistán, donde los islamistas sitiados por las fuerzas militares en la Mezquita Roja de Islamabad se niegan a capitular, inquieta a los editorialistas, que advierten de graves consecuencias.

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Disturbios en Islamabad.Imagen: AP

Westdeutsche Zeitung, de Düsseldorf: "En medio de Islamabad se encuentra la Mezquita Roja, que mantiene en vilo a las fuerzas armadas pakistaníes. A primera vista parece un conflicto regional, que sólo debería interesarnos medianamente. Sin embargo, en última instancia, la cuestión de fondo es si los musulmanes extremistas podrían llegar a conquistar el poder en un país que posee armas atómicas. Eso abriría perspectivas totalmente nuevas al terrorismo de Al Qaeda. En consecuencia, deberíamos interesarnos por la Mezquita Roja... ¡y mucho!".

Fortaleza dudosa

Financial Times, en su edición alemana de Hamburgo: "El presidente Pervez Musharraf, el supuesto hombre fuerte de Pakistán, parece entretanto una figura a merced de los acontecimientos. Durante largo tiempo, el Estado permitió que los islamistas de la Mezquita Roja hicieran lo que quisieran con sus escuelas de Corán. A corta distancia del palacio de gobierno surgió un espacio que podría convertirse en punto de partida para un Estado regido por la Sharía. El gobierno sólo intervino cuando en las permanentes provocaciones hubo muertos. Si no hubiera actuado en este punto, habría perdido toda autoridad. Musharraf es considerado en Occidente como un aliado fuerte. Los acontecimientos que tienen lugar en Pakistán lo ponen cada vez más en duda."

El doble juego de Musharraf

Neue Zürcher Zeitung, de Zúrich: "La vacilación (de Musharraf) resulta sintomática del modo en que el estado actúa frente a los fundamentalistas islámicos. Durante décadas, el ejército y los servicios de inteligencia utilizaron a los partidos religiosos como instrumentos de poder. También Musharraf se alió en el ámbito político interno con los islamistas para dejar fuera de juego a sus principales adversarios, mientras hacia afuera cultivaba una dura retórica anti-terrorista. En contrapartida, dejó mano libre a los extremistas y no actuó contra mezquitas en que se predicaba la violencia. Este doble juego debía volverse en algún momento en su contra."

¿La hora de Benazir Bhutto?

The Times, de Londres: "La politización del Islam ha debilitado en su conjunto al ejército, al poderoso servicio secreto ISI y al sistema político. El general Musharraf espera ahora que un acuerdo con la exiliada Benazir Bhutto, en virtud del cual ésta podría retornar como primera ministra, le permita evitar imponer el estado de guerra. Porque ello provocaría, según temen los pakistaníes, una confrontación con los fundamentalistas islámicos no sólo en Islamabad, sino en todo el país."