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Alemania y la guerra en Afganistán

7 de septiembre de 2009

Tras el ataque que realizó la OTAN en Afganistán a pedido germano, causando numerosos muertos, el ministro alemán de Defensa es blanco de críticas en los editoriales, que también destacan la realidad de la guerra afgana.

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Franz Josef Jung: en el blanco de la crítica.Imagen: AP

Financial Times, en su edición alemana: “De un momento a otro, alemanes y estadounidenses intercambiaron sus roles: si en años anteriores fueron las malvadas tropas estadounidenses las que recibieron duras críticas, precisamente de Alemania, por tener pocas consideraciones en la lucha contra insurgentes (en Afganistán), ahora los alemanes son blanco de esos reproches. Estamos hablando de un país que sólo quiere excavar pozos de agua y no estar oficialmente en guerra, y cuyos soldados han sido continuamente calificados burlonamente de ‘blandos’ por sus aliados. Lo más inquietante es, sin embargo, la forma en que Franz Josef Jung (el ministro de Defensa alemán) enfrenta el desastre. Ya es bastante tremendo que el ministro continuamente le baje el perfil a la dimensión de la operación en Afganistán. Pero quien, aunque ya se disponga de arrolladoras pruebas de que hubo víctimas civiles niega su existencia, ya no es apto para ese cargo.”

Investigación en serio

Berliner Zeitung, de Berlín: “¿Es el ejército alemán culpable de un crimen de guerra, aunque oficialmente esta guerra no sea tal? Habrá que esclarecer si esta acusación es una barbaridad o lo es la operación que se llevó a cabo el viernes. Pero no siguiendo el método de Jung, quien abiertamente indica que el objetivo de tales investigaciones es demostrar a la población que el ataque era necesario y no desproporcionado. Precisamente, no se trata de probar que todo estuvo bien, sino de investigar qué estuvo bien y qué estuvo mal”.

Del lado correcto

Nepszabadsag, de Hungría: “La opinión pública en Alemania es fundamentalmente pacifista y tiene una actitud de desconfianza y resistencia frente a las operaciones de la Bundeswehr en el exterior. Así era a mediados de los años 90, cuando el gobierno de Kohl envió aviones Tornado a Bosnia Herzegovina, traspasando así un umbral histórico, ya que se trató de los primeros soldados alemanes en una misión en el exterior desde la II Guerra Mundial. (...) Kohl y sus ministros defendieron el envío de Tornados con el argumento de que la Alemania democrática estaba del lado correcto. También en Afganistán, la Bundeswehr está del lado correcto. No está demás recordarlo 70 años después del ataque de los nazis contra Polonia, que desató la tremenda conflagración mundial.”

Con pie de plomo

Die Presse, de Viena: “Éste es uno de los puntos que vuelve simpática a la Alemania de hoy: que debido a su experiencia histórica con la terrible conflagración mundial que los alemanes, dirigidos por un austríaco, desataron hace 70 años, la República Federal anda con pie de plomo en cuanto a su participación en operaciones militares internacionales. Se discute inacabablemente antes de dar al ejército alemán la orden de ponerse en marcha (...). La República Federal de Alemania se toma muy en serio el ‘¡nunca más!’ Y merece por ello todo el respeto. Otra cosa es cuando Alemania ha decidido enviar sus soldados al exterior, como ocurre ahora en Afganistán. Quizá los buenos alemanes hayan querido ayudar sólo en la reconstrucción en su lugar de operaciones, en el norte. (...) Pero con ello se han engañado a sí mismos y a la población germana. Quien conozca un poco de la historia afgana sabe que allí no puede haber ‘operaciones de estabilización’ sino sólo guerra, guerra y más guerra. Cuanto antes la política alemana lo diga, mejor, porque así podrá enfrentar realmente la realidad en ese duro país”.

Autora: ERS/dpa/afp

Editora: Cristina Papaleo