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Acuerdo entre París y Washington

Emilia Rojas Sasse5 de agosto de 2006

El embajador estadounidense en la ONU, John Bolton, y el Palacio del Elíseo confirmaron que se llegó a acuerdo en torno a un proyecto de resolución para el Medio Oriente, que se espera sea aprobada próximamente.

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¿Logrará la ONU hacer callar las armas?Imagen: AP

Aun antes de que el texto fuera presentado a los 15 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, que son los que deben votar, el acuerdo se celebró como un paso que posibilitará por fin a la intervención internacional para acabar con las hostilidades que ya han costado más de 800 vidas en el sur del Líbano e Israel. Y, en realidad, el hecho de que Estados Unidos y Francia hayan conseguido aunar sus posturas resulta fundamental para avanzar en la búsqueda de una solución diplomática, porque sin la anuencia estadounidense está destinada a fracasar cualquier iniciativa que involucre a Israel y porque Francia es la potencia europea con mayor ascendiente en el Líbano. De hecho, con insistencia se la menciona como posible cabeza de la fuerza multinacional que se planea enviar a la región.

Concesiones francesas

Las diferencias que tanto costó superar entre Washington y París giraban principalmente en torno al orden de los factores, es decir, de las etapas a cumplir para emplazar tropas de paz en la región. Mientras Estados Unidos abogaba por su entrada en acción inmediatamente tras alcanzarse una tregua, Francia sostenía que la misión debería emprenderse después de haber entrado en vigor un cese del fuego permanente.

De acuerdo con fuentes diplomáticas, el borrador acordado ahora insta a Israel y a Hezbolá al "cese de todas las hostilidades". Círculos de la ONU señalaron que Francia desistió de exigir el alto el fuego inmediato y, además, estaría dispuesta a aceptar que la resolución mencione el derecho de Israel a defenderse si vuelve a ser atacado por las milicias chiítas. Además, se indicó que una segunda resolución habría de establecer el "marco político para una alto el fuego perdurable", que deberá ser garantizado por una tropa internacional en el sur del Líbano.

Manifestación en Londres

Uno de los primeros en aplaudir el acuerdo franco- estadounidense fue el primer ministro británico, Tony Blair. Y no es de extrañar que así sea, considerando que en casa arreciaban las críticas contra su política de secundar al presidente estadounidense, George W. Bush, en su negativa a exigir un alto el fuego inmediato. Este mismo sábado marcharon por las calles de Londres numerosos manifestantes, protestando contra lo que ocurre en el Líbano. Mientras la policía cifró su número en unos 20.000, los organizadores de la protesta hablaron de 100.000 participantes.

Que el paso dado ahora en la ONU logre conducir a desactivar el polvorín aún no es seguro. Una resolución, por sí sola, no garantiza efectos, como lo ha demostrado la larga lista de resoluciones ignoradas a lo largo de los años, comenzando por las relativas a Israel y terminando con la que demandaba el desarme de las milicias de Hezbolá. Lo fundamental, en este caso, será la determinación de hacerla cumplir. Y esa tarea no se puede dejar en manos de la proyectada tropa internacional, sino que corresponde a las más altas esferas políticas que puedan presionar a las partes en conflicto.