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ACNUR: se subestima generosidad de países latinoamericanos

Alba Miriam Amaya
12 de febrero de 2020

La alta comisionada adjunta para los Refugiados de las Naciones Unidas habló en exclusiva con DW sobre la situación de las personas asiladas e internamente desplazadas en América Latina.

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Foto de Kelly Clements
Imagen: Getty Images/G. Legaria

Latinoamérica se mantiene como una región con complicados retos en materia de derechos humanos, lo que la convierte –además- en un territorio con creciente aumento de habitantes desalojados que buscan seguridad lejos de sus comunidades. La alta comisionada adjunta de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Kelly Clements, visitó El Salvador para conocer de primera mano la situación que, entre 2006 y 2016, ya había causado que unas 71.500 personas dejaran sus casas y otras 167.000 solicitaran asilo en distintas partes del mundo.

DW: ¿Cómo analiza el cumplimiento del derecho humano al asilo en el continente americano?

Kelly Clements: Esta es una región que está bajo estrés con respecto al asilo y aquellos que se ven obligados a huir de la persecución, particularmente la violencia generalizada. La situación venezolana es un importante impulsor del desplazamiento. Tenemos casi 5 millones de venezolanos que han salido de su país, muchos de los cuales han solicitado asilo principalmente en los países vecinos. Colombia es el que ha asumido la mayoría de la responsabilidad con respecto a la acogida de venezolanos. Esto se vuelve bastante difícil para un gobierno que tiene recursos escasos para poder darles respuesta a todas las personas venezolanas que necesitan ayuda.

infografía de migrantes venezolanos

Más al norte, la situación nicaragüense continúa con las personas que tienen la necesidad de huir a Costa Rica. Hay un gran número en el área fronteriza, particularmente agricultores, pero también hay estudiantes, defensores de los derechos humanos y periodistas que han abandonado Nicaragua desde abril de 2018. Hay alrededor de 74.500 que han solicitado asilo en Costa Rica y las cifras siguen aumentando ya que vemos que unas 4.000 personas salen de Nicaragua cada mes. Esto dice mucho de la hospitalidad costarricense que -al igual que los países que albergan a venezolanos- tiene sistemas sociales estresados. El país, que es muy pequeño, está teniendo algunas dificultades para hacerle frente a la situación.

En el norte de Centroamérica, estamos hablando de 720.000 personas que han sido desplazadas dentro de sus países, principalmente en Honduras y El Salvador, o que han solicitado asilo en otras naciones. Esto ha sido muy desafiante para los gobiernos involucrados y requiere de un gran apoyo.

Foto de migrantes venezolanos
Imagen: DW/Y. Boechat

En El Salvador, hay una nueva legislación que se ocupa de la protección y ayuda para quienes han sido obligados a huir de sus hogares debido a la violencia. Este es otro ejemplo: hay diferentes niveles de capacidad en la región con respecto a los sistemas de asilo, algunos más fuertes que otros. El Salvador y Honduras han sido tradicionalmente países de origen en lugar de destino; Guatemala ha cambiado en los últimos años de ser principalmente un país emisor a uno de origen, tránsito y destino. El sistema de asilo de Guatemala, por supuesto, ha venido aumentando su capacidad considerablemente en los últimos dos años.

¿Cuáles son los países de América Latina que brindan mayores garantías a quienes solicitan refugio?

Realmente varía de un país a otro. Cada uno tiene capacidades diferentes: tienes a Guatemala en una fase más avanzada en términos de construcción de sus sistemas de asilo, pero hay tensiones y presiones; Honduras está un poco más adelante que El Salvador en el fortalecimiento de su sistema nacional. Si vas más al sur, tienes a Colombia, que está buscando dar permisos de trabajo para personas venezolanas, naturalizando a los bebés de padres venezolanos que nacieron en Colombia, y (recurre a) diferentes tipos de órdenes ejecutivas para proteger y proporcionar ayuda. En el caso de Perú, están buscando dar visas humanitarias para poder abordar la necesidad de aquellos venezolanos que buscan refugio; en Brasil están reconociendo como refugiado a quien sea de Venezuela y ya llevan 37.000 en esta categoría. De igual forma pasa en otros lugares, por lo que realmente depende del país y la subregión.

Esto es una especie de espada de doble filo en algunos aspectos: es bueno que la gente se sienta confiada en el sistema, por lo que ingresa una solicitud de asilo. Pero mientras más solicitudes de asilo se presenten, más tensión en el país y en el sistema para poder responder oportunamente.

Foto de migrantes centroamericanos
Imagen: Getty Images/AFP/I. Guzaman

¿Cómo valora la decisión de Andrés Manuel López Obrador de regresar a cientos de personas centroamericanas a sus países de origen, luego que ingresaran legalmente a México para pedir refugio?

Obviamente, las necesidades humanitarias para nosotros serán lo primordial. Las necesidades de las personas deben ser atendidas, independientemente de si es en México, El Salvador, Honduras o Guatemala. Hemos intensificado nuestras actividades y apoyo en México, en términos de la capacidad de las personas para poder presentar solicitudes de asilo e incluso en términos de necesidades de protección.

Podría ser en México o en cualquier otro país donde existen políticas fronterizas. Los controles fronterizos son un derecho del país, pero las necesidades humanitarias para nosotros siguen siendo lo prioritario y la capacidad de poder hacer una solicitud de asilo, y ser escuchados, es un derecho”.

¿Qué respuesta le brinda el gobierno de Iván Duque a las personas que están siendo desplazadas internamente por los enfrentamientos de las guerrillas?

Este es un tema que seguimos planteando bilateralmente, pero también con gran preocupación en términos del enfoque, porque -dado que los venezolanos han llegado a Colombia en grandes cantidades- la situación de desplazamiento interno sigue siendo menos visible. Colombia tiene uno de los marcos legales más sólidos y robustos para el desplazamiento interno, ciertamente en la región y potencialmente en el mundo. No hay duda o sorpresa al respecto. Estamos hablando de un total acumulado de 8 millones de desplazados internos desde que se iniciaron los registros en 1985”.

Foto de migrantes venezolanos.
Imagen: Getty Images/AFP/J. Barreto

En la actualidad, uno de los desafíos para ACNUR es que hay focos en el país donde continúa la violencia y la capacidad de los estados de las regiones afectadas sigue siendo limitada. Nuestra capacidad como agencia humanitaria también es limitada en las zonas donde continúa el conflicto. Tenemos algunos datos que dicen que ha habido unos 23.000 nuevos desplazados en 2019, por lo que poder brindar protección y asistencia a esas personas sigue siendo una prioridad”.

La comunidad internacional subestima la generosidad de muchos países del continente que necesitan ayuda desesperadamente porque la gente se desplaza por una variedad de razones. Ciertamente hay factores económicos en juego, pero también hay persecuciones políticas muy fuertes y causas relacionadas con la violencia. Esto necesita un mayor apoyo de la comunidad internacional del que están obteniendo.

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