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50 años del Bundesbank

Karl Zawadzky 1 de agosto de 2007

Hace 50 años era fundado el Bundesbank (Banco Central alemán), que durante décadas aseguró la estabilidad de la moneda en el país. Hoy, el Bundesbank desempeña un importante papel en el sistema monetario europeo.

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El marco alemán fue el símbolo del resurgimiento de Alemania de las ruinas de la II Guerra Mundial. Entonces, el mundo admiraba sorprendido el “milagro económico”. Ludwig Erhard, el primer ministro de Economía de posguerra, tomó las decisiones que llevaron a un crecimiento económico sin par. El Bundesbank aseguró la estabilidad monetaria y con ello un crecimiento sostenido de la economía.

Credibilidad ante todo

Ambos elementos -el marco de ordenamiento de la economía y el marco alemán duro- constituyeron las bases del milagro económico. Al final del proceso, el marco alemán ocupaba el segundo lugar entre las monedas de reserva duras del mundo. Cuando el Bundesbank aumentaba las tasas de interés, pocos minutos después hacían lo mismo los otros bancos centrales europeos.

Debido a su consecuente política de estabilidad monetaria, el Bundesbank no siempre fue amado por los políticos, pero para los ciudadanos fue en todo momento una de las más importantes autoridades del país. En 1992, el por entonces Presidente de la Comisión de la UE, Jacques Delors, definió así la casi mística relación entre los alemanes y la máxima autoridad monetaria: “No todos los alemanes creen en Dios, pero todos sí creen en el Bundesbank”.

Alemania y el Banco Central Europeo

El Bundesbank fue durante 40 años el garante de la estabilidad del marco alemán. Desde 1999, el responsable de la estabilidad del euro es el Banco Central Europeo (BCE). Pero el Bundesbank continúa desempeñando un importante papel. En la estructura federal del BCE, Axel Weber, el presidente del Bundesbank, representa a la mayor economía de Europa: el PIB de Alemania equivale al 30 % del total del PIB de la zona del euro.

Ello es tenido en cuenta, cuando en el consejo de BCE se debate sobre la coyuntura económica, el volumen de dinero y la inflación en la eurozona y se decide sobre la tasa guía de interés. Pero más importante aún: el BCE continúa en la línea del Bundesbank. El BCE fue organizado de acuerdo con el modelo del Bundesbank: independiente y con el objetivo central de asegurar la estabilidad monetaria. El actual presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, subraya orgulloso que el euro es hoy tan duro como lo fue en su momento el marco alemán.

Permanente ganador

Parte de la traidición a todas luces es, sin embargo, que los políticos no pueden resistir a la tentación de intentar una y otra vez limitar la autonomía y modificar el compromiso del Banco Central de asegurar en primer lugar la estabilidad de la moneda. En el pasado, el ministerio de Hacienda alemán intentó repetidas veces desviar al Bundesbank del rumbo de absoluta estabilidad. En esas disputas siempre hubo un solo ganador: el Bundesbank. Y de cada disputa salió cada vez más fortalecido.

Lo mismo sucede ahora con el BCE. Nicolas Sarkozy, el presidente de Francia, quiere impulsar las exportaciones con un euro débil. Pero el presidente del BCE, Trichet, y el consejo del BCE lo rechazan. Razón tienen y merecen apoyo. Pues la base para un crecimiento sostenido en Europa son el marco de ordenamiento de la economía y la estabilidad del euro. Hoy como ayer sigue vigente la premisa: la estabilidad de la moneda no lo es todo, pero sin la estabilidad monetaria nada sirve de nada.