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30 años del atentado neonazi en Mölln

Christoph Hasselbach
22 de noviembre de 2022

En 1992, tres personas murieron en un ataque racista. ¿Qué fue lo diferente en Alemania en aquel entonces?

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La casa incendiada de la familia Arslan en Mölln, Schleswig-Holstein.
La casa incendiada de la familia Arslan en Mölln, Schleswig-Holstein.Imagen: picture-alliance/dpa

El 23 de noviembre de 1992, poco después de la medianoche, dos neonazis lanzan cócteles molotov contra dos casas en Mölln. Lars C., entonces de 19 años, y Michael P., de 25, eligieron las casas de la tranquila y pequeña ciudad en el estado federado de Schleswig-Holstein porque allí viven familias turcas. Tras los dos incendios provocados, un anónimo se pone en contacto con la policía y los bomberos, señala los incendios y concluye su llamada con "Heil Hitler".

Todos los residentes de una casa logran salvarse, algunos de ellos con heridas graves. En la otra casa, mueren Bahide Arslan, de 51 años, su nieta Yeliz, de diez años, y su sobrina Ayse, de 14 años. Bahide Arslan todavía logra salvar a su nieto Ibrahim, de siete años, envolviéndolo en paños húmedos.

Una ola de ataques racistas

En aquella época, poco después de la reunificación, el ataque formaba parte de toda una serie de actos de violencia racista en pocos meses: en Hoyerswerda, Rostock, Mölln, y luego en Solingen. En Mölln se producen las primeras víctimas mortales, en Solingen mueren otras cinco personas de una familia turca.

Timo Reinfrank, director ejecutivo de la Fundación Amadeu Antonio, que lucha contra el racismo, describe a DW la atmósfera de esa época: "Los extremistas de derecha perpetraron un auténtico terror callejero y marcaron la pauta en muchos lugares, especialmente en el este de Alemania. Al mismo tiempo, hubo un debate racista sobre el asilo en la política y los medios de comunicación que alimentó el odio contra los refugiados".

Ola de violencia: Rostock Lichtenhagen en 1992.
En agosto de 1992, violentos ultraderechistas se amotinan frente a un hogar para solicitantes de asilo en Rostock-Lichtenhagen.Imagen: picture-alliance/ZB/B. Wüstneck

Fue una época "en la que hubo una gran exclusión social de la población inmigrante y de las personas de color, en casi todos los ámbitos". Esto es lo que señaló a DW la abogada Katrin Inga Kerstein, que ha representado en varias ocasiones a la familia Arslan. También en los medios de comunicación se encubrió el ambiente de pogromos de principios de los 90 "para salvar la reputación internacional de Alemania tras la reunificación".

Los perpetradores de Mölln comparecen ante el tribunal y un año después son condenados a varios años de prisión por triple asesinato en combinación con el intento de asesinato de siete personas. Ambos ya han sido puestos en libertad.

Halle, Hanau y un ataque a la mezquita de Mölln

El Presidente Federal, Frank-Walter Steinmeier, habló recientemente en su residencia oficial, el palacio de Bellevue, con las familias afectadas por el incendio provocado en Mölln, y también sobre las dificultades que tuvieron y tienen con las autoridades. En un discurso pronunciado en agosto, Steinmeier advirtió de un clima social en el que podían surgir actos de violencia y exigió que el Estado hiciera todo lo posible para proteger a la población de la ira, la agitación y la violencia colectiva.

¿Cómo ha cambiado el clima social desde Mölln? Katrin Kerstein subraya: "Los nazis van hoy con traje y corbata. Ya no son fácilmente reconocibles. Pero siguen ahí".

"La violencia racista sigue siendo cotidiana para muchas personas", afirma también Timo Reinfrank. Señala el ataque a la sinagoga de Halle en 2019 y el ataque a personas de origen migratorio en Hanau en 2020 con nueve víctimas mortales. Estos "han puesto de manifiesto una vez más el grave peligro que siguen representando los extremistas de derecha en Alemania".

Un estudio publicado recientemente por la Universidad de Leipzig muestra también lo actual que sigue siendo el tema del racismo en Alemania. Aunque reconoce un descenso de las opiniones de extrema derecha entre los alemanes, las actitudes xenófobas siguen estando muy extendidas. Casi un tercio de los encuestados afirma que los "extranjeros" solo vienen aquí "para explotar nuestro estado de bienestar". Y casi otros tantos consideran que la República Federal de Alemania está "peligrosamente invadida por extranjeros".

(gg/jov)