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Violencia en EE.UU.: el verano de la decisión

Ines Pohl, desde Dallas (JOV/DZC)10 de julio de 2016

Después de la muerte de dos ciudadanos negros y cinco policías blancos, muchos temen una guerra civil. En Dallas, sin embargo, las personas se unen en el dolor, queriendo darle un sentido a lo ocurrido.

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Marcus Carter y otros habitantes de Dallas demuestran su descontento con la violencia racial: "Black lives matter", dice en su camiseta.
Marcus Carter y otros habitantes de Dallas demuestran su descontento con la violencia racial: "Black lives matter", dice en su camiseta.Imagen: DW/I. Pohl

Marcus Carter está sentado con sus amigos frente a una cinta amarilla de precaución, puesta por la Policía. Cada vez que pasa un tranvía por el frente levanta con ira el brazo y empuña la mano. Marcus lleva una camiseta blanca con la consigna "Black Lives Matter, Dallas" (La vida de los negros también cuenta, Dallas). "Estamos hartos de todo el racismo. Y si esto no cambia pronto, esto va a terminar mal”, advierte el joven.

En la semana anterior, dos jóvenes negros fueron baleados por policías blancos en el curso de inspecciones de rutina dentro de tan solo 48 horas. Primero en Louisiana, luego en Minnesota. La publicación y difusión de sendos videos a través de Internet, que documentan los asesinatos, contribuyó a animar masivas protestas y manifestaciones en todo el país, incluida Dallas.

Aquí, como en muchas otras ciudades, el grupo activista "Black Lives Matter" había convocado a expresar su descontento. Manifestaciones que se desarrollaron, en un inicio, pacíficamente. Blancos, negros e inmigrantes de América Latina y Asia marchaban juntos por las calles de Dallas. De repente se oyeron disparos y la manifestación se dispersó.

Homenaje espontáneo

"Al principio, muchos temían que un negro desorientado fuera el autor del hecho. Eso empeoraría la ya tensa situación”, dice Mike Walton, que se pone de pie echando una mirada a la pequeña plaza frente a la entrada de la jefatura de policía. Allí apenas se ven dos coches de patrullas tras una montaña de flores y mensajes de solidaridad con los familiares de los policías asesinados. "Esto nunca va a ser lo mismo que antes", exclama Walton y agrega que “sin embargo, tenemos que continuar la búsqueda de caminos comunes".

Walton trabaja desde hace un cuarto de siglo como oficial de policía en Dallas. Como sindicalista, este oficial ha desarrollado estrategias de reducción de conflictos y estaba orgulloso de que en Dallas, en comparación con otras grandes ciudades, no se habían presentado enfrentamientos entre policías y civiles. Aunque concluye que, "aunque hemos trabajado en equipos mixtos, la violencia entre los agentes de policía blancos y los civiles negros es un gran problema".

Un problema nacional

Un problema que Estados Unidos no termina de resolver. Y que en este verano arroja la interrogante de hacia dónde irá el país. "No nos podemos dejar guiar por el odio y la ira", dice Dorris Kenny. Esta afroestadounidense vive en Dallas desde hace 40 años. Dorris está orgullosa de su ciudad, que ha hecho muchas cosas bien y que estaba enfrentando de la mejor manera los retos de una sociedad de inmigrantes: no ignorando el racismo, sino tratándolo.

Dorris está muy preocupada de que todo esto pueda cambiar ahora, no solo en Dallas, sino en todo el país. "Hay políticos que despiertan sentimientos racistas. Algo muy peligroso que no podemos permitir", concluye esta habitante de Dallas. Justo cuando en las próximas elecciones se decide sobre cuál será el rumbo que tomará la sociedad de Estados Unidos, Dorris se cuestiona: “¿Queremos seguir trabajando porque Estados Unidos sea una casa para todos o queremos volver a abrir una peligrosa guerra racial?".

Muchos comparten el deseo de Bet Harrington, su hija Kylie y su hijo Camron: “Que la muerte de los agentes no sea en vano. Ellos sacrificaron sus vidas porque todos estuviéramos aquí juntos y no nos dejáramos guiar por el odio. Con mayor razón, ahora tenemos que luchar por un futuro común".