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Una parroquia en la cárcel

27 de abril de 2011

Cada persona tiene el derecho de practicar su religión. Por ello, en la prisión de Colonia Ossendorf se celebran misas regulares. Y a ellas no acuden sólo cristianos; también musulmanes.

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Imagen: picture-alliance/dpa

La Iglesia Evangélica de Colonia Ossendorf ha establecido dos parroquias en la cárcel de la región. En la iglesia del centro penitenciario, los capellanes se alternan para celebrar misas. Y, en contraste con la mayoría de las parroquias del resto de Alemania, tiene mucha popularidad.

“Aquí, en la cárcel, hay muchos problemas muy diversos. Algunos roban a sus compañeros, otros toman drogas. Y otros juegan con la idea de cometer suicidio. Todo esto se puede observar. ¿Pero estamos contentos con ello?”.

Saskia, una presa con largos cabellos rojizos y pantalones de deporte, ensaya su texto. Leerá su propia composición en la misa del próximo fin de semana en la prisión de Colonia Ossendorf. Desde sus once años, Saskia ha vivido en la calle tomando drogas. Ahora, la joven de 21 años ayuda con los preparativos de las misas cada semana.

Una terapia de grupo

Su compañera Michelle es un caso similar: “Yo antes no me relacionaba con la Iglesia, y siempre he pensado: ‘Buf, las misas son tan aburridas’. Pero aquí me he dado cuenta de que las misas en la cárcel son bastante diferentes a las del exterior. Y pensé: ‘Esto podría ser interesante para mí’. Se puede ayudar a componer las misas, compartir cosas entre la gente, y nos lo pasamos bien. Además, el grupo en sí es divertido, es como una pequeña familia. Se puede hablar de todo, de cosas que por ejemplo no se podría hablar en la casa.”

JVA Bautzen
Entre un 60 y un 70% de los presos acuden al servicio.Imagen: picture-alliance/dpa

Por “casa”, Michelle se refiere a los pabellones donde se encuentran las celdas. La mayor parte de su día lo pasa sola en un espacio de 8 metros cuadrados. Por ello, las misas son un cambio muy bienvenido.

Gran audiencia

Por ello, quizás, son tantos los presos que se reúnen cada domingo en la espaciosa iglesia de la cárcel. Entre un 60 y un 70% de los 1.000 presos acuden al servicio, según la pastora Eva Schaaf. La austera pero alta parroquia es todo un contraste con los largos pasillos sin ventanas y las estrechas celdas de la gran prisión del estado de Renania del Norte-Westfalia.

Eva Schaaf es pastora en esta cárcel desde hace 17 años: “En nuestra iglesia tenemos un mensaje: el castigo como puerta a la reconciliación. Esto significa que la sentencia debería servir para que las ‘víctimas’ y ‘perpetradores’ puedan reconciliarse”.

Nadando a contracorriente

No obstante, no es tan fácil. Los presos que mantienen conversaciones individuales con la pastora tienen a menudo grandes problemas, y ven la experiencia de la cárcel como un callejón sin salida. Las ofertas de ayuda en la cárcel son muy escasas.

Schaaf intenta ofrecer la posibilidad a los presos en sus misas de confrontarse los unos con los otros y con su fe. Para ello, no todos los presentes deben pertenecer a la misma confesión. Wolkan, por ejemplo, es musulmán: “Para mí no hay ninguna diferencia: existe un Dios. Aunque siempre he creído en Dios, en algunas situaciones no he pensado en él, o de lo contrario creo que no habría hecho lo que he hecho. Y para mí no es un problema que ahora esté en una mezquita o en una iglesia. Sólo se trata de una presentación.” Y la presentación es precisamente la especialidad de Wolkan. Con su música compuesta por él mismo acompaña las misas semanales – en turco.

100 Jahre Gefängnis Santa Fu
La práctica de las misas en la cárcel data del siglo XVII, cuando emergieron las modernas penas de prisión.Imagen: picture-alliance/dpa/dpaweb

Dijo San Mateo...

“He sido encarcelado y me ha visitado”. Esta frase del Evangelio según San Mateo (Nuevo Testamento) es parte inamovible de las misas de la prisión.

La práctica de las misas en la cárcel data del siglo XVII, cuando emergieron las modernas penas de prisión. La de Eva Schaaf es hoy día una de las 300 parroquias evangélicas en prisión en toda Alemania. Su despacho está lleno de biblias en diferentes idiomas.

A través de las barras de su ventana se puede ver el interior de la cárcel. Junto con sus compañeros católicos, la pastora aboga por una mejora de las condiciones del sistema correccional: “Naturalmente, la tarea de los presos es la de hacer frente a sus acciones. Y el apoyarles en ello es también una labor esencial de las misas. Y también para ello se podría dar un paso más y mejorar sus condiciones para que su tarea sea más fácil.”

Pero esto no es siempre posible. Cuando los presos tienen problemas psicológicos, la mayoría de las veces no pueden recibir en la cárcel la ayuda que necesitan. Al contario que los cargos públicos, la pastora Schaaf no tiene ninguna posibilidad de decidir por los presos. Pero les ofrece su habitación de retiro, el respeto de la confidencialidad y la posibilidad de mantener largas conversaciones íntimas.

Autora: Ana Radic / Lydia Aranda Barandiain

Editor: José Ospina Valencia