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Una guerra de facto

Emilia Rojas Sasse14 de julio de 2006

Mientras la ofensiva israelí arrecia, el gobierno alemán volvió a subrayar el derecho de Israel a defenderse. Aún así, la operación resulta "discutible" para un experto en Derecho Internacional que conversó con DW-WORLD.

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Las imágenes de la frontera entre Israel y el Líbano lo dicen todo.Imagen: AP

La guerra no ha sido declarada. Sin embargo, eso no atenúa la realidad. La ofensiva militar israelí contra blancos en el Líbano arrecia y el número de muertos en ese país desde el miércoles supera ya el medio centenar. Nuevos bombardeos sobre suburbios del sur de Beirut, considerados bastiones de las milicias de Hizbollah, sobre el aeropuerto de la capital libanesa y sobre la carretera que conduce hacia Siria marcan la jornada, mientras varios cohetes Katiushka hacían impacto en el norte de Israel.

Hizbollah en la mira

A estas alturas, el detonante concreto de la escalada -la incursión de fuerzas de Hizbollah en Israel, donde dieron muerte a ocho soldados israelíes y secuestraron a otros dos- ha pasado a segundo plano. Ya no se habla de liberar a los uniformados, sino de un objetivo mucho más amplio y decisivo: acabar con el poder de la milicia chiíta en el sur del Líbano y, en lo posible, también con su líder, el jeque Hassan Nasrallah. Al menos eso es lo que se colige de las palabras del ministro del Interior israelí, Ronni-Bar On, según las cuales Nasrallah había "firmado su propia sentencia".

Por comprensible que resulte la intención de Israel de resguardar su seguridad en la frontera norte, las dimensiones de la actual ofensiva han provocado estupor y preocupación en la comunidad internacional, cuyos llamados a la mesura siguen sin ser atendidos. Y, a medida que arrecian las hostilidades, se alzan voces que ponen en duda la legitimidad de la actitud israelí.

Ofensiva desproporcionada

Andreas Paulus, profesor de derecho internacional de la Universidad Ludwig Maximilian, de Múnich, considera que este caso es problemático. En conversación con DW-WORLD indicó que, en primer lugar, el derecho de un Estado a defenderse presupone que haya sido víctima de un ataque armado. Israel ciertamente lo fue, pero el autor del ataque no fue el Líbano, sino Hizbollah. En este sentido, hizo notar que "todos están de acuerdo en que los que mueven hilos tras bambalinas están en Damasco y Teherán, y eso vuelve aún más dudoso el proceder de Israel contra el Líbano".

En segundo término, el catedrático destaca la necesidad de atenerse al principio de la proporcionalidad de los medios empleados. A su juicio, atacar instalaciones civiles libanesas en la forma en que está ocurriendo no guarda esa debida proporción, de manera que la ofensiva se vuelve aún más cuestionable desde el punto de vista del Derecho Internacional Humanitario. ¿Qué posibilidades tiene la comunidad internacional ahora para intentar hacer valer plenamente ese derecho y aplacar el conflicto? Paulus no se mostró muy optimista en cuanto a la posibilidad de que el Consejo de Seguridad de la ONU intervenga con una resolución, debido a los continuos vetos de Estados Unidos. En consecuencia, considera que la única opción sería de carácter político.