Un museo alemán honra a la papa
21 de septiembre de 2005
Los alemanes aman la papa. No falta en la tradicional cocina alemana. Pero, aunque todos la comen, nadie sabe responder a la pregunta de cuántos tipos existen. En los supermercados se ofrecen papas que llevan nombres de mujeres, como "Nicola", "Sieglinde" y "Linda". Todos los que se sienten perdidos frente a los estantes del supermercado tienen la posibilidad de enterarse de todos los secretos de la papa en un museo en la pequeña ciudad Fussgönheim, cerca de Mannheim.
El curioso museo tiene de todo
El museo se encuentra en una zona de cultivo de papas en la llanura del Rin. Aquí todo tiene que ver con papas, esos bulbos importados a Europa por los españoles en el siglo XVI. El museo, una sinagoga restaurada, muestra instrumentos para pelar papas, postales con imágenes de papas, botellas de aguardiente, recetas de cocina y mucho más. En una palabra: todo lo relacionado con las papas. El museo informa al visitante acerca del origen de la planta y su nombre, su historia, el papel de la papa en el arte y la literatura y muestra múltiples curiosidades.
La idea de abrir un museo en honor de la papa la tuvo Karl Freidel, presidente del Círculo de Historia y Cultura Local Fussgönheim. "El motivo fue hacer un homenaje a la papa, porque ha protegido aquí a miles de personas de morir de hambre, sobre todo en tiempos de guerra. Además la región del Palatinado como principal lugar de cultivo de la patata en Alemania era ideal para realizar la idea", comenta Freidel.
No obstante, le llevó once años convencer al alcalde de la pequeña ciudad. Por fin, en 1988 se inauguró el primer museo de la papa de Alemania. "Al principio la gente se reía de mí," recuerda Freidel. Dado que el museo se ha transformado en una de las atracciones principales de la ciudad, ahora nadie se atreve a reír. Eso también lo confirman los 20 000 visitantes al año. Incluso de Perú, el país de origen de la papa, vinieron visitantes que regalaron al museo el traje de un plantador de papas peruano. "Muchas de las muestras son regalos o donaciones," explica Freidel. Lo más importante para Freidel es que clases de colegios vengan a ver su museo: "La cultura no se debe perder, sino los niños pensarán algún día que las papas fritas crecen de los árboles."
La papa y su origen
El nombre de la papa en alemán, "Kartoffel", viene del italiano. A causa de su forma de bulbo, a los habitantes del sur de Italia les pareció que era una trufa, y en consecuencia la llamaron "tartufolo". En Alemania lo dieron el nombre de "Tartuffel" y años después "Kartoffel", que suena muy parecido a "Tartuffel".
Excavaciones muestran que las papas ya habían sido cultivadas hace 8000 años por los indígenas de los Andes. En esa época, los indígenas ya conocían varios tipos de papa y también sabían cómo conservarlas.
En 1589, el botánico Clusius trajo la papa a Alemania y logró cultivarla en el Jardín Botánico de Fráncfort del Meno. Sin embargo, al principio todo el mundo sólo se interesó por la flor de la planta, como adorno en los grandes jardines principescos. Las flores varían de un azul tinto, violeta, rosa, amarillo a un blanco nieve.
Al principio del siglo XVII, Europa descubrió la papa como delicia culinaria y fue muy apreciada sobre todo en la corte de Luis XIV en París. Finalmente, Federico el Grande de Prusia, que fue un gran amante de la papa, comenzó a propagarla en Alemania.
Según Freidel, hoy hay más de 6000 tipos de papa en el mundo. Sólo en Alemania se cultivan incluso 150 variedades. Algunas de ellas son variedades históricas que no sirven para la producción masiva, pero que particulares cultivan igualmente por afición y amor por la papa.