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Tráfico de mujeres en Alemania

Susana Helfgot20 de octubre de 2005

El Círculo Alemán de Mujeres en su segundo congreso anual. Preocupación por el posible aumento de tráfico durante el Mundial 2006.

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Sobreviviente del tráfico de mujeres proveniente de RusiaImagen: dpa

Treinta mil mujeres por año entran clandestinamente en Alemania, en su mayoría, provenientes del los países del Este europeo. Sólo un tercio de ellas sabe o se imagina lo que le espera. El 17% es secuestrado y obligado por la fuerza a ingresar por la frontera. Estas son las cifras alarmantes presentadas por la Oficina Federal de Investigaciones Criminales en Alemania. No se trata de prostitución voluntaria sino de tráfico de personas.

La mayor parte del dinero ganado por las jovencitas prostituidas se lo lleva el proxeneta. En general, son también sus esclavas sexuales privadas. Muchísimas prostitutas extranjeras no tienen sus papeles en regla, viven detrás de ventanas enrejadas y permanentemente amenazadas de violencia física o de delación.

Instituciones activas

Prostituierte wartet auf der Straße
Jovencita víctima del tráfico ilegalImagen: BilderBox

Del 20 al 23 de octubre de 2005, se lleva a cabo un seminario para los socios del Círculo Alemán de Mujeres en la sede de Friburgo bajo el título de “Tráfico de mujeres, la nueva esclavitud – El comercio inescrupuloso con la esperanza”, en el marco del congreso anual de ECICW/CECIF (European Center of the Internacional Council of Women o Centre Européen du Conseil Internacional des Femmes). Participan varias organizaciones como Terre des Hommes, Sowoldi (Solidarity with Women in Distress), Karo, Oficina Federal de Investigaciones Criminales, profesores universitarios, etc.

Algunos temas a tratarse: “Tráfico de mujeres con el propósito de la explotación sexual”, “Filosofía y teoría del derecho”. Son temas de gran actualidad teniendo en cuenta que para el próximo año, para el Mundial de Fútbol 2006, se calcula que se introducirán ilegalmente decenas de miles de prostitutas involuntarias.

El Estado podría ayudar

Es muy difícil detectar cuáles son las prostitutas esclavizadas. Viven con miedo y no serían capaces de recurrir a ayuda. Las razias policiales, por cierto poco frecuentes y a sabiendas de los dueños de prostíbulos, porque los policías son sus clientes, no dan buenos resultados. Las leyes existen pero no tienen ningún efecto contra los traficantes. Los clientes sólo buscan sexo y no tienen ninguna intención de investigar, ayudar o comprometerse. Habría que hacer todo un trabajo de esclarecimiento con los hombres que compran servicios sexuales para que aprendan a reconocer a las esclavas y distribuyan números telefónicos de auxilio en los establecimientos y en los taxis.

Muchas mujeres caen en estas redes simplemente porque quieren emigrar para vivir mejor y los traficantes se aprovechan prometiéndoles trabajo y una vida burguesa. Cuando se encuentran con la realidad, no se animan a declararlo por miedo a la deportación o a la cárcel. Si se legalizara su situación con un permiso de residencia, podría contarse con su ayuda.