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¿Sirven los cursos de inmersión lingüística?

Luis García Casas (jov)10 de julio de 2016

En las vacaciones proliferan los cursos intensivos para aprender idiomas, la mejor forma para afianzar una lengua.

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Berlitz-Sprachschule Logo
Imagen: Imago/Lem

En verano, con el buen tiempo y las vacaciones, proliferan los cursos intensivos de idiomas con el método de la inmersión lingüística. Grupos reducidos de alumnos se encierran durante unos días o semanas para estudiar un idioma sin tener contacto con ningún otro... ni siquiera el propio. Berlitz, por ejemplo, ofrece cursos de este tipo para aprender alemán cuyo programa didáctico se ha hecho en colaboración con Instituto de Psicología de la Universidad McGill de Montreal, pionero en este tipo de formación.

Un experimento llevado a cabo por la escuela Berlitz de la ciudad canadiense en colaboración con esta universidad demostró, en 1964, que dos estudiantes sometidos a un estudio continuo durante más de cuarenta horas seguidas obtenían más nivel que los alumnos normales que dividían esas clases en varias semanas. El director Jean Piton comenzó a comercializar su método, consistente en clases intensivas con dos profesores diez horas al día, durante una estancia en las montañas de Quebec de varias jornadas de aislamiento.

De "no disparen" a "compra acciones"

La directora de márketing de Berlitz, Birgit Metzger, explica cómo los cursos se han ido adaptando. Ahora incluyen "60 lecciones en cinco días y se imparte durante en el centro formativo: 12 lecciones al día de 45 minutos con una 'comida de negocios' incluida". Y remite al libro '125 Años de excelencia' sobre la historia de su academia para explicar el origen de estos cursos.

Ahí leemos: "Durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Estados Unidos encargó a Berlitz desarrollar técnicas de enseñanza intensiva que pudieran ser usadas para darle al personal en servicio un manejo oral de un idioma en un mínimo periodo de tiempo. Años después la idea resurgió porque ahora muchos de los estudiantes eran ejecutivos muy ocupados y era difícil que sacaran tiempo para visitar la escuela. Además, los americanos, especialmente los hombres de negocios, no eran precisamente conocidos por su paciencia".

La mejor forma de practicar... pero no de iniciarse

Para la profesora Marion Hetzel, con más de veinte años de experiencia en la enseñanza del alemán, este tipo de cursos es, sin duda, lo mejor para la práctica de un idioma. "Aprender un idioma necesita tiempo", opina sin embargo Cornelia Böhm, coordinadora del programa para la enseñanza del alemán como segunda lengua de la Universidad de Bonn.

"Para mí, lo ideal sería un curso de tres días a la semana dos horas al día (estudiando luego también en casa), porque en los cursos intensivos es, realmente, tanta materia para aprender que el tiempo no da". Aunque admite que es un sistema idóneo para practicar, para perfeccionar y para afianzar un idioma, no cree que sea el sistema idóneo para iniciarse en él.