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SF Lotte, de la tercera división al infinito y más allá...

Israel Dehesa
11 de febrero de 2017

El modesto club de Westfalia ha dejado en el camino a dos equipos de primera y uno de segunda. Su odisea continuará en cuartos de final de la Copa alemana ante Dortmund.

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DFB-Pokal | Sportfreunde Lotte vs 1860 München
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Kirchner

 ¿Había usted escuchado hablar de Lotte? No se preocupe, el resto del mundo tampoco. La pequeña localidad del noreste alemán cuenta con una población aproximada de 14.000 habitantes, una superficie de 37,71 km 2  y su único prócer inscrito en los anales de la historia es un sacerdote evangélico.

¡Hasta que llegó 2017! Su equipo de fútbol, el Sportfreunde Lotte ("los amigos del deporte” de Lotte), puso al poblado en el mapa tras colarse a los cuartos de final de la Copa alemana. Su hazaña los ha proyectado de las sombras de la tercera división a ocupar los titulares de los principales diarios deportivos del país y la expectación crece ante un milagro que parecía imposible, mientras enamoran a propios y extraños.

DFB-Pokal | Sportfreunde Lotte vs 1860 München
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Kirchner

El síndrome de Islandia 

La cinematografía hollywoodense se erige sobre una piedra angular que se clona ad infinitum en cada uno de sus clímax, intercambiando rostros, trajes y escenografías, pero dejando intacta su fórmula: la victoria del débil ante el fuerte. 

Las telenovelas venezolanas, la lucha libre mexicana y hasta la pluma de Homero calcan también esta relación dialéctica entre un oponente que en desigualdad de circunstancias se ve obligado a enfrentarse a un enemigo superior en recursos económicos, fuerza o poder. El fútbol no está exento de esta narrativa. A veces, el elemento presente en el más viejo de los cuentos aparece en la crónica y los corazones de los expertos y los villamelones del balompié.

Durante la última Eurocopa, por ejemplo, el mundo se rindió ante Islandia, convertida en favorita de muchos aficionados por su calidad de equipo chico, inspirando un cariño por el combinado semiprofesional que logró arrancarle un suspiro hasta al más recalcitrante de los hinchas galos, cuando su propia selección eliminara a nuestro héroe a alturas insospechadas del certamen.

La magia del "santo grial”

Los torneos de copa han sido criticados más de una vez por muchos clubes de primera división porque representan una saturación en su agenda, de por sí abultada, entre citas con el torneo de liga (su hábitat natural) y competiciones continentales (que además de dejarles jugosas ganancias, proyectan su marca más allá de sus fronteras). Medirse a media semana ante equipos de segunda y tercera división no suele tomarse tan en serio.

Pero si en ello se va la oportunidad de escribir la épica de un recóndito lugar llamado Lotte, no bastarán las lágrimas, el sudor y hasta la sangre, con tal demostrarle a gigantes y monstruos con cabellos de serpiente, que los más chicos a veces pueden vencer a los más grandes.

Los torneos de copa, gracias a su sistema de eliminación directa, posibilitan que una escuadra de tercera pueda ser protagonista de una odisea. 

Mantenerse con vida depende de lo que los contendientes hagan, no durante un año, sino por espacio aproximado de noventa minutos, por lo que un golpe de suerte de "David” o un error de cálculo de "Goliat” se vuelven posibles y probables.

Los "amigos del deporte” dejaron en el camino nada menos que al Weder Bremen, a Leverkusen y al 1860 Múnich. 

En su división marchan séptimos, pero un torneo tan absurdamente mágico y tan mágicamente absurdo, como lo es el de Copa, tiene los reflectores puestos en su próximo compromiso de cuartos de final ante Dortmund. 

La simpatía generalizada está con el SV Lotte, porque sin milagros como el suyo la competencia no tendría sentido.