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Serbia: “Lo que haga Merkel estará bien”

Nemanja Rujevic (DZC/CP)12 de febrero de 2016

La canciller alemana ha tenido problemas para convencer a los países europeos de la necesidad de buscar una solución conjunta a la crisis de los refugiados. Pero no con Serbia, que se muestra pragmática y colaborativa.

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Imagen: picture-alliance/dpa/M.Kappeler

¿Cerrar la frontera con alambres de púas? No, eso no, repetía hace unos meses el primer ministro de Serbia, Aleksandar Vučić. “No reforzaremos la frontera pase lo que pase”, recalcó la autoridad. Han pasado un par de meses desde que el hombre fuerte de Belgrado mostró su malestar con sus vecinos de la UE, especialmente con Hungría, por su decisión de levantar una valla fronteriza. Entonces habló de la obligación moral de Europa y de la hospitalidad serbia. Y aunque su país no es miembro de la UE, compartía la idea de repartir a los refugiados por cuotas en los países del continente. Incluso visitó personalmente a los solicitantes de asilo que, por miles, estaban varados en la estación central de Belgrado y compartió las fotos en Twitter:


Eso ya es cosa del pasado. Decenas de miles de personas han pasado por Serbia en dirección a Occidente y muchos países europeos han levantado muros y reinstalado los controles fronterizos. Incluso la canciller de Alemania, Angela Merkel, ha dicho que espera reducir de forma considerable el número de refugiados que llegan a su país. El nuevo escenario forzó a Vučić a retroceder: si bien su país no construirá cercas, sí incrementará la seguridad en sus fronteras. “Estamos trabajando estrechamente con Alemania y otros países europeos y pondremos en práctica todas las decisiones adoptadas por Europa”, dijo el premier a la BBC. “Si los europeos nos dicen que cerremos la frontera, la cerraremos”. El ánimo colaborativo de Belgrado podría sorprender. Pero Serbia es candidato a entrar en la UE y desea hacer méritos.

Cambios en la política de refugiados

El conocido analista político serbio Milan Nikolić entiende este cambio en la política de refugiados de su país. “También los principios morales cambian, pues no es lo mismo recibir cinco mil refugiados que cinco millones”, dice el especialista a DW. Además, “Serbia está rodeada: en el noroeste se reforzaron las fronteras, en el sur lentamente se toma la misma decisión. En realidad, Serbia no debe levantar muros, ya lo están haciendo los otros”, destaca el experto en referencia a Macedonia, que enfrentará la crisis amurallando su límite sur.

Las vallas no son opción para Serbia, porque la frontera que comparte con sus ocho vecinos es demasiado extensa. Pero tampoco es opción porque la elite política de Belgrado considera a la antigua provincia sureña de Kosovo como parte de su territorio. Imponer controles fronterizos en esa zona sería como una capitulación de sus reivindicaciones.

El premier conservador Vučić, que cuenta con una cómoda mayoría en el país, mira con especial atención hacia Berlín. La agencia de noticias dpa lo nombró hace poco “el mayor fan de Merkel”. “Cuando se trata de políticas económicas o reformas, Merkel es citada como la máxima autoridad”, revela Marko Prelević, periodista del semanario Nedeljnik. “Por eso estoy convencido de que Belgrado seguirá ciegamente los lineamientos de Berlín sobre el tema de los refugiados. El lema es ‘si la canciller Merkel lo hace, entonces debe estar bien'”.

El número de refugiados que usa la ruta de los Balcanes no ha descendido.
El número de refugiados que usa la ruta de los Balcanes no ha descendido.Imagen: picture-alliance/dpa/D. Savic

Reconocimiento de la UE

En la crisis de los refugiados, Vučić se muestra leal a Alemania porque los elogios de la UE son de enorme valor en la política serbia. El político, que antes era un nacionalista radical, se presenta desde 2008 como un “fanático de la UE” y no desperdicia ninguna ocasión de ganar créditos en la Unión Europea. A comienzos de esta semana, el ministro de Exteriores austríaco, Sebastian Kurz, visitó Belgrado y escribió en su Twitter que Vučić es “un garante de las reformas y un pilar para la estabilidad de la región”. Los medios de Gobierno se dieron un festín con el elogio, especialmente porque Kurz lo escribió en cirílico serbio.

“Vučić ya fue elogiado por haber entendido bien las señales de Bruselas y Berlín”, dice Nikolić. Aunque Serbia mantiene una estrecha relación con la “madre ortodoxa” Rusia, Nikolić recuerda que desde hace años una fuerte mayoría de los serbios desea un futuro con el país dentro de la UE. Las próximas elecciones seguramente serán disputadas por partidos proeuropeos, por eso es importante el apoyo recibido desde la UE.

La actitud de los serbios hacia los refugiados, en tanto, está lejos de ser unívoca, aunque la mayoría de los ciudadanos muestra comprensión por la suerte de estos, pues todavía están frescos los recuerdos de la guerra que dividió a la antigua Yugoslavia y que obligó a más de 600.000 serbios a huir de Croacia, Bosnia y Kosovo. Sin embargo, el ánimo podría cambiar en cualquier momento, piensa el periodista Prelević: “Fácilmente podemos pasar de ser vigilantes a perros guardianes de la vergüenza europea. Un incidente que se relacione con los refugiados bastaría para que empezáramos a ver terroristas y criminales en todas partes”.