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Ser padres, la mercantilización de un anhelo

24 de mayo de 2021

En Alemania, una de cada seis parejas no puede tener hijos. La donación de óvulos y los vientres de alquiler están prohibidos. Por eso, para muchas parejas, probar suerte en el extranjero es la única alternativa para tener descendencia.

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España permite las donaciones de óvulos también a parejas extranjeras. Grecia incluso la maternidad subrogada, siempre y cuando el aliciente principal sea de carácter altruista y no pecuniario. Sin embargo, muchas mujeres donan óvulos u ofrecen gestación subrogada por necesidades económicas. Desde hace algunos años, en Alemania incluso se celebran ferias para personas que desean tener descendencia. En este tipo de actos, clínicas extranjeras ofrecen, entre otros, métodos reproductivos que están prohibidos en Alemania, como la donación de óvulos o la gestación por sustitución. La autora Julia Kaulbars viaja a Grecia, el único país de la Unión Europea en el que también se permite a los ciudadanos alemanes acceder a un vientre de alquiler. El país heleno ofrece una gran ventaja a los futuros progenitores, pues estos son reconocidos como los padres legales ya antes de la gestación. Según las clínicas, las madres de alquiler ofrecen sus úteros por puro altruismo y reciben únicamente una compensación de 10.000 euros como máximo. Sin embargo, una futura madre de alquiler informa de que las sumas son mucho más elevadas. Una entrevista en una clínica disipa cualquier atisbo de duda: el dinero desempeña un papel muy importante. Todo apunta a que en el negocio de la gestación subrogada son muchos los que se llenan los bolsillos, también las clínicas. En el caso de las donaciones de óvulos, uno de los destinos preferidos es España. Allí se implantan cada año unos 24.000. Desde las instancias oficiales también se afirma que el procedimiento sólo está permitido con fines altruistas. El pago de unos mil euros que reciben las mujeres por cada donación se considera una compensación. Pero en un país en el que casi el cincuenta por ciento de los jóvenes está desempleado y las mujeres jóvenes suelen ganar muy por debajo de los mil euros mensuales, ¿qué tan importante es el dinero realmente? Dos jóvenes donantes de óvulos están dispuestas a hablar sobre un tema considerado tabú en España. Elia cuenta que como estudiante apenas ingresaba 200 euros al mes, de modo que donó óvulos en repetidas ocasiones para poder costearse el alquiler. Nilsa, que también donaba por motivos económicos, pensaba que estaba haciendo además algo positivo. El exceso de hormonas que recibió la debilitó tanto que su vida llegó a correr peligro. Y como las donantes deben guardar el anonimato, no sabe si tiene hijos biológicos en algún lugar. Una incertidumbre que la carcome: "prefiero creer que no salió bien y que no ha nacido ningún niño con mis genes”.