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Sanciones rusas contra EE. UU. son "puramente simbólicas"

Irina Filatova
24 de mayo de 2018

El nuevo proyecto de ley de sanciones del Parlamento ruso contra EE.UU. es una diluida versión de la legislación original. Analistas dicen que Moscú teme a la reacción pública y a ahuyentar a inversores extranjeros.

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Moskau Duma Parlament Gebäude
La Duma Estatal de MoscúImagen: Imago/Westend61

El Parlamento de Rusia, la Duma Estatal, aprobó el martes (22.05.2018) un controvertido proyecto de ley que esboza las medidas de represalia del país en respuesta a las sanciones de Estados Unidos. El 6 de abril, Estados Unidos anunció nuevas medidas contra siete empresarios rusos y 12 de sus compañías, además de 17 funcionarios gubernamentales. Entre los puestos en la lista negra se encontraban Viktor Vekselberg, propietario del conglomerado ruso Renova Group, y el magnate del aluminio Oleg Deripaska.

Una semana después de que Estados Unidos anunciara sus sanciones, legisladores de la Duma redactaron un proyecto de ley de represalia en el que se detallan medidas punitivas contra Washington. Incluyeron restricciones a la importación de alcohol y tabaco, productos agrícolas y materias primas. El documento también sugería que Rusia debía prohibir la importación de medicamentos estadounidenses, con exenciones para las drogas que, de otro modo, no podrían producirse en Rusia o en cualquier otro lugar.

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Deripaska se ha convertido en el blanco de las sanciones de Estados UnidosImagen: Reuters/R. Sprich

La provisión de medicamentos, en particular, provocó una gran protesta pública, y muchos argumentaron que las alternativas disponibles a los medicamentos estadounidenses serían menos efectivas o inadecuadas.

Presión pública y privada

La analista política con sede en Moscú Ekaterina Shulman cree que la reacción negativa puede ser una de las razones por las que los legisladores decidieron debilitar la ley. "El trabajo de las ONG, de la Cámara Pública, el efecto de algunas peticiones públicas y de mensajes en las redes sociales asustaron a los autores del proyecto de ley, ya que eso les demostró que los ciudadanos estaban irritados, lo cual es absolutamente desafortunado, justo después de las elecciones presidenciales", dijo Shulman a Current Time, una emisora en idioma ruso financiada por el Gobierno de Estados Unidos, y agregó que la presión del sector empresarial también jugó un papel.

La versión actual del proyecto de ley, que aún no ha sido aprobado por el Consejo de la Federación, la Cámara Alta del Parlamento ruso, y firmado por el presidente Vladimir Putin, no menciona industrias, bienes o servicios específicos. Las medidas concretas esbozadas  en el borrador inicial han sido reemplazadas por un lenguaje más amplio.

Según el documento, Rusia podrá prohibir o limitar la importación de productos y materias primas de las compañías registradas en "países no amigables" pero, lo más importante, el presidente tendrá la última palabra al aprobar esas medidas. Además, los bienes esenciales sin equivalentes producidos en Rusia, así como los bienes importados para uso personal, estarán exentos de las sanciones. A las compañías estadounidenses se les prohibirá participar en contratos gubernamentales y la privatización de empresas estatales.

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Bajo el proyecto de ley actual, Putin tendrá la última palabra sobre qué medidas de sanciones toma RusiaImagen: Reuters/Sputnik/A. Nikolskyi

Dejar que nacionalistas se "desahoguen"

Chris Weafer, socio principal de la consultora Macro-Advisory, con sede en Moscú, calificó en entrevista con DW los posibles pasos delineados en el proyecto como un gesto "puramente simbólico". "Rusia podría dañar a algunas industrias estadounidenses, que dependen de ella para obtener materiales o tienen grandes inversiones en el país, pero el daño, a largo plazo, sería considerablemente mayor para Rusia, por lo que el Kremlin nunca permitiría nada de eso", agregó Weafer.

En última instancia, explicó el experto, Putin no quiere tomar medidas que dañen la economía rusa. El PIB del país va a la zaga de su crecimiento anual objetivo de 4 a 4,5 por ciento. Al negarse a intervenir cuando se propusieron inicialmente las duras medidas de represalia, el Kremlin dejó que los nacionalistas en el Parlamento se " desahogaran", dijo Weafer. "Siempre estuvo claro que la legislación final sería mucho menos severa y no causaría mayores problemas a las empresas occidentales".

Sin embargo, agregó, incluso las medidas más suaves aprobadas por la Duma hacen poca diferencia, ya que la decisión final sobre tomar medidas o no tomarlas recae, en última instancia, en el presidente. La versión final del documento que fue aprobada el martes "no obliga a nadie a nada", dijo Shulman, explicando que presentar proyectos de represalias a través del Parlamento era fundamental para demostrar que la Duma desempeña un papel en el desarrollo de la política exterior de Rusia.

Autora: Irina Filatova (FEW/CP)

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