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¿Quién salvará a los bosques mexicanos?

Enrique Anarte
4 de junio de 2018

Aunque México es un país muy vulnerable a los efectos del cambio climático, el interés por el medio ambiente en el contexto de las elecciones es mínimo.

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Mexiko Ruine Maya-Stadt Calakmul
Imagen: picture-alliance/dpa/INAH

Los árboles no votan. Muchos llegaron antes que nosotros, otros tantos probablemente nos sobrevivan. Habitan las mismas fronteras que nosotros, aunque para ellos no tengan ningún sentido. Irónicamente, cuando llega el momento de decidir qué hacer con lo que es de todos, nadie les da la palabra. Y no solo eso. A veces hay hasta quien vota en su contra.

El próximo 1 de julio, México acudirá a las urnas para unas elecciones federales en las que elegirá presidente de la República, 128 senadores y medio millar de diputados federales. Andrés Manuel López Obrador (AMLO) lidera aparentemente la carrera presidencial, por delante de Ricardo Anaya, José Antonio Meade y el independiente Jaime Rodríguez Calderón. Las descalificaciones entre candidatos se suceden en un ambiente cada vez más polarizado en el cual la violencia que habita la realidad cotidiana mexicana llega a eclipsar muchas de las demás preocupaciones de la ciudadanía. Más de 100 políticos, principalmente locales, han sido asesinados en esta campaña electoral, según cifras de la consultora Etellekt. Si estos son los comicios que deberían traer una solución a largo plazo al horror de la violencia, no parece un comienzo esperanzador.

 "Lamentablemente, los temas medioambientales no son el centro de las campañas de los candidatos a la presidencia”, dice en una entrevista con DW el director ejecutivo de Greenpeace México, Gustavo Ampugnani. A su juicio, hay dos razones por las que esto es así. La primera es, sencillamente, que los partidos políticos no tienen una trayectoria histórica de compromiso con esta causa. La segunda, según este histórico activista ambiental, es que "los retos que está enfrentando México en materia económica, comercial, de seguridad y de justicia, sumados al de la corrupción, ocupan el espacio de otros temas que son igual de importantes, como lo es el medio ambiente”.

Un país especialmente vulnerable al cambio climático

La protección del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático son, de hecho, cuestiones de una importancia innegable. En el momento en el que DW habló con el director de la citada ONG, el país se encontraba en alerta por una ola de calor con temperaturas de hasta 50 grados. Frente al negacionismo exhibido al respecto por el mandatario de su vecino del norte, Donald Trump, aquí y allá se acumulan las evidencias de que el planeta se encuentra en una fase de modificación de sus patrones meteorológicos, provocada esta vez por el ser humano. Las consecuencias de este cambio climático, advierten los expertos, pueden ser desastrosas. Llegado cierto punto, además, es probable que no haya vuelta atrás.

La amenaza es global, recuerda Ampugnani, y "se cierne sobre todos”, pero México es un país especialmente vulnerable. Por eso insiste en que no basta con mencionar el tema: "La cuestión del cambio climático, tanto de sus consecuencias como de la contribución de México al problema, tiene que estar muy presente y ser transversal en las políticas de Gobierno del candidato que gane”.

Por ahora el debate político apenas ha planeado sobre la cuestión, aunque sí es cierto que los candidatos han presentado diferentes propuestas. Varias organizaciones de la sociedad civil presentaron recientemente una evaluación de sus propuestas en materia de mitigación y adaptación al cambio climático. Las candidaturas que salen mejor paradas son las de López Obrador (Juntos Haremos Historia) y Anaya (Por México al Frente). Ambas recibieron la máxima puntuación por la coherencia de sus medidas con los compromisos asumidos por el Estado mexicano y las metas del Acuerdo de París.

Hablar de economía es hablar de medio ambiente

Dolores Rojas, coordinadora de programas de Ecología de la fundación alemana Heinrich Böll en México, lamenta sin embargo la ausencia de un "enfoque integral” en las propuestas que tienen estos políticos para el futuro del país. "López Obrador habla por ejemplo de reactivar el campo mexicano. ¿Pero cómo? No es lo mismo una estructura de pequeños agricultores que de agricultura intensiva. Las implicaciones medioambientales son distintas”, recalca a DW. En este sentido, se muestra convencida de que los pocos asuntos que abordan son más bien "brochazos”. Urge detallar la letra pequeña para que los votantes sepan qué política medioambiental y climática están eligiendo.

Por otra parte, Rojas subraya que hay numerosos problemas que dejan en el tintero. Cita, entre otros, la gestión del agua o el acuciante problema de la deforestación. De acuerdo con los datos del Instituto de Geografía de la UNAM, México pierde cada año 500.000 hectáreas de bosques y selvas. El quinto puesto en la trágica clasificación mundial de países con mayor ritmo de deforestación, apuntan desde Greenpeace. El peligro ecológico que esto supone es evidente. Sus secuelas económicas y sociales, sin embargo, probablemente sean incalculables.

El hombre al frente de esta ONG sentencia que "no hay propuestas ambiciosas”, como tampoco las hay para una transición energética que a su juicio pasa por "dar un giro de 180 grados en la forma en la que México produce energía”. Asimismo, pone sobre la mesa una cuestión fundamental: la "débil gobernabilidad” que en su opinión hay en gran parte de las zonas que sufren la deforestación. De nada sirve la ley si no puede aplicarse de manera efectiva. "Las zonas boscosas son territorios muy inseguros”, opina el ambientalista.

Ampugnani se alegra, no obstante, de que las comunidades indígenas estén asentadas en algunas de las zonas con una biodiversidad más rica. Por desgracia, los "guardianes de esos recursos”, tal y como los llama, "no tienen la infraestructura para enfrentarse a quienes talan el bosque de manera ilegal”. Y llama a no perder de vista todo el complejo de intereses industriales y empresariales que, sostiene, también está detrás del "desinterés” de la clase política.

A menos de un mes de las elecciones, ambos entrevistados reiteran la necesidad de que los candidatos den más pistas. Aunque nadie se las haga, las preguntas siguen ahí. ¿Pueden prometer un futuro sin combustibles fósiles? ¿Hay otra forma, menos dañina, de crecer, de generar riqueza? ¿Salvarán a los bosques y selvas? De momento, las respuestas son escasas, pese a que esta sea ya la recta final. También para un planeta agónico.

Autor: Enrique Anarte (ERS)

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