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¿Quién es quién en la pugna Riad-Teherán?

Martin Muno
10 de noviembre de 2017

Arabia Saudita e Irán podrían sumir al Cercano y Medio Oriente en el caos e involucrar a instancias geográficamente distantes pero con intereses en la región. Estas son las personalidades relevantes en esa discordia.

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Ali Khamenei
El ayatolá Alí Jamenei de Irán.Imagen: Jamnews

Mohámed bin Salmán, el ambicioso príncipe heredero de Arabia Saudita

A este joven le falta experiencia y le sobra ambición. Impaciente y tenaz, el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohámed bin Salmán, es el "hombre fuerte" de Riad. Él no teme usar palabras fuertes ni tomar decisiones riesgosas: hace poco acusó a Irán de haber incurrido en una "agresión militar directa" contra su país y le dio el visto bueno al bloqueo de Yemen por aire, mar y tierra, argumentando que esa medida evitaría que Teherán le enviara armas a los rebeldes hutíes. Otras consecuencias –como la acentuación de la hambruna y de la pobreza en suelo yemenita– tuvieron menos importancia para él.

Mohámed bin Salmán, príncipe heredero de Arabia Saudita.
Mohámed bin Salmán, príncipe heredero de Arabia Saudita.Imagen: Reuters/Saudi Press Agency

Salmán también deja sentir su impronta en materia de política interior: a principios de noviembre ordenó el arresto de once príncipes y cuatro ministros. Al mismo tiempo anunció que liberalizaría al país ultraconservador: dijo que la práctica del islam debía moderarse y que a las mujeres se les debía permitir conducir automóviles. Eso apunta a que el príncipe heredero busca atraer a los inversionistas extranjeros para conseguir que Arabia Saudita dependa menos de su exportación petrolera. En ese sentido, una guerra con Irán no serviría de mucho.

Hasán Rohaní, el débil presidente de Irán

El hecho de que el clérigo Hasán Rohaní haya sido reelegido presidente con el apoyo innegable de la mayoría de sus compatriotas no significa que él tenga la última palabra en la República Islámica de Irán. Allí, los políticos con formación religiosa constituyen la regla y no la excepción, así que Rohaní no es un funcionario extraordinario. Como el Estado está apuntalado por una doble estructura de instancias religiosas y políticas, es el ayatolá Alí Jamenei quien lidera a Irán con carácter vitalicio. De hecho, Rohaní, descrito con frecuencia como un clérigo moderado, ha visto fracasar muchas de sus propuestas de reforma debido a la resistencia de las fuerzas conservadoras.

Iran Hassan Rouhani
Hasán Rohaní, presidente de Irán.Imagen: picture alliance/AP Photo/Iranian Presidency Office

El éxito más grande de su gestión fue la firma, en julio de 2015, de un acuerdo internacional que regula a la industria atómica persa y derivó en el levantamiento de las sanciones que Estados occidentales le habían impuesto a Irán. Rohaní sabe que el desarrollo de Irán depende de un entorno pacífico; por eso insiste en reducir las tensiones y llamar a la prudencia. Es más, acusándolo de atizar la animadversión hacia los saudíes, Rohaní ordenó cerrar el influyente periódico Keyhan. No obstante, hay otros centros de poder en Irán y éstos tienen intereses distintos a los del actual presidente.

El presidente de Egipto, Abdelfatah al-Sisi, un hombre bajo presión

El Ejército de Egipto es considerado uno de los más fuertes de la región. De ahí que quepa preguntarse cómo se posicionará el presidente de ese país, Abdelfatah al-Sisi, en el conflicto entre Arabia Saudita e Irán. Él se ha esmerado en mantenerse al margen o, por lo menos, conservar el equilibrio: Al Sisi unió su voz a las de los saudíes y otros Estados de población mayoritariamente sunita para protestar por el involucramiento de Irán en el Cercano Oriente; pero también se pronunció contra cualquier plan que contemple ataques militares contra Irán o contra la milicia libanesa Hezbolá, que es respaldada por Teherán. El jefe de Estado egipcio sostiene que en la región ya hay suficiente caos. Al Sisi aseguró que, de momento, no tiene previsto tomar medidas contra Hezbolá. Sin embargo, no está claro si la ayuda financiera que Riad le presta a El Cairo podría influir para que Egipto cambie de opinión.

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El presidente de Egipto, Abdelfatah al-Sisi.Imagen: picture-alliance/dpa/M. Kappeler

El país está sumido en una crisis económica severa desde hace mucho tiempo y necesita urgentemente el socorro que viene de fuera. Por otra parte, aunque Riad ha usado su riqueza una y otra vez como instrumento de presión política, no siempre ha alcanzado sus objetivos: en interés propio, Al Sisi respalda el bloqueo que Arabia Saudita le ha impuesto a Qatar y, a pesar de las protestas de muchos egipcios, El Cairo le ha cedido a Riad el control de dos islas estratégicamente importantes; pero Egipto se ha negado abiertamente a participar en las misiones militares que las Fuerzas Armadas saudíes y sus aliados han orquestado en Yemen.

Federica Mogherini, emisaria de la inquietud europea

El presidente de Irán, Hasán Rohaní, tiene algo en común con Federica Mogherini, la Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad: la suscripción del acuerdo internacional que regula el desarrollo nuclear persa es el mayor logro de sus respectivas carreras. De ahí la preocupación de Mogherini como emisaria del bloque comunitario frente a las amenazas oreadas por el presidente de Estados Unidos: Donald Trump dijo que retirará a su país de ese convenio. Por otro lado, el hecho de que la Casa Blanca tome partido por Riad en su pugna con Teherán hace que las tensiones con la élite persa se exacerben.

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Federica Mogherini, la Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.Imagen: Getty Images/AFP/J. Thys

De visita en Washington, Mogherini le pidió a Trump que moderara su retórica. Pero, ¿qué peso tiene la voz de Mogherini, como representante de la UE? Europa puede usar los canales de comunicación todavía disponibles para compensar la postura polarizante de Estados Unidos. Ella también está en capacidad de hablar claramente con Irán y de pedirle que use su influencia para que amaine la violencia en Siria y Yemen. Mogherini también puede ofrecerse como mediadora mientras las conversaciones sirvan para impedir el estallido de una guerra entre Arabia Saudita e Irán; poner a disposición de las partes la experiencia de la UE en materia de negociaciones. Lo que la diplomática tiene en contra es el tiempo; la ventana de oportunidad para implementar su "poder blando" parece cerrarse rápidamente.

El estadounidense Donald Trump, un presidente impredecible

Aunque nunca ha ofrecido argumentos para sustentar su opinión, el ocupante de la Casa Blanca alega que el acuerdo nuclear con los persas es "el peor negocio en la Historia". A sus ojos, Irán sigue siendo parte del "Eje del mal". La toma de la embajada estadounidense en Teherán, ocurrida entre noviembre de 1979 y enero de 1981, continúa viniendo a la memoria de muchos cuando se habla de la república islámica. Irán no ha dejado de ser considerado una amenaza. Y esa percepción coincide con la de Israel y Arabia Saudita, los aliados más estrechos de Washington en el Cercano Oriente.

Donald Trump
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump.Imagen: picture-alliance/AP Photo/P. M. Monsivais

Puede que Trump sea impredecible, pero su discurso hostil de cara a Irán es tan estable como su apoyo incondicional al reino saudita. Su primer viaje como mandatario lo llevó a Riad y él ha dejado claro que desea expandir su cooperación con los saudíes, tanto en materia política como en términos económicos y militares. Cuando Mohámed bin Salmán se deshizo de la mitad de la jerarquía estatal de su país, Trump escribió en Twitter: "Tengo una gran confianza en el rey Salmán y en el príncipe heredero de Arabia Saudita; ellos saben lo que hacen". No obstante, Trump debería tener cuidado y no perderlos de vista.

Autor: Martin Muno (ERC/VT)