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La isla chilena de la que escapó el almirante Canaris

Natalia Messer (ER)9 de marzo de 2016

El que se convirtió durante la II Guerra Mundial en jefe de la “Abwehr”, la inteligencia militar de las Fuerzas Armadas Alemanas, tuvo pasado de fugitivo. En 1915 huyó de la isla Quiriquina.

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SMS Dresden Wilhelm Canaris zu Pferd
El almirante Wilhelm Canaris en la Quiriquina (tercero de izquierda a derecha). Canaris era un experto jinete. Parte de su huida la hizo a caballo, cruzando desde Chile hacia Argentina.Imagen: Alejandro Mihovilovich Colección

Tiene los zapatos húmedos, la ropa también. Es 6 de agosto de 1915 y el tiempo no acompaña, porque hace frío. Wilhelm Canaris (el hombre detrás de la Operación Valquiria, a quien se le acusó de conspirar en contra de Adolfo Hitler y que terminó en la horca por esto), se encuentra listo para escapar de una pequeña isla ubicada en el centro sur de Chile: la Quiriquina.

Canaris llegó a ser director de la Abwehr y almirante de la Marina Alemana durante los tiempos del nacionalsocialismo. Pero en 1915 era un todavía veinteañero segundo comandante del buque alemán S.M.S. Dresden.

El S.M.S. Dresden

El acorazado ligero S.M.S Dresden llegó a Latinoamérica para unirse a la flota alemana del almirante Maximilian von Spee. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, el Dresden, que se encontraba en el Caribe, tuvo que prepararse para combatir con la flota inglesa. Pese a que tuvo victorias, como en la batalla de Coronel, y escapó con suerte de otros enfrentamientos, como la batalla de las Malvinas, su vida útil fue corta y acabó en las profundidades. El crucero fue hundido estratégicamente por los propios alemanes en la Bahía Cumberland, Archipiélago de Juan Fernández (Chile).

Ocho marinos alemanes murieron. El resto de la tripulación fue trasladada a Valparaíso y luego internada en la Quiriquina, una isla ubicada en el centro sur de Chile.

El historiador alemán Matthias Strauß, quien lleva 10 años investigando en torno a la odisea del Dresden, cuenta a DW que a las autoridades chilenas les costó decidir la internación en la isla Quiriquina de los más de 300 marinos del buque.“La pregunta era si debían ser tratados como internos o náufragos. Un asunto nada fácil, en virtud del derecho internacional. Por su parte, los ingleses también ejercían la suficiente presión hacia el Gobierno de Chile para retener en el país a la tripulación”, dice.

Deutschland Historiker Matthias Strauß
Matthias Strauß, historiador alemán. En la foto aparece en Kiel junto a una de las campanas originales del buque S.M.S Dresden.Imagen: privat

Una presión inglesa que, de paso, puso en cuestionamiento la neutralidad de Chile, como cree el historiador naval chileno Germán Bravo Valdivieso, autor de “La Primera Guerra Mundial en la Costa de Chile. Una neutralidad que no fue tal”.

“Permitir la implantación de la 'Lista Negra' (que incluía a empresas y personas con las que se prohibía comerciar) en nuestro país, una invención británica resistida en sus comienzos por los Estados Unidos, es de la total responsabilidad del gobierno chileno. Chile había declarado su neutralidad, por lo que nada justificaba que se tolerara la persecución de los alemanes en nuestro país y aún de los chilenos que tenían apellido alemán”, explica Bravo.

Con bote y a caballo

Con estas tensiones diplomáticas entre Chile, Alemania e Inglaterra, Canaris estaba decidido a dejar la isla. El 6 de agosto aguardó hasta que oscureció. Si bien su partida parece inesperada, había algo de programación. El capitán del S.M.S Dresden, Fritz Lüdecke, estaba al tanto del plan. De ser exitoso su escape, Canaris debería dar un detallado informe en Alemania sobre lo ocurrido con el buque hundido.

Chile Historiker Germán Bravo Valdivieso
Germán Bravo Valdivieso, historiador chileno.Imagen: privat

“Canaris dice que se dirigió a la agreste y empinada costa noreste, descendiendo por un alto acantilado hasta alcanzar la playa. La marea estaba baja y pudo caminar hasta un bote pesquero que lo esperaba, el cual había sido contratado por el pago de veinte pesos chilenos”, cuenta Germán Bravo Valdivieso.

Más tarde, el teniente alemán cruzaría a caballo hacia Argentina, a través del paso Puyehue, con un pasaporte chileno falso, bajo el nombre de Reed Rosas. Finalmente se embarcaría en Buenos Aires, en un viaje de meses con destino a Alemania. A su llegada, sería condecorado con la Cruz de Hierro.

Estratega políglota

A pesar de la condecoración, la llegada de Canaris a Alemania no generó una reacción política o una atención especial en los medios de comunicación, como cuenta Matthias Strauß, pues su figura en ese entonces no era significativa.

Si bien Canaris no era tan conocido en 1915, “con su estadía en Latinoamérica se comienzan a revelar sus capacidades estratégicas”, asegura el historiador chileno Manuel Gutiérrez González. El experto en temas de estrategia militar agrega otra cualidad: “Si hay algo que se puede encontrar en Canaris es su planteamiento ético ideal. Él tiene un ideal de lealtad y de principios y que no eran comunes en la época de la guerra mundial”.

El periodista chileno Carlos Basso, uno de los autores de “América Nazi, el último refugio de los hombres de Hitler”, junto al periodista argentino Jorge Camarena, cuenta que el perfecto conocimiento de español e inglés de Canaris y su no tan corta estadía en Chile, le permitieron a éste, décadas después, generar todo un sistema de espionaje en Latinoamérica.

Chile Quiriquina Island
Parte noroeste de la Isla Quiriquina, desde donde se supone descendió el Almirante Canaris.Imagen: DW/N. Messer

“Canaris tuvo conocimiento de Chile y Argentina, países que estratégicamente eran importantes para Alemania, por eso cuando asume como jefe de la Abwehr genera todo un sistema de espionaje, que sienta bases muy importantes en Chile y Argentina. Esto es obvio porque en estos dos países había ciudadanos de nacimiento o descendencia alemana”, dice Basso.

La fuga histórica de Canaris ya cumplió más de cien años, pero no fue la única huida que sucedió en la isla Quiriquina. Durante los cuatros años de internación, más de 80 marinos alemanes de la tripulación, entre ellos 7 oficiales, se fugaron.