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¿Qué pasa realmente en Suecia con los refugiados?

Rahel Klein
20 de febrero de 2017

Suecia fue durante mucho tiempo un ejemplo de humanidad por su apertura respecto al asilo. Sin embargo, parece haber cambiado. El politólogo Tobias Etzold explica las razones a DW.

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Schweden Vorübergehende Grenzkontrollen
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Ekstromer

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Deutsche Welle: Sr. Etzold, Suecia es un destino atractivo para refugiados. Con sus casi diez millones de habitantes, el país escandinavo tiene una larga tradición de inmigración. ¿Cómo ha cambiado esta política de asilo?

Tobias Etzold: Desde 2009, Suecia permite que entren anualmente más de 100.000 refugiados al país. Por lo tanto, es el país que más recibe per cápita. En 2015 se alcanzó la cota más alta con casi 170.000 personas, una cifra demasiado alta hasta para los estándares suecos. En este contexto se adoptaron medidas que se aplicaron en 2016 y endurecieron drásticamente la legislación de asilo.

El año pasado solo llegaron a Suecia cerca de 30.000 refugiados. ¿Cuán integrados están los refugiados en la sociedad sueca?

El Estado sueco se esfuerza en integrar a los demandantes de asilo. Por ejemplo, ofreciendo cursos de idioma o de formación. Cuando todavía se recibían solo a 100.000 refugiados al año, la integración era buena en relación con otros países europeos. Por ejemplo, el gobierno siempre tenía el propósito de encontrar rápidamente viviendas normales para los refugiados, favoreciendo así esa integración social. Suecia estaba orgullosa de no tener que recurrir a alojamientos masivos. Ahora es más difícil debido al alto número de refugiados.

Tobias Etzold, de la Fundación Ciencia y Política.
Tobias Etzold, de la Fundación Ciencia y Política. Imagen: SWP/M. Darchinger

Además, el problema de los últimos años es que en los suburbios de las pocas ciudades grandes que existen viven muchos inmigrantes. A veces la proporción llega al 80% y allí los refugiados viven más o menos aislados del resto del país. En esas zonas surgen problemas y falta de perspectivas.

Hay informes que dicen que el número de refugiados que encuentran trabajo es muy bajo. ¿Qué pasa con la integración en el mercado laboral?

En este aspecto, Suecia tiene sus propios problemas. La industria sueca está parcialmente muy especializada y exige una buena formación para trabajar. Muchos de los inmigrantes no tienen esa cualificación y primero tendrían que llegar a ese nivel. Esto también se refleja en el número de desempleados. Para entrar en el mercado laboral hay que dominar el idioma sueco, no hay otro camino. Muchos de los procesos de asilo se aplazaron debido que en 2015 llegaron muchos refugiados. Esa es también la razón de que muchos no hayan encontrado trabajo todavía.

¿Qué percepción tiene la sociedad sueca sobre la llegada de refugiados?

Durante un largo tiempo había mucha disposición a ayudar. Había cierta unidad y un consenso aparente entre gran parte de la población. Por otro lado, nunca antes se había discutido seriamente el tema. En cuanto alguien defendía una postura crítica se le desterraba al rincón de la xenofobia, incluso aunque la crítica estuviese justificada. Ahora eso ha cambiado porque hay más polémica en el debate. Antes de la gran afluencia de refugiados, en Suecia siempre hubo una escena de extrema derecha pequeña pero fuerte, que también perpetraba ataques a los alojamientos de refugiados. En 2015 y 2016 estos ataques volvieron a aumentar.

En Alemania, la AFD se está beneficiando del controvertido debate sobre política de refugiados. En Suecia, el partido populista de los Demócratas Suecos también trata de sacar provecho de la situación actual. ¿Hacia dónde cree que va la política?

En el punto álgido de la crisis de los refugiados de 2015, los Demócratas Suecos se aprovecharon de la situación llegando a situarse entre el 20 y el 25%. Algunas encuestas pronosticaban incluso que podrían convertirse en la primera formación. Pero eso ha cambiado desde que, en la primavera y verano de 2016, el gobierno de corte socialdemócrata y ecologista implantase medias para endurecer el derecho de asilo. Gran parte de la población  comprendió que el gobierno no pretende defender una política de asilo ilimitado, sino que atiende a sus preocupaciones. Por eso, la popularidad de los Demócratas Suecos cayó levemente situándose entre el 15 y el 20%. Aún así, punto arriba o punto abajo, siguen manteniendo fuerza. Y algunos partidos conservadores ya rompieron el tabú de no cooperar con los Demócratas Suecos. Sobre todo a nivel local.

Tobias Etzold es politólogo y trabaja en el grupo de investigación de Europa y la UE de la Fundación Ciencia y Política, donde trata asuntos relacionados con la política europea de los países nórdicos y  el "Research Centre Norden” (RENOR).