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Premio Paul Ehrlich 2006: la investigación con más detalle

Aitziber Romero Bengoetxea14 de marzo de 2006

Científicos del Centro de Investigación para el Cáncer en Heidelberg han descubierto que evitando la muerte programada de la célula es posible la regeneración de neuronas

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Centro de Investigación para el Cáncer en HeidelbergImagen: DKFZ

Antecedentes: modelo de infarto cerebral

El equipo de Ana Martín Villalba comenzó en 1998 a trabajar con modelos de lesión medular, investigación por la que ha sido premiada. Pero antes, trabajaron con modelos de ictus cerebral, que es el derrame cerebral cuando uno tiene un infarto. En estos modelos, se sabe que hay una región central donde las células mueren por necrosis: tipo de muerte celular irreversible contra la que no se puede hacer nada. Sin embargo, siempre hay una región que rodea a este núcleo, donde las células mueren por apoptosis, y aquí es donde reside el interés, ya que ésta es una muerte celular reversible contra la que sí se puede actuar farmacológicamente.

Se sabe que este suicidio celular está controlado por un sistema complejo de señales bioquímicas donde participan unas moléculas que se conocen como CD95 (ligando y receptor). El primer paso de la investigación fue trabajar con ratones manipulados genéticamente que tenían un defecto en el sistema CD95. Los resultados demostraron que el infarto cerebral ser reducía entonces un 60 %. Además, sólo los ratones tratados sobrevivían, y como consecuencia, desarrollaron una mejora en la función motora después de evitar la apoptosis (que era provocada por el CD95).

Actualmente: modelo de lesión medular

Tras los exitosos resultados en el modelo de infarto cerebral, los científicos se preguntaron si era posible hacer lo mismo con la lesión medular (Nature Medicine, vol. 10, núm. 4, abril 2004). Las personas no estamos modificadas genéticamente, no de momento. Por ello, el siguiente paso de la investigación fue estudiar si era posible desarrollar un tratamiento. Para ello neutralizaron el sistema CD95 con unos anticuerpos que bloqueaban su actividad.

En el estudio han demostrado que tratando los animales con dichos anticuerpos, se consigue cierta regeneración de las neuronas que estaban cortados. Y al mismo tiempo, se reduce la muerte celular de neuronas y oligodendrocitos. Cuando hay una lesión medular mueren no sólo las neuronas sino también los oligodendrocitos. Éstas últimas son las células que están en la médula espinal y son encargadas de producir la capa de mielina que rodea a las prolongaciones de las neuronas (axones). Esta capa es importante para acelerar la transmisión del impulso nervioso. Cuando la mielina desaparece, tras una lesión medular, el impulso no puede transmitirse como en el caso de un adulto saludable.

Perspectivas esperanzadoras

Por último, han demostrado también que los ratones tratados recuperan del mismo modo el movimiento de las patas traseras (tal y como muestran los vídeos cedidos por la doctora). Este hallazgo ha abierto nuevas esperanzas para el tratamiento de pacientes con lesión medular, infarto cerebral, infarto cardíaco y rechazo de transplantes. Los científicos intentan producir ahora la sustancia activa para una futura aplicación en humanos. Todavía se tardará tiempo en realizar los ensayos clínicos y en que la terapia pueda aplicarse en personas. La joven investigadora no quiere por ello crear falsas esperanzas pero se muestra no obstante optimista y afirma que sin duda éste ha sido un paso importante.