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Premio Cervantes para Nicanor Parra

1 de diciembre de 2011

El poeta chileno Nicanor Parra, creador de la antipoesía, recibió hoy a los 97 años el premio Cervantes de Literatura.

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El poeta chileno Nicanor, Premio Cervantes 2011Imagen: Gemeinfrei

El poeta chileno Nicanor Parra, creador de la antipoesía, recibió hoy a los 97 años la noticia de que había ganado el premio Cervantes de Literatura mientras viajaba desde su casa frente al Pacífico a su tierra natal, Chillán. "Durante medio siglo la poesía fue el paraíso del tonto solemne, hasta que vine yo y me instalé con mi montaña rusa", declamó a quien quiso oírlo este hijo de campesinos que estudió física y mecánica en la Universidad de Brown en Estados Unidos.

"Nunca fui el autor de nada, siempre pesqué cosas que estaban en el aire", comentó el vate, hermano de la cantante Violeta Parra, autora de "Gracias a la Vida".

Con una vida a mitad de camino entre las tradiciones del campo latinoamericano y la academia anglosajona, Parra tomó las teorías del lenguaje del inglés Ludwig Wittgenstein y las usó para subvertir el español, como décadas atrás lo hiciera el nicaragüense Rubén Darío.

Ataúdes, prostitutas e ironías entraron a formar parte de sus versos, donde exigió clavar las plumas escribanas en las cabezas de los lectores, donde pidió bajar la poesía de su pedestal, de sus rosas decimonónicas, perfectas.

Una de las voces fundadoras del español latinoamericano

Parra es heredero del modernismo latinoamericano en la rebelión del lenguaje, aunque marca distancias en sus usos y tonos, proponiendo en sus versos "echar sangre por boca y narices". Hijo de una tejedora que practicaba el canto popular en la rural localidad de San Fabián de Alico, cerca de Chillán, Parra forjó su educación separado de los suyos, desde la infancia.

De niño, a los 13 años, fue enviado al Internado Barros Arana. De adulto, deambuló con sus estudios de física y mecánica por los salones literarios de Europa, América Latina y China. Tal vez por eso la necesidad de recuperar la identidad, lo campesino, aunque fuera conceptualizándolo con los debates teóricos de Europa.

“Cancionero sin nombre”

Su desembarco en las letras ocurre finalmente en 1935 con "Cancionero sin nombre", una obra en que asoman entrecruzados la influencia de Federico García Lorca, sus evocaciones campestres y atisbos de su antipoesía.

Ya en ese texto el hablante poético devino en un personaje de los versos. Su oposición al tono ampuloso del poeta Pablo Neruda, y de toda poesía que no reflejara el lenguaje popular, lo lleva paulatinamente a erigir su antipoesía, en un intento por poetizar lo cotidiano. En 1951, vuelve a Chile casado con la sueca Inga Palmen, y ya en 1952 propone una poesía-mural quebrantahuesos, hecha con recortes de diarios, en conjunto con autores como Enrique Lihn, y Alejandro Jodorowsky.

El quiebre definitivo sucede en 1954 cuando publica "Poemas y Antipoemas", texto que produjo un corte radical en la poesía chilena e hispanoamericana. El sistema antipoético incluye entre sus elementos un personaje antiheróico, humor, ironía, sarcasmo y un verso cuyo léxico y sintaxis no obedecen al modelo literario clásico, sino al lenguaje cotidiano.

A partir de entonces, Parra sufre su propia maldición. Es decir, es convertido en un ícono en una figura sacra de la literatura latinoamericana, todo lo que él no quería. Enemigo de la prensa, solía contestar el teléfono y negar a quien quisiera entrevistarlo que "el poeta estaba durmiendo".

dpa

Editor: José Ospina-Valencia