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¿Podrá Alemania seguir siendo la locomotora europea?

Emilia Rojas Sasse17 de septiembre de 2013

La situación económica de Alemania es mejor que la de muchos de sus vecinos europeos. Sin embargo, el próximo gobierno deberá esforzarse para que eso siga así. Economistas debaten el tema en la fase preelectoral.

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Imagen: Leenvdb/Fotolia

Gustav Horn, director del Instituto de Macroeconomía e Investigación Económica de Düsseldorf, no duda ni por un momento de que la tarea más importante del próximo Gobierno alemán será hallar una solución para la crisis de la eurozona. “Si queremos seguir manteniendo nuestros ingresos provenientes de las exportaciones, tendremos que estabilizar la economía de los países de la eurozona”, explica.

Michael Hüther, por el contrario, piensa que el próximo Gobierno no debería ocuparse tanto de los problemas a nivel europeo como de “la coyuntura económica interna de Alemania”. “En los últimos cuatro años, signados por la crisis de la zona euro, se ha logrado encauzar los principales problemas”, dice Hüther, quien dirige el Instituto de Economía Alemana de Colonia. “Ahora, lo que se plantea es cómo asegurar el modelo económico alemán en el futuro, especialmente en lo que respecta al sector industrial”.

Tanto Gustav Horn como Michael Hüther son expertos en economía, pero sus puntos de vista no podrían ser más diferentes. El Instituto de Horn está financiado por una fundación, y el de Hüther por asociaciones empresariales e industriales. “El objetivo es poder decir en 2023, mirando atrás, que estamos mejor que hace diez años, así como lo decimos hoy”, subraya Hüther, quien aboga por mejorar las condiciones para el sector empresarial. Su colega Horn, cercano a los sindicatos, no está de acuerdo. Ni siquiera comparte la estimación acerca de que la situación económica en Alemania ha mejorado.

Gustav Horn, del Instituto de Macroeconomía de la Fundación Hans Böckler.
Gustav Horn, del Instituto de Macroeconomía de la Fundación Hans Böckler.Imagen: picture-alliance/dpa

“En los últimos 10 a 15 años se produjo un desarrollo muy desigual en nuestra sociedad en lo referente a ingresos y a creación de capital”, dice Horn. “Las capas sociales más pudientes tuvieron ganancias contantes y sonantes, mientras las capas más bajas y la clase media registraron pérdidas”. Ese fenómeno es perjudicial, no solo desde el punto de vista de los sindicatos, ya que afecta al total de la sociedad. “Las capas baja y media son los sectores que más consumen. Si no tienen suficiente dinero, no se puede esperar que el consumo aumente”.

La economía como interpretación del mundo

La economía no es, en realidad, una ciencia exacta, sino la ciencia que estudia la distribución de recursos limitados. Es evidente que no puede existir una receta ideal, sino que las decisiones dependen también de la visión del mundo de cada especialista. Cuando un economista como Horn se queja de que hay muchas personas que apenas pueden vivir con lo que perciben por su trabajo, Hüther le responde que eso es mejor que no tener trabajo. “El desempleo es el mayor riesgo de caer en la pobreza”, señala.

En Alemania, el desempleo se encuentra muy por debajo del promedio europeo, por lo cual Hüther no ve ninguna señal de una división en la sociedad. “Muchos indicadores del mercado laboral muestran desde 2005 una dirección que, de hecho, vuelve a unir a la sociedad: la tasa de desempleo juvenil ha bajado a la mitad, y el número de empleados con obligación de aportar al seguro social ha aumentado. Además, el sector de bajos salarios se ha mantenido estable. La lección que Alemania ha aprendido de sus esfuerzos de los pasados diez años es que el mercado laboral es la palanca clave.”

Michael Hüther, director del Instituto de Economía Alemana de Colonia.
Michael Hüther, director del Instituto de Economía Alemana de Colonia.Imagen: picture alliance/ZB

De ese modo, Hüther retorna a su argumento principal: si las empresas están bien, les va bien a todos. Horn piensa que se trata solo de pura propaganda: “Con el mismo argumento se introdujeron las desregulaciones de los últimos diez años, así como las reducciones impositivas que nos cuestan 50.000 millones de euros años tras año”, remarca el experto. “Es por eso que falta dinero para modernizar la infraestructura”.

Infraestructura e impuestos

Al menos en un punto ambos economistas están de acuerdo. Según ellos, Alemania necesita una infraestructura moderna y de buen nivel, ya sea en los medios de transporte, la energía, la investigación o la educación. Pero la armonía se acaba al tocar el tema de la financiación. Aumentos en los impuestos, como planean el Partido Socialdemócrata (SPD) y Los Verdes, serían, según Hüther, el peor error que podría cometer el nuevo Gobierno federal. “Los aumentos impositivos no encajan en el contexto actual. Cuando se crean puestos de trabajo, entonces comienzan a fluir los impuestos, y eso se hace notar en las arcas fiscales y en los aportes sociales”.

En resumen: también en la economía todo depende de la visión que se tenga de la realidad. El resto es cuestión de intereses y objetivos. Los alemanes tienen la posibilidad de decidir qué tipo de sociedad quieren en las elecciones generales del próximo domingo, 22 de septiembre.

Autor: Andreas Becker/ CP

Editora: Emilia Rojas